Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 3 de abril de 2011

331.- BEATRIZ ROS


Nació en Málaga en 1984. Estudió Fotografía Artística y Bellas Artes en Málaga.
Poemarios: De cómo descubrí que seguía viva, publicado por La Bella Varsovia.
[I Premio poesia Joven Pablo Garcia Baena]





Infusión

Lo más terrible de todo
fue empezar
tomándonos un té
(con lo que me gusta)
No sé qué marca
pero siempre ardía
tuve que esperar mucho
hasta poder beberlo
tiempo
para que me dijeses cosas
que solo se pueden tragar
con ayuda de un té
como el que me ponías delante
Ese invierno
bebí té todas las tardes
te vi
todas las tardes
Hacia el verano,
y eso es lo terrible,
me vi comprando tila
en las tiendas que no cierran



'De cómo descubrí que seguía viva', de Beatriz Ros


De cómo descubrí que seguía viva

Voy a decirte algo muy importante:

El corazón está situado
justo en el centro del pecho
se piensa que está más a la izquierda
porque el lado izquierdo late más fuerte

Lo he leído en una enciclopedia






Naftalina

Este verano se propone
ordenar la palabra quizás
y que se siente en el sofá
a nuestro lado como
una real, posible, presente
duda.
Un no sé, un silencio que se nos escapa
por debajo de las puertas
hasta llenar la casa entera
y conversar con el ruido del ventilador.

Los abrazos y el olor a sudor,
lo nuestro,
la primera persona
del plural:
nosotros guardados
para tiempos mejores

Menos mal que te dejé
un mensaje entre los guisantes
y los filetes de merluza congelados:
Volveré a quererte en invierno
porque el frío obliga,

Y
volverás a querer quitarme
los leotardos de las piernas.





TENGO UNA SOGA LÉXICA.
Una emboscada morfológica.
Un nudo en la garganta.
¿Como decirte tanto?
No es suficiente un espacio
como el de mi boca.

Mis palabras ya pensaron convertirme
en una salida de emergencias,
hacer sonar la alarma
y correr hacia tus oidos
mientras los ojos gotean.
Yo decido todos los dias comerte
tras la emboscada,
en un intento caníbal de evitar
que puedas escucharlas.
Porque hay tanto, tanto,
que se desborda.



(De cómo descubrí que seguía viva,
publicado por La Bella Varsovia).






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