Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 30 de julio de 2011

655.- PEPITA TOMÁS MONTERO


Pepita Tomás Montero
Nace en Puente Genil (Córdoba) el 5 de diciembre de 1924 y fallece en Écija el 1 de junio de 2009. Con cinco años de edad se traslada a Écija al tomar posesión su padre, teniente de la Guardia Civil, de la comandancia del cuartel de aquella ciudad. Por razones de trabajo de su marido, marchan en 1967 a El Carpio donde residen hasta 1980 y donde nace el séptimo y último de sus hijos.
En 1984 es designada Académica de Número por la Real Academia Vélez de Guevara de Écija, ciudad que la nombraría Hija Adoptiva en 1999 por acuerdo unánime del Pleno del Ayuntamiento. Conferenciante y pregonera en numerosas ciudades españolas, es Madrina de Honor de la Casa de Écija en Cataluña y está en posesión de la Medalla de Oro de la ciudad de Mérida (Yucatán, México). Fundadora del grupo Hontanar de Poesía, autora de varias obras poéticas y coautora del libro 275 biografías de ecijanos ilustres entre otras publicaciones, la última de las cuales, Desde las riberas del Genil, ha sido publicado por el Ayuntamiento de Écija en 2001. En 1988 fue homenajeada por el Ateneo Casablanca de Cultura Popular de Córdoba que le otorgó la Fiambrera de Plata. En 1994 la Asamblea General del Ateneo de Córdoba del que fue Socia fundadora, la nombró Ateneísta de Honor.




IN MEMORIAM

¡Llorad! torres ecijanas
con ese llanto tan vuestro
voz de metal lastimera
y pena de bronce añejo.
¡Llorad! que murió Manuel
¡ay! dolor Manuel Romero.
Murió cuando el sol bruñía
una mañana de Enero,
y se quedó en su ventana
ante sus ojos ya secos…

¡Cómo lloraba la gente
mujeres, niños y viejos!
¡Cómo cantaban los ángeles
en el recinto del cielo!
pregonando su llegada
con laurel, mirto y romero
con alfombras, con timbales;
trono en rojo terciopelo
donde se sientan los santos
cuando Dios está con ellos.

Murió como muere un hombre
cuando llega el sufrimiento
él que fue como un apóstol
en mitigar los ajenos;
y hacer de su profesión
una entrega y ministerio.

Nunca Écija mostró
más dolor y abatimiento
en esa mañana fría
y luminosa de Enero.

¡Doblad! campanas llorando
como llora el pueblo entero
porque Manuel, flor y nata
de hombre y de caballero,
nos dejó desamparados.
Y a cuestas con su recuerdo:
nos quedará su sonrisa
sus palabras de consuelo
su vespa, su mano amiga
¡ay! dolor Manuel Romero.

Que si los ángeles cantan,
esperándolo en el cielo
también, se muere algún ángel
cuando muere un hombre bueno.

[Desde las riberas del Genil.
Poemas Ecijanos.Op.cit:24.]




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