Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 18 de noviembre de 2011

1024.- MOSHEH IBN EZRA


MOSHEH IBN EZRA

Moses ben Jacob ibn Ezra (en árabe, أبو هارون موسى بن يعقوب ابن عزرا, en hebreo, משה בן יעקב הסלח אבן עזרא) conocido como ha-Sallah, «escritor de penitencias» (Granada, entre 1055 y 1060 - después de 1138), fue un rabino, filósofo, lingüista y poeta judío andalusí.

Vinculado con Abraham ben Meir ibn Ezra, y discípulo de Isaac ibn Ghiyyat, Ibn Ezra pertenecía a una de las familias más prominentes de España. De acuerdo con Isaac Israeli, tenía tres hermanos, Isaac, José, y Zerahiah, quienes fueron todos distinguidos eruditos.

Obras

Su "Arugat ha-Bosem" está dividida en siete capítulos:
observaciones generales acerca de Dios, el hombre y la filosofía;
la unidad de Dios;
lo inadmisible de aplicar atributos a Dios;
lo inapropiado de dar nombres a Dios;
movimiento;
naturaleza;
intelecto.

Las figuras citadas por Ibn Ezra en su obra son Hermes (identificado con Enoch), Pitágoras, Sócrates, Aristóteles, Platón, (pseudo-)Empédocles, Al-Farabi, Saadia Gaon, y Ibn Gabirol.

El "Kitab al-Muḥaḍarah wal-Mudhakarah" llegó a ser mucho más famoso. Se trata de un tratado de retórica y poesía, compuesto según las bases del "adab" árabe, siendo el único de su tipo en la literatura hebrea. Fue escrito a petición de un amigo, el cual le había hecho ocho preguntas acerca de la poesía hebrea, las cuales se corresponden con cada uno de los ocho capítulos de la obra.
Los cuatro primeros tratan de la prosa y sus escritores, de la poesía y sus poetas, y del don natura para la poesía que tienen los árabes, el cual él atribuye al clima de Arabia. Concluye el cuarto capítulo diciendo que, salvo en muy raras excepciones, las partes poéticas de la Biblia no tienen métrica ni ritmo.

El quinto capítulo comienza con la historia del establecimiento de los judíos en España, la cual, de acuerdo con el autor, comienza durante el Éxodo, ya que la palabra, "Sefarad" usada por el profeta Obadiah (verso 20) significa "España". A continuación, la descripción de la actividad literaria de los judíos españoles, nombrando a los autores más importantes y sus obras. En el sexto capítulo, el autor cita varias máximas y describe la condición intelectual general de su época. Desprecia la indiferencia mostrada por el público hacia los eruditos. Esta indiferencia, declara, no afecta a su personalidad; aunque no se cuenta entre aquellos que han sido mal tratados por el destino, ha experimentado la buena y la mala fortuna. Por otra parte, no posee pretensión alguna de reconocimiento público gracias a que ha sido dotado con la virtud de la contención y la moderación.

En el capítulo número siete, el autor discute la cuestión de si es posible componer poesía en sueños, como algunos autores dignos de confianza han hecho. El octavo capítulo está dividido en dos partes, la primera relacionada con todo lo que tiene que ver con la poesía y los poetas, y, la segunda, describe en veinte párrafos, todo aquello que tiene que ver con los tropos, las figuras, y otra formas poéticas.

Su poesía

Ibn Ezra es considerado por muchos judíos como el mejor poéta hebreo. Sus poemas seculares se recogen en dos obras: en Tarshish, y en la primera parte de su Diwan.

El "Tarshish" está dividido en diez capítulos, cada uno de los cuales se divide siguiendo un orden alfabético. Está escrito siguiendo el estilo árabe de poesía llamado "tajnis," el cual consiste en la repetición de palabras en cada estrofa, pero con un significado distinto en cada repetición. El primer capítulo está dedicado a cierto Abraham (con toda seguridad, no se trata de Abraham Ibn Ezra), cuyos méritos son exaltados siguiendo un estilo oriental. En los nueve capítulos que restan se discierne acerca de: (cap. ii) el vino, el amor y las canciones; (iii.) la belleza de la vida en el campo; (iv., v.) el mal de amores y la separación de los amantes; (vi.) amigos infieles; (vii.) la vejez; (viii.) vicisitudes de la fortuna, y la muerte; (ix.) la fe en Dios; (x.) la gloria de la poesía.

Como otros grandes poetas de su época (entre los que se cuentan grandes rabinos y eruditos de la época, líderes de la comunidad como Ibn Gabirol, Semuel ibn Nagrella o Yehudah Halevi), ibn Ezra cultivó la poesía homoerótica, género que era habitual tanto entre los poetas hispanohebreos del «Siglo de Oro» de la literatura hispanohebrea como entre sus coetáneos musulmanes.

Poesía sacra

La mayor parte de las 220 composiciones sacras de Ibn Ezra se encuentran en el majzor, el tradicional libro de oraciones judío para el Yamim Noraim, el Rosh Hashanah (Año Nuevo judío) y el Yom Kipur (Día del Perdón). Estos poemas de penitencia, o selichot, le valieron el apelativo de HaSallach.
Su intención es invitar al hombre a buscar en su interior, representando la vanidad de la gloria mundana, la desilusión que debe ser experimentada por los hedonistas, y el inevitable juicio divino. Avodah, que forma parte de la obra, ha sido hábilmente elaborada, y, su introducción, es parte del mahzor portugués. A diferencia de sus predecesores, Ibn Ezra comienza su narración de la historia bíblica con la entrega de la Torá, no con la creación de Adán.
El piyyuttim que sigue al texto de la mishná del servicio del Templo, especialmente el piyyut, "Feliz es el ojo que lo contempló", son considerados como piezas de considerable belleza.



Moshe ibn 'Ezra: Poemas
Rosa Castillo. Madrid

Boletín Hispánico Helvético, volumen 9 (primavera 2007).
Los poemas que a continuación se presentan forman parte del
volumen titulado Antología poética, traducido y editado, en edición
bilingüe, con un estudio preliminar por la profesora Rosa Castillo
y publicado por Ediciones Hiperión.



La palomilla que anida en la copa de un árbol
del jardín de las especies
¿por qué llora?
¿Acaso el torrente le niega sus aguas
y la rama de la palmera su sombra?
Sus pequeñuelos a su lado gorjean
y ella de su boca les enseña su canción.

Llora, paloma, por el errante viajero
y por sus hijos ausentes,
que él sabe que no hay quien les dé de comer;
no encuentra quien haya visto sus rostros
y no puede a nadie por ellos preguntar,
si no es el nigromante o agorero.

Gime por él, paloma, y lamenta su destierro,
y no despliegues ante él alegría ni canción,
mas préstale tus alas
para que pueda a los suyos volar,
y se alegre al tocar el polvo de la tierra.

(de Poemas del destierro)




Amigos, bebed conmigo, junto a la tierra mojada
y el bosque helado,
vino rojo en copas de ónice
que es fuego atrapado en el invernal granizo.




Toma, Ofra, de mi mano la copa,
no la llenes de vino
sino de la luz de tu rostro;
que el licor que en España hoy escanciemos
lleve nuestro nombre a lejanas tierras.

(del Libro del collar




Duros son, como el granizo, los besos de mi amada
pero prenden y arden en mi corazón;
sus mejillas son como lirios
que guarda su mata de pelo
cual serpiente.




Vuela la noche en compañía de la amada
como si látigo o espuela la hicieran correr,
y es larga la noche de su separación
como si riendas y freno tuviera.




Yo vi en la tierra mansiones,
casas de marfil, palacios de altas techos,
columnas sobre plintos de cristal
y moradas espaciosas rebosantes de cosas bellas.
Pero en un instante sólo vi un montón de ruinas:
las moradas deshabitadas, los palacios derruídos.
Dime, ¿dónde están aquéllos que los construyeron
y habitaron?
¿Dónde están sus almas y dónde sus cuerpos?
¿Qué puede el hombre esperar si no es la muerte
con sus ojos fijos en el más allá,
como si el tiempo fuera el pastor,
la muerte el cuchillo
y la humanidad el cordero?

(de Vanidad del mundo y brevedad de la vida)





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