Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 7 de diciembre de 2011

1061.- ANTÓN DE MONTORO



Antón de Montoro (¿Montoro, Córdoba,? c. 1404 - Córdoba, c. 1483), fue un poeta satírico judeoconverso del siglo XV perteneciente a la lírica cancioneril.
Vivió durante los reinados de Juan II y Enrique IV y, aunque hay quien dice que falleció en 1477, alcanzó a ver los primeros años del reinado de los Reyes Católicos. Hijo de un judío orfebre ambulante, era aljabibe o ropero , esto es, sastre, humilde oficio que no dejaron de recordarle los poetas rivales tan asiduamente como su estirpe judaica y ser converso él mismo; incluso se burlaron de ello otros poetas judeoconversos, como Juan de Valladolid, Rodrigo Cota, el comendador Román o Juan Agraz, a los que respondió violenta y jocosamente. Por el contrario, otro converso, el gran Juan Álvarez Gato, lo elogia. Fue protegido por Pedro Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, más conocido como Pedro de Aguilar. Tras la muerte de este, su hijo Alonso de Aguilar, hermano del futuro Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y alcalde de Córdoba, Antequera y Alcalá la Real, le dispensó una protección similar. Tuvo relación con grandes poetas nobles de la Escuela alegórico-dantesca, como el marqués de Santillana y Gómez Manrique, e imitó incluso al más grande de todos ellos, Juan de Mena, en unos pocos poemas de arte mayor. Vivió buena parte de su vida en Córdoba, donde ejerció su profesión, y residió en los barrios de San Andrés y Santo Domingo, conocidos núcleos conversos de dicha ciudad.
Formó parte de los poetas de cancionero y, en las 164 composiciones que nos han quedado de él, cultivó todos los temas (lírica de amor cortés, de burlas -en la que destacó especialmente-, satírico, obsceno, de elogios, de circunstancias, devotas) e intervino en polémicas poéticas, por ejemplo defendiendo a las mujeres de los dicterios que contra ellas escribió Pere Torrellas. Sus primeras composiciones datables se remontan a 1448, cuando redacta "Oh cama, de nuevos de ver girifaltes", un complejo poema de arte mayor donde denuncia a los responsables de la muerte de los dos hermanos comendadores. Los últimos poemas, también de tema político, son las tres extensas composiciones que produce entre 1473 y 1474 tras los motines anticonversos o pogromos de Córdoba y Carmona en los que protesta ante Enrique IV, Isabel la Católica y Alfonso de Aguilar, por las persecuciones de que es víctima su grupo. Solicitó piedad a los Reyes Católicos durante las persecuciones de judíos producidas a finales de siglo y se obsesionó profundamente con la situación de los judíos y judeoconversos. En su composición "Montoro a don Alonso, cuando la destrucción de los conversos en Córdoba" refiere los hechos reales sucedidos en Córdoba durante la Semana Santa de 1473, cuando durante tres días se produjo un pogrom de judíos y conversos del que él pudo escapar. No sería su única composición inspirada en hechos reales, ya que en 1448 había escrito el poema "A la muerte de los dos hermanos Comendadores", una elegía acerca del asesinato por parte de Fernán Alonso, Veinticuatro de Córdoba, de su esposa Beatriz de Fiñestrosa, dos de sus criadas y dos Comendadores de la ciudad.
Otorgó testamento en 1477, pero murió entre 1483 y 1484 en la época de Isabel y Fernando, después que Sixto IV firmara la Bula de la Inquisición y el Tribunal del Santo Oficio se instaurara en Córdoba.







A Una Señora Muy Hermosa

No lo consiente firmeza
ni lo sufre la piedad:
combida con la belleza
y despedir con la bondad.

Como los descaminados
siguen a tino de lumbre,
así ban los livertados
a vos dar su servidumbre;
y apenas vuestra belleza
les ha dicho: "Reposad”,
cuando les dice nobleza:
"Andad, amigos, andad.”









Al Ropero De Córdoba

¡O, Ropero amargo, triste
que no sientes tu dolor!
Setenta años que naciste
y en todos siempre dixiste:
«ynviolata permansiste»
y nunca juré al Criador.
Hize el Credo y adorar
ollas de tocino grueso,
torreznos a medio asar,
oyr misas y reçar,
santiguar y persinar,
y nunca pude matar
este rastro de confeso.







Amor Que Yo Vi

Amor que yo vi
por mi pesar
quiero olvidar.

Mi coraçón se fue a perder
amando a quien no pudo aver.
Se lo pedí
mi mal buscar,
¿dó lo hiré fallar?

Por se perder cuitas le dan,
et puso a mí en tal afán,
que bivo así
sin le cobrar
por le contentar.

Allí do piensa bevir
faze a mi solo morir.
Mas pues allí
piensa durar,
débolo dexar.









Canción a una mujer que traía grandes caderas
Antón de Montoro

Gentil dama singular,
(…) mesuráos en vuestro amblar,
que por mucho madrugar
no amanece más aína.
Las nalgas baxas, terreras,
mecedlas por lindo modo,
poco a poco, y no del todo
el traer de las caderas;
y al tiempo del desgranar
que el hombre se desatina,
mesuráos en vuestro amblar
que por mucho madrugar…







   Epigramas

   A Miguel Durán 

Enfermó Miguel Durán 
De bever tinajas llenas, 
Sin potajes ni sin pan: 
Por el barvero le van 
Que le sangre de las venas 
Con sus malos apetitos, 
Hállanle las venas duras; 
Cuexcos de uvas y mosquitos 
Sallen por las sangraduras.


Respuesta a la invitación del corregidor Dávila para que jugase cañas.


¿No jugais, buen cavallero? 
—Dias ha que non jugué, 
Si querés saber por qué; 
Porque só muy lastimero. 
Todo lo tengo e non feo, 
Que non me falta pedaço, 
Salvo cavallo e arreo, 
Piernas, coraçon et braço.


Habiéndole prometido D. Pedro de Aguilar un prisionero que no quiso entregarle el alcaide que lo tenía, sin que pagara Montoro el carcelaje, presentóse éste a D. Pedro, diciéndole:


Non vos vengo con querellas 
Nin las rescibais de mí; 
Mas las gracias que vos dí, 
Buen señor, vengo por ellas.
[p. 87] Vencedor el mismo D. Pedro del Castillo de Ortexicar, entró en Córdoba muy secreto: súpolo el Ropero y le dirigió estos versos:
Nunca vi tal en mi vida!... 
Otros, e quiça fengido, 
Façen un grande sonido 
Vispera de su venida. 
E vos, digno de honorosa 
Fama, ¿avés tal deleite? 
Mas despues pienso otra cosa: 
Que para dama fermosa 
¿Qué necesario es afeite?


Más picante y sarcástico, más despiadado e incisivo con Juan de Valladolid «que fingía de coplear e traia un saco de colores» lanzaba contra él los siguientes:

Desid, amigo, ¿soys flor, 
Obra morisca de esparto, 
O carbanque o ruiseñor, 
Gallo, o martin pescador, 
O mariposa o lagarto?...


Blanco do sus burlas fué también el trovador Juan de Marmolejo; tildándole de borracho, decía:



Guardas puestas por Conçejo, 
Dexadle passar e que entre 
Un cuero de vino añejo 
Que lleva Johan Marmolejo 
Metido dentro en su vientre: 
E pasito, non reviente.


Condenando el mismo vicio en una viuda, su vecina, escribía:


La viña muda su foxa 
E la col, nabo e lechuga, 
E la tierra, que se moxa, 
Al otro día se enxuga. 
E vos todo el año entero 
Por tirarme allá essa paxa, 
A la noche sóes un cuero, 
E en la mañana tinaxa.


[p. 88] De sí propio decía, aludiendo a su oficio de sastre:


Pues non cresce mi caudal 
El trobar, nin da más puja, 
Adorémoste, dedal, 
Gracias fagámoste, ahuja.


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