Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 3 de abril de 2012

1172.- PAULINO GONZÁLEZ JIMÉNEZ



PAULINO GONZÁLEZ JIMÉNEZ. (La Puebla de los Infantes, SEVILLA. Murió en el año 2010)
Estudia, primero, Magisterio por enseñanza libre y, posteriormente, Filosofía y Letras en la Universidad Hispalense.
Su obra literaria la componen, entre otras, las siguientes:
- ¿Qué quieres ser? Premio “Prima Luce” 1968.
- Alrededor de mí. Accesit al mismo Premio “Prima Luce” 1967.
- Voz del pueblo (Antología de Sevillanas) Sevilla 1991.
- Copla a copla.
- Pretérito imperfecto. Poesía. Sevilla 2003.
- Los papeles perdidos de Isaac del Vando.
- Etc., etc.



Las sevillanas visten luto por Paulino González 
y homenajes en la Feria
Por JOSÉ LUIS MONTOYA 

No sé cuántas decenas de miles de veces, pero seguro que muchas, se habrán escuchado en las casetas de la Feria de Sevilla las sevillanas que a lo largo de su larga trayectoria poética escribió Paulino González Jiménez, para Los Rocieros, Los Romeros de la Puebla, Pepe Peregil y tantos y tantos otros cuya relación sería imposible reflejar aquí; porque Paulino ha sido uno de los letristas más importantes que ha dado el género, no sólo por la cantidad, sino igualmente por la calidad y el sentimiento de lo que escribía, y si como prueba vale un botón, en el recuerdo imperecedero están aquellas «Sevillanas del desamor» («Si me enamoro algún día me desenamoraré, para tener la alegría de enamorarme otra vez»), que a ver quién no la ha cantado, o al menos tarareado, alguna vez.
Y a mi vez escribo yo hoy de Paulino porque, crueldades de la vida... y de la muerte, nos ha dejado para siempre y precisamente en las vísperas de esta Feria hispalense en la que tantas de sus sevillanas se han escuchado y bailado a lo largo de los años, esas sevillanas que, como santo y seña que son de nuestra universal fiesta, se han vestido de riguroso luto por la marcha del poeta del desamor, cuyo cadáver fue trasladado ayer desde Sevilla —donde residía— a su pueblo natal, La Puebla de los Infantes, donde recibió cristiana sepultura.





ALDEANA


Un concierto de esquilas tintinea
en el malva encendido de las calles:
Son las cabras que vienen de los valles
mientras el sol se oculta tras la aldea.


La luna se ha subido a la azotea
salpicando la plaza de detalles.
Los amantes cogidos de los talles
huyen porque la luna no los vea.


En la olvidada fuente suena el chorro
más fuerte sin rumor de lavanderas.
Unos niños allí juegan al corro.


…Y huele a nardo y a melón maduro,
a jazmín, a limón y enredadera
desde el misterio de un zaguán oscuro.






BRINDIS


Se renovó la cal: Maduró el trigo.
Volvieron los ausentes paso a paso
y floreció el reencuentro y el abrazo
con una vieja torre por testigo.


Es hora de beber con los amigos
que vienen a soñar. Llena ese vasos
que hay que brindar mil veces por si acaso
no pueden otra vez brindar conmigo.


…Y luego ya borrachos de ilusiones,
borrachos de amistad, los corazones
abrirán sus ventanas y sus puertas


para gritar borrachos de cariño
el grito que aprendimos desde niños:
¡Viva y viva la Virgen de las Huertas!








CADA OLIVO


Nací donde de olivos se platea
la línea circular del horizonte.
Hay verde-gris de plata por el monte
y plata verde-gris por donde sea.


La rosa de los vientos se marea
y se vuelve veleta multifronte
cuando por ver paisaje se remonte
al castillo, la torre o la azotea.


Y cada olivo es un crisol de plata
donde el fruto esmeralda se amorata
en un sabio proceso sempiterno.


Y cada olivo junto a cada olivo
vive y transmuta plata en oro vivo
en la secreta alquimia del invierno.








CAPEA


Unas ruedas de carro en una rueda
como un gran girasol de girasoles
con corona de palmas y de oles
y con nimbo de turbia polvareda.


Una moneda de oro de monedas
perdida por los pueblos españoles
-juego antiguo de sombras y de soles-
con aromas de trigo y alamedas.


Plaza con palcos y sin graderío
ruedo informal cromático y sonoro
anillo para el grito y el asombro.


Redondel donde ayer el pueblo mío
entre vino y valor jugaba al toro
y hasta sacaba su ilusión a hombros.








JUEVES SANTO


Tiene el atardecer un raro encanto.
La brisa tiembla tibia de saetas,
de oraciones, de incienso, de trompetas,
de claveles de risas y de llanto.


...Ha pasado una virgen con su manto.
...Un Cristo viene muerto entre violetas.
Nazarenos, mantillas, siluetas
de torres sin campanas. Jueves Santo.


Huele a lirios cortados y a sagrario.
El son de la matraca baja y sube
desde las espadañas al calvario.


...Y el azul se hace negro terciopelo.
Las estrellas se asoman tras la nube,
los corazones miran hacia el cielo.








MADRUGADA


Hoy viernes no hay campanas en la torre
pero a su pie solloza la matraca
su llanto de madera, hueca, opaca,
y su eco de una calle a otra corre.


Sale la lenta procesión y sube:
...El Nazareno en túnica morada,
detrás la Dolorosa con su espada.
De niño yo también tras ella anduve.


...El Pozo, la Amargura, calle Llana...
...Rumor de pasos, estandartes, lirios...
Una saeta corta la mañana


que al amanecer es una herida.
Y el Nazareno entre morados lirios
da en la Plazuela la tercer caída.








PLAZA


Plaza del pueblo: sobrio monumento
sin fuentes ni arriates amarillos.
Taller de frescas risas de chiquillos
portada sin color de un viejo cuento.


Rectángulo de sol y de cemento.
Sala de estar con bancos de ladrillos
donde se dieron cita mil sencillos
corazones en flor. Lecho del viento.


Plaza del pueblo. Corazón. Latido.
Despedida y adiós a los difuntos.
Arco triunfal para el reciennacido


Naranjal que en acacias se despierta.
Balcón donde lloramos todos juntos
viendo salir a la Virgen de la Huerta.








RIO (Retortillo)


Como pájaro líquido serpea
entre fresnos y rocas su revuelo,
verde y blanco de espuma a ras de suelo
que al remansar con el cielo se azulea.


Espejo de los ciervos en pelea
y del sediento jabalí en celo,
espejo que se torna en espejuelo
de peces platioro en asamblea.


Ciñe el coto, la presa y el molino,
quejigo con taraje en su camino,
mastranzo, adelfa y junco en su murmullo.


…Y yo le digo adiós desde la orilla
cuando se va entre Córdoba y Sevilla
porque Guadalquivir va a hacerlo suyo.








PROHIBIDO CARNAVAL


Estaba oficialmente prohibido
el carnaval y el pueblo a su manera
se saltaba la ley a la torera
de callejón a esquina perseguido.


Disfraz de hombre-mujer en confundido
travestismo ancestral con chocarrera
cornamenta el bozal y la arriera
comparsa de cencerros. Todo era


antigualla, color, gritos, metales.
Junto a un soldado el fraile y la beata
entre sombrillas


Se me borran aquellos carnavales
con cántaro el domingo de piñata
que yo he entrevisto apenas una vez.






TORRE


Mi torre, como un espía
sobre vuelos de palomas,
hace siglos que se asoma
para ver la lejanía.


Apuntando siempre al sol
igual que una aguda flecha
es maciza pero estrecha
su alma de caracol.


Corona su chapitel
una veleta en el fiel
de los vientos y el lucero.


Yo, escuchando sus campanas
soñé, más de una mañana,
de niño ser campanero.






VALS


Labios de corazón. Chaquetas blancas.
Colgaduras. Banderas. Farolillos.
Por sus cuatro costados la caseta
se abre a cuatro horizontes de abanicos.


Pregones y silbidos. Humaredas.
Lentejuelas, crespones, lazos, moñas
columpian su esplendor en una nube
entre olores de anís, sudor y nardo.


En el acordeón un vals marchito
agoniza revive entre estertores,
resoplidos y estruendo de charanga.


Es el vals de las olas. Vals eterno
que las parejas aun valsan y valsan
en la vieja caseta del recuerdo.










I


Llora un niño con desgarro:
-¡Mamá, quiero una alcancía!
Humo negro. Pasa un carro.
Mediodía.
Huele a eucaliptos y a barro.
Calle de la Alfarería.


II


La niña salta a la comba
-blanca enagua, lazo blanco-
mientras el agua en la bomba
solloza junto al barranco.
Calle de empedrada cuesta
en donde para la fiesta
se agorna un balcón grandioso.
No hay pozo en la calle esta,
pero es la calle del Pozo.


III


Los gatos se soliviantan.
...Por la Zahareta arriba
una voz pregona y canta:
-¿Almejas, sardinas vivas!...
La Taranta.


IV


Con olor a pan y a jara
era calle y era senda
misteriosa, antigua y rara
como una vieja leyenda.
...Y leyenda era su nombre
de resonancias tremendas:
La calle de Matahombres.


V


Cuando por los azulejos
la torre se vuelve de oro
chillan al sol los vencejos.
Plaza de la Iglesia. El coro
ensaya su cantar viejo:
-"Cual avaro su tesoro..."
Tardeanochece a lo lejos.


VI


La calle del Cura escala
un irritante jolgorio
de niños enhoramala.
Y en alegre martingala
-solemne y declamatorio-
entre la infantil rehala
va subiendo Territorio.


VII


Amarilla de mañanas
la calle Ancha se olvida
por la estampas lejanas
de mi memoria perdida.
Calle que es como una herida
ancha por mi sentimiento.
Calle Ancha: Muerte. Vida.
Calle de mi nacimiento.



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