Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 24 de mayo de 2012

1322.- LORENZO LEAL Y RAMÍREZ ARIAS



Lorenzo Leal y Ramírez Arias (Lebrija, provincia de Sevilla, 1860 - Quintanilleja, provincia de Burgos, 1891), periodista, novelista y poeta español.

De humildes orígenes, logró con su trabajo literario el unánime reconocimiento. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Sevilla junto a su amigo Joaquín Hazañas y la Rúa (1862 - 1934). Su novela La Soñadora (1884) fue premiada y tras ella escribió dos más que formaron una trilogía: Juan de Dios (1884) y Trabajos de Sisifo (1891). Publicó además Frescos de Andalucía (1889), Viruelas locas (1890), Minucia Literaria, Nostalgia... Se tradujo al inglés A fatal love (Chicago, 1893). Fundó El Cronista de Sevilla, que circuló hasta finales del siglo XIX, y dirigió El Guipuzcoano, periódico conservador de San Sebastián. Regresando a Sevilla, pereció en el choque de trenes habido en Quintanilleja (Burgos).
Su obra poética se desperdigó por distintas publicaciones, aunque preparaba una edición poco antes de su temprana muerte. Como poeta es considerado un seguidor de Bécquer, aunque mucho más amargo y negro y tan pesimista como Joaquín Bartrina; casi despreocupado del tema amoroso, aunque aparece en su obra con un carácter negativo. Escribió además novelas, relatos costumbristas y comedias. Entre sus sátiras destaca, según Mario Méndez Bejarano, Un vivero de sabios, publicada bajo el pseudónimo de "Pedro Sánchez", en que ataca la poca vocación cientírica del Ateneo de Sevilla trazando bajo nombres supuestos las caricaturas de sus componentes.
En esta tierra de ensueños, en este valle bendito, nació poco más de cien años, un ilustre paisano de nombre Lorenzo Leal. De él nos queda el recuerdo de una calle, la calle que lo vio nacer, la antigua calle Zamora. Pero lo que hizo Leal para dar nombre a una calle puede que a muchos se nos halla olvidado preguntar.

Leal fue el fundador de "El Cronista", periódico Sevilla que circuló hasta finales del siglo XIX y director de "El Guipuzcuano", diario vasco de corte conservador .

Fue un gran novelista y poeta y entre sus obras destacan: NOSTALGIA, UN VIVERO DE SABIOS, VIRUELAS LOCAS y FRESCOS DE ANDALUCÍA.

Lorenzo Leal fue uno de los miembros más jóvenes de la Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla, aunque no llegó a sentarse en un sillón porque murió a los 31 años. Leal compaginó sus estudios con el trabajo y fue así como pudo acceder a los estudios universitarios y obtener el título de licenciado en Filosofía y Letras. Fue también un hombre sensible a los problemas que azotaban a su tierra natal, LEBRIJA. Luchó contra el Caciquismo existente en la época y se enfrentó directamente a un cacique lebrijano, lo que le costó un atentado que narra PACHECO CATALÁN en su biografía sobre Leal con las siguientes palabras:

"Abominable hecho perpetrado una noche en la que el famoso escritor público se encaminaba, por la que hoy es calle IGNACIO HALCÓN, hacia el domicilio de Don Adolfo Morales de Farias, en la antigua de los mesones, acompañado de dicho señor, de los hermanos D. Jacobo y D. Miguel Gutiérrez Varela y de algunos amigos más, y que consistió en que al llegar el grupo a la altura de la calle Monjas, un exaltado del bando caciquil disparó casi a quemarropa sobre el desapercibido novelista un tiro de revólver que por fortuna no hizo blanco."

Nuestro paisano murió en uno de los accidentes ferroviarios más renombrados del siglo XIX en España. Ocurrió en Quintanilla (Burgos) el año 1891. La tragedia alcanzó a Leal cuando regresaba de San Sebastian a Sevilla para recibir el nombramiento oficial como miembro de las Buenas Letras sevillanas. Leal siempre recordó a Lebrija y la llamaba Villalinda. Villalinda es un pueblo rural, tranquilo y apacible con defectos en la población: La envidia, maledicencia, y la incultura.


Un ejemplo de los poemas que escribió Lorenzo Leal es este párrafo que pertenece a la obra que lleva por título NOSTALGIA:

En la cumbre de aquel cerro,
a la sombra de aquel tilo
¡Cuántas horas he pasado,
A solas con mi delirio!
¡Qué de ensueños de grandezas,
Los que tuve aquí de niño!


No hay comentarios:

Publicar un comentario