Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 22 de marzo de 2013

1465.- MATÍAS DE VELASCO Y ROJAS



MATÍAS DE VELASCO Y ROJAS 
MARQUÉS DE DOS HERMANAS
Escritor y poeta español nacido en La Habana, fue marqués de Dos Hermanas. Estudió la carrera de Derecho y ejerció durante varios años en Madrid. Fue autor de los libros de poemas Sueños, verdades y pasatiempos (1870) y Sonetos (1889). Compuso también las comedias tituladas Un tío como hay muchos y Promesa y donación, además del drama Boswel. En Madrid, en tres tomos, apareció, entre los años de 1872 y 1877, su traducción en verso de las obras de Shakespeare. Se le debe también el libro Pensamientos, máximas y aforismos de Shakespeare (1879).



SONETOS

POR D. MATÍAS DE VELASCO Y ROJAS, MARQUÉS DE DOS HERMANAS, CON UN PRÓLOGO DEL DUQUE DE RIVAS, DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA.

El Marqués de Dos Hermanas era conocido ya y estimado del público como literato y poeta, por la fiel, esmerada y elegante traducción de algunos dramas de Shakspeare, como son Otelo, El Mercader de Venecia y Julieta y Romeo; por estudios críticos sobre el mismo gran poeta y por algunas traducciones de sus composiciones líricas, y por un tomo de poesías originales, tituladas Sueños, verdades y pasatiempos.

El nuevo libro que el Marqués acaba de publicar viene, sin duda, en aumento de su buena reputación literaria.

Contiene más de 150 sonetos, bellamente escritos y divididos en amatorios, filosóficos y morales y descriptivos.

Los amatorios son, en nuestro sentir, los mejores. Hay en ellos idealismo bastante para que se adapte el asunto á la poesía, y realismo sano para que no sean tildados de sobrado metafísicos y petrarquistas. La dama que el poeta celebra y canta es real; las ternezas y requiebros del poeta son tan delicados como verdaderos, y todo aquel amor que los sonetos revelan es positivo y vivido, como se dice ahora.

Lo primero que debemos aplaudir en el autor, según observa el prologuista, Duque de Rivas, es su esmero y tino en la dicción, propiamente poética. Sus Sonetos son una protesta contra la absurda moda de la poesía prosaica y de los versos ramplones. Supongamos, y es mucho suponer, que en versos ramplones se dictan sentencias peregrinas, se descubren verdades muy hondas y se inventan novedades muy inauditas; y aun suponiendo todo esto, creemos que con los versos ramplones se desgracian, se avillanan, se afean y se ponen en ridículo las verdades, las sentencias y las novedades, y que es mejor, mil veces mejor, decirlo todo en prosa.

La poesía, si ha de ser poesía buena, no debe prescindir de su forma adecuada; la cual no consiste sólo en el metro y en los consonantes, sino también en la conveniente pulcritud y en la sencilla elegancia con que las palabras y las frases se conciertan y combinan.

Como esta condición imprescindible del arte de la poesía está cumplida por el Marqués de Dos Hermanas, el Marqués de Dos Hermanas es poeta, y buen poeta.

Sobre los grados de excelencia á que su poesía se eleve, y sobre la popularidad y resonancia que adquiera ó deba adquirir en el mundo, es harto difícil decidir. Para formular sobre ello un juicio, que pareciese acertado y que convenciese á todos, sería menester más largo estudio y más detenido y profundo examen que los que en esta nota podemos ofrecer.

Baste, pues, decir; que los Sonetos nos parecen bonitos, hechos con arte y con respeto al arte, é inspirados de veras por el amor: todo lo cual envuelve ya no corta alabanza, que es merecida, sin que la indulgencia ni la parcialidad amistosa concurran á acrecentarla.

Madrid, 1889







Lo que veo

   Yo miro el cielo azul y tras su esfera
velados mundos sueña mi ardimiento;
miro el sol que ilumina el firmamento
y hallar pienso más luz tras su lumbrera.

   Miro el mar y en fantástica quimera
del mar trasluzco el ámbito opulento,
y el monte miro, y sueña el pensamiento
los mil enigmas de la edad primera.

   Mas cielo y tierra y mar y sol brillante
no anuncian tanto a mi febril vehemencia
como anuncia el pudor de tus sonrojos.

   Pues hallo, si me fijo en tu semblante,
más mundos, luz, misterios y opulencia
tras los limpios cristales de tus ojos.


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