Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 31 de marzo de 2013

1539.- DIEGO TERRERO



Diego Terrero  (1830-1892) 

De este autor, nacido en Cádiz en 1830, sabemos de su existencia literaria en andaluz por su relación con el poeta y músico asturiano Teodoro Cuesta con el que mantuvo una buena amistad. Seguramente esta se forjó en Oviedo, en donde el matemático gaditano, autor de Lecciones de aritmética y de álgebra elemental ejercería de profesor, y más en concreto en el Círculo Mercantil e Industrial de Oviedo, en donde Terrero era el presidente de la sección literaria que organizaba quincenalmente una velada poético-musical y a la que asistía T. Cuesta, el poeta asturiano más popular del siglo XIX. Los dos amigos mantuvieron una “polémica” en verso sobre las excelencias de Asturias y Andalucía; uno en andaluz –Diego Terrero-, y otro en asturiano Teodoro Cuesta.

El pique poético-regional entre los dos amigos que mantuvieron en las veladas del Círculo, lo inició el gaditano en 1970 con una primera carta a la que no tardó en responder Teodoro, mejor poeta que el matemático. Con su respuesta, Teodoro ganó el reloj de oro que ofrecía como premio el Círculo Mercantil. De este cruce de cartas –la última de 1881- salió un pequeño libro que ha tenido bastante divulgación a través de la diferentes ediciones que se han hecho de él, tanto como foyeto aparte (como la que editó Ed. Tipografía Uría hermanos, Oviedo, 1907 o la edición Andalucía y Asturias : Polémica en los dialectos andaluz y bable, por Diego Terrero y Teodoro Cuesta; prólogo de Emilio Alarcos Llorach. Oviedo. Biblioteca Popular Asturiana, 1977) o dentro de antologías poéticas de Teodoro en las que se ha incluido un poema dedicado por Cuesta a Diego tras la muerte de este en 1892.

De una de estas hemos escogido los poemas que incluímos aquí: Cuentos de Xunto al fueu que incluye Andalucía y Asturies (polémica con Diego Terrero). Edit. TRABE. Oviéu 2003.





ANDALUCÍA Y ASTURIES

Diego Terrero y Tiadoro Cuesta.


                                   en 1870

                                     I
[ Diego Terrero ]

¿No estuviste hacia Zebiya
 arguna vez, camar
¿Nunca vizte la Girarda
de su hermoza catedrá?
Puez no haz contemplao la torre
 que hai maz digna d'admirá:
zi te dejaran caer
de lo maz arto, quizá
tardaríaz, y digo poco,
una zemana en bajar.

¿A Málaga nunca fuiste
ni a la vega é Graná?
Puez zilencio y punto en boca,
 no güervaz a ponderá
 d'Azturiaz las maravillaz,
 porqu'ezto no vale ná.
Zi miramos a loz campoz
d'aqueya tierra encantá,
mos queamos atontaos
al ver zu fertiliá;
zolo con er paraízo
ze la pue compará.

Ayí z'encuentra de tó,
ayí no hace farta ná,
y tó es dicha, y alegría,
placeres, feliciá,
y quiziera uno viví
por toa una eterniá.

Zi vieraz aqueyos díaz
en que zolemos bailá
y que ar zon de la guitarra
ze canta la zoleá,
laz malagueñaz, playeraz
o cuarquiera otra toná,
er mundo ze viene abajo,
y loz angeliyos van
a ezcuchar con atención
la múzica celestial.

Cuando eliges por pareja
arguna moza juncal,
en tocándola er fandang
la veraz pronto zartar,
y diraz, «ezto no ez baile,
ezto ze yama volar»;
pero aquí por ezta tierra
que yo yamo esgraciá,
con zapatos é maera
loz he vizto yo bailá,
y un tambor con una gaita
que da ganaz é yorá
ez la múzica zubrime,
qu'acoztumbran a tocá.

El valor d'aqueyos hombres
ez ya coza proverbial,
por cuarquier palabra mala
ze dan doz mir puñalás
y ze quean después tan frezcoz
como zi no hicieran ná.
Conque, cáyate, compare,
y arguna vez vete ayá
para ver aqueya tierra
qu'es la gloria celestial:
y cierra mui bien er pico,
pues zi te oyen jablá,
t'aseguro que a loz perroz
lez zirven pa merendar.



                   II

(Tioadoro Cuesta)

…………..

III

[ Diego Terrero ]

¿Qué ez lo que'ztaz ahí jablando
pa creticar a mi tierra?
Ante tó, haz de tené
muchízima é la pruencia,
porque no tolero yo
ze jable d'eza manera
d'aqueya antezala er cielo.

¿Lo haz entendío, tío Morciella?
¡Que zolo comen gazpacho
con arguna otra friolera,
y también muchaz naranjaz!
¡Por via é mi fortuna perra!
No zé cómo con mi genio
lo mezmo qu'er d'una fiera,
no te he jecho una tortiya,
de un trastazo, la moyera.

De aquer vino é Jerez,
de aquer delicioso néctar,
¿aónde lo encontraraz tú
en la tierra é la mizeria?
Eze vino é manzanas
ezterrao é la iglezia,
eze que lava laz tripaz,
que no emborracha y refrezca,
te lo guardaz, güen amigo,
pa qu'otro ze lo beba,
que pa enjuagá la garganta
ez mejor er agua frezca;
puez yo eztoy acostumbrao
a entrá en una bodega
de dos mir doscientas pipaz,
y marchar de prueba en prueba
hazta coger una turca
que deje er cuerpo zin penaz.

¡Cudiao que ze necezita
tener muy poca vergüenza
pa celebrar ante un púbrico 
loz picoz e laz monteraz!
Eza ezpecie é candilez
que yevan en la cabeza,
y que tendrán mucha gracia,
pero qu'a mi me revientan.

¿Aónde eztán ezas mujerez
tan guapaz, tan jechiceraz,
que tienen una garganta
qu'ez máz blanca que laz perlaz?
¿Zon ezas que tienen bocio
y que hay por Mierez y Lena,
toítaz yenaz é coyarez
pa taparze laz paperaz?
Puez amigo, zon graciozaz
las mujerez é tu tierra;
tú nunca vizte lo güeno
ni zabez lo qu'ez canela,
y por ezo encuentraz gracia
en una coza cuarquiera.

Conque chavó, lo repito,
procura tener pruencia,
y cierra mu pronto er pico
pa no apurar mi paciencia,
pues t'arrimo un puntapié
de cierto mó y manera,
que vaz a dar un pazeo
de mir miyonez é leguas.



En 1881

(Diego Terrero)

Ende que zalí d'Asturiaz,
eztimao amigo Cuesta,
canzao é correr er mundo
m'avenzindé en ezta tierra,
aonde reina la alegría
en unión con la riqueza.

Ninguno aquí ha conocío
lo qu'ez zentir una pena,
por ezo ya toa mi vía,
y cien vias que tuviera
las pazaría en ezta gloria
ezperando por la eterna.

Tenía penzao jace tiempo
escribirte cuatro letras
pa zaber zi tu zalú
ze conzerva mala o güeña,
o zi acazo te morizte
pazando jambre y mizeria.

Zi juera azi, ya lo zabes,
te cayas y no contestas,
y yo mandaré encendé
a un Zanto-Cristo dos velas
pol arma é un esdichao
que no tuvo una peseta
y a pezar de zu talento
ziempre vivió en la pobreza.

¡Dios querrá por mi fortuna
no zea verdá ezta zospecha,
y que t'encuentres muy güeno
por más que milagro zea!
Como zé qu'eres mi amigo
y por mí bien te interesas,
te contaré en dos palabras
lo que gozo en ezta tierra.

Me cazé va por seis años
con una linda morena
que tiene en lugar de ojos
dos luceros, dos centeyas,
que me partieron el arma
al verlos la vez primera.

Me ha dao ya cinco chiquiyos,
dos varones y tres jembras,
que han de zer lo más zalao
que en toíto er mundo ze vea.

Tengo tantos olivares,
tantos cortijos y haciendas,
que no zé yo los miyones
a que ascenderá mi renta:
zolo de vino mandé
embarcao pa la Inglaterra
entre pipotes y pipas
diez mir doscientos cincuenta;
ze cargaron treinta buques,
ocho vapores de ruedas,
quince fragatas de hélice
y siete barcos é vela:
de jigos, pasas, naranjas,
y aceitunas cordobesas,
tengo yo más armacenes
que hay calabozos en Ceuta.

Cuando jizo Dios er mundo
dicen que puzo ezta tierra
en er zitio preferente,
jacia su mano erecha,
y a Asturiaz la colocó,
como ez natura, a la izquierda,
por ezo la pobresiya
ziempre z'encuentra entre niebla
y el jermoso azul der cielo
muy rara vez ze presenta.

Dos años estuve ahí,
y zi no zargo m'entierran,
pues quedé en tan poco tiempo
más flaco qu'un arma en pena,
y ya me tienes tan gordo
que no cojo por las puertas.

Aquí eztá el río Guadalete,
cuya memoria ez eterna,
aonde Rodrigo perdió
la bataya más sangrienta
qu'en jamás de los jamases
puede haber en una guerra.

La perdimos, ez verdá,
no hai más que tener pacencia;
pero cuarquiera conoce,
hasta un chico é la escuela,
qu'a nozotros ze nos deben
de Pelayo las proezas,
pues zi la hubiéamos ganao
ze pue jacer una apuesta
a que Pelayo, pastor
del monte llamao Auseva,
estaría entretenío
toavía jaciendo calceta.

Me dijo un paizano mío
que fue a eza a comprar duela,
que eztabas en el Hospicio
administrando zus rentas:
las que tu adquieras con ezo
me las clavo en la cabeza.

Vente p'aquí, Teodoriyo,
qu'en mi cortijo é Utrera
tendrás doscientos cabayos
y más é trescientas yeguas;
vivirás en la abundancia
zin conocer la mizeria,
y ze dará a tu talento
er premio que ze merezca,
porque a mí, pa loz amigos
lo que me zobra ez hacienda.

Zi no quisieras venir,
por cuarquier causa que zea,
te mandaré un regaliyo
de los frutos d'esta tierra,
y podrás comer entonces
con toa tu parentela
arguna coza mejor
que las fabes con morciella.
Déjate de danza prima
y aprende a bailar playeras,
que zi eze baile entristece,
er nuestro anima y alegra.
Adiós, Teodoro del arma,
adiós, mi bien, adiós prenda,
y que Dios te dé los hijos
por docenas é docenas,
qu'ez una fruta qu'abunda
en eza picara tierra.
Recuerdos a tu muge
y que ze conzerve güena,
zabiendo tú qu'en er mundo
naide como yo t'aprecia.







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