Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 18 de julio de 2013

1750.- IBN AL-SABUNI ABU BAKR


IBN AL-SABUNI ABU BAKR 

(Sevilla, apróx 1169 - 1236).






REGALANDO UN ESPEJO

Te envío un espejo precioso: haz surgir en su alto horizonte tu rostro, 
luna de buen agüero.

Así apreciarás con justeza tu hermosura y disculparás la pasión 
que me consume.

¡Ay, con ser furtiva, tu imagen es más accesible que tú, más benévola 
y mejor cumplidora de promesas!










1749.- MUHAMMAD IBN UBÁDA AL-MALAQÍ



Muhammad ibn Ubáda al-Malaqí 
(España, MÁLAGA Al-Andalus, siglo XI)







"Moaxaja II"


El néctar del Edén,
zumo de flores
que yace en
los bosques,
lo cata el que de amor
está a merced,
y huye su sed
de golpe.


1

Tengo un amigo cuya
casa vigilan guardianes
para que nadie corte
las flores de sus arriates.
¡Oh huerto de deseos
que mil peligros embaten!
Viento del sur, te ruego,
pues ardo en duros afanes,
quiéraslo saludar
con soplo dócil
e impetrar
sus dones.
Ayuda al amador
que ve a su amor
por el temor
inmóvil.


2

Abu 'Amr, mi querido,
te juro por tu sonrisa
que está mi pecho lleno
de pena, sábelo aprisa.
O ten piedad, o dame
paciencia para que viva,
porque ya mi garganta
traspasan agudas viras.
¡Ay del que hirió cruel
flecha de amores,
que sembró
dolores;
que la muerte emplumó,
y, si atinó,
médico no
socorre!


3

Un ser esbelto y grácil,
igual que un lánguido ramo,
hace temblar mi pecho
cual la perdiz en el lazo.
¡Ay, bien sabía mi alma
el riesgo, pero fue en vano,
porque bastó con verlo
para olvidar los reparos!
Que no sirve el saber,
si amor te opone
a ese que
no pone,
por su mucha esbeltez,
ni cinturón
sobre un montón
de flores.


4

No he de olvidar, amigo,
cuando te dije al desgaire:
«Voy a engañarte como
al maestro el estudiante».
¡Bien te enfadaste entonces!
¡Con qué dureza me hablaste!
Me miraste con ojos,
que eran cual sables mortales,
como cierva gentil,
que atisba dónde
va a pasar
la noche
el cervatillo que
sale a pastar
y va n buscar
el brote.


5

Una moza que siempre
se queja de un desdeñoso
(¡ay de quien se confía
en el que nunca da apoyo!),
ardiendo ella de amores
y viéndolo duro y sordo,
cantó, pues su esperanza
en él reposa tan sólo:
Dueño mío Ibrahím,
oh nombre dulce,
vente a mí
de noche.

Muhammad ibn Ubáda al-Malaqí, incluido en Poesía de Al-Andalus (Asociación Andaluza de Profesores de Español Elio Antonio de Nebrija, Sevilla, 1999, varios trad.).







miércoles, 17 de julio de 2013

1748.- IBN AL-SAMIR


IBN AL-SAMIR 
     
Poeta y astrólogo en la corte de ‘Abd al-Rahmân II.

Desconocemos las circunstancias locales y temporales que envolvieron tanto su nacimiento como su muerte.

Sobre sus orígenes tenemos datos imprecisos, según nos lo confirma Elías Terés; imprecisión que comienza ya en la persona de su padre, Al-Samir ibn Numayr. Según unos era éste mawlà de los omeyas en Oriente, viniendo a establecerse posteriormente en la corte andalusí, donde permaneció hasta su muerte. De otro lado, se asegura que, después de haber estudiado en Córdoba, marchó a Oriente, se estableció en Egipto y allí murió.

Por lo que se refiere a nuestro Ibn al-Samir, ya de entrada nos encontramos que nos plantea problemas su nombre. Unos autores le llaman ‘Abd Allâh, otros ‘Abn al-Rahmân; con su apellido nos sucede lo mismo, debido a un pequeño problema de vocalización: para unos es Ibn al-Samir; para otros Ibn al-Simr; e incluso Ibn al-Faradî le hace natural de Huesca, mientras que Ibn Sa’îd le cree natural de Córdoba, y le llama <>.

No obstante sabemos ciertamente que fue preceptor de la poderosa familia de los Banû Abû ‘Abda, pero toda su vida se encuentra ligada a la del emir ‘Abd al-Rahmân II, con quien le unía una gran amistad que se remontaba a la infancia de ambos.

Tenía nuestro poeta un carácter tan agradable y dulce que ganaba el corazón de quienes le trataban; sería este modo de ser el que le granjearía la simpatía del príncipe ya en su tierna edad. Se dice que siendo aún ambos adolescentes, cuando todavía no había indicios claros de que ‘Abd al-Rahmân sería jurado heredero, Ibn al-Samir anunció a su amigo, por vía de una serie de consultas astrológicas, que había de obtener el trono de Córdoba.

Cuando sucedió realmente esto, el emir le colmó de favores y le asignó un doble estipendio: como poeta y estrellero. Alcanzó altos cargos en palacio y fue muy íntima su relación con el emir, como reflejan la mayor parte de los relatos conservados. Tomemos uno que nos sirva de ejemplo para documentar esta aserción: Ibn al-Samir se presentó un día en palacio ataviado con una vistosa túnica y una capa, ambas del ‘Irâk; comenzaron nuestros dos personajes a beber y, queriendo el emir burlarse de su amigo, le dijo, recordándole los pasados tiempos en que la penuria era el único capital de Ibn al-Samir:

- ¡Hola, Ibn al-Samir! Te has puesto una pieza de ‘Irâk sobre otra; ¿qué has hecho de aquella capita rapada, tejida con hilos tan bastos que parecían raíces y que te ponías para venir a verme cuando yo era niño?
- La he cortado –contestó rápido el poeta-, y he hecho con ella una albarda y unas cinchas para tu mulo tordillo.

Esta anécdota nos demuestra que la estrechez pasada había afectado tanto al uno como al otro, pues en realidad ‘Abd al-Rahmân sólo había poseído aquel tordillo al que se refiere el poeta, mejorando su suerte únicamente con la muerte de un hermano suyo, presunto heredero del trono.

En otra reunión cortesana el emir ‘Abd al-Rahmân, que era muy crédulo en lo que se refiere a la astrología, hablaba no obstante desdeñosamente de ella. Ibn al-Samir, que estaba presente y que era el mejor de sus astrólogos, según nos refiere Ibn Hayyân, saltó al punto y quiso demostrarle al emir la verdad de sus predicciones, pidiéndole que le pusiera a prueba…

Bien –le dijo el emir-, si adivinas por cuál de las puertas de este salón he de salir cuando me levante de aquí, entonces daré crédito a tu ciencia. Ibn al-Samir consultó al instante un horóscopo, y escribió sus deducciones en un pliego que se cuidó de sellar celosamente. El emir, entonces, hizo abrir una puerta justo tras el lugar en el cual había estado sentado, y salió por ella. Cuando abrió el pliego con las predicciones del estrellero, cuál no sería su sorpresa al ver que todo cuando había acontecido estaba plasmado en la predicción.

Refiriéndose a otra de las notas predominantes en la relación de ambos personajes, ‘Abd al-Rabbi-hi, en su Al-‘Iqd al-farîd, nos describe la solemnidad, el ceremonial, el protocolo que el emir había introducido en las normas palatinas; se nos relata, por boca del eunuco Nasr, cómo el emir, que se había irritado en cierta ocasión con sus comensales, ordenó que fueran borrados del registro de las dádivas (<>), y que no fueran reemplazados por otros nombres. No obstante, al cabo de unos días, añorándolos, le comunicó a Nasr que sentía nostalgia de ellos, a lo cual replicó el eunuco que ya habían sufrido un buen correctivo y que gustosamente los habría de mandar buscar, si el emir así lo deseaba. El monarca accedió ante tal propuesta: vinieron los poetas y en todos ellos se  notaba la tristeza en que les había sumido la ira del gobernante; se organizó la tertulia, pero la melancolía seguía siendo evidente. Entonces el omeya le preguntó a su esclavo que cuál era la causa de haber perdido sus antiguos amigos su tan estimada alegría. Replicó éste que sólo había una: que en ellos pesaba la ira que su señor les había demostrado. Ante esta respuesta, les concedió su perdón y les exhortó de nuevo a  la alegría. Ibn al-Samir, que estaba presente, se levantó de su asiento e improvisó los siguientes versos, dirigidos al emir:



¡Oh tú, que eres la clemencia de Allah sobre sus criaturas,
y cuya generosidad se desborda en todo instante!
¡Si rechazas la compañía de los pecadores,
muy pocos serán los hombres que puedan gozar de tu compañía!




Este relato es particularmente valiosos porque en él vemos declarada explícitamente la existencia de esa oficina o registro (<>) que el emir tenía organizada para pagar al coro de poetas que le rodeaba. También denota la anécdota la importancia que nuestro poeta poseía dentro de dicha cohorte de poetas y literatos.

Así mismo, Ibn al-Samir participaba, junto con su amigo, de todos los asuntos puramente políticos, pues sabemos que fue él quien dictó la inscripción que llevaba el sello oficial del emir, cuando aconteció que éste había perdido el que en un principio poseía. Nasr, que fue encargado por el soberano para la realización del nuevo sello, pidió consejo y ayuda a Ibn al-Samir, sobre la inscripción que había de imprimirse en él, a lo que el poeta respondió:




El sello del nuevo reinado
que refrendará las órdenes ante el pueblo,
será: ‘Abd al-Rahmân está satisfecho
con el decreto de Allâh.




El monarca omeya estimaba en mucho las dotes de improvisación de que hacía gala el poeta. Por ello, cuando en cierta ocasión en que había regalado a una de sus esclavas un collar valorado en una gran cantidad de dinares, uno de sus visires osó recordarle al emir el enorme gasto que ello implicaba, lo cual no agradaba mucho al emir, replicó:


¡ay de ti; la que ha de lucir esa alhaja es otra joya más preciosa que ella, más estimable, más digna. Si con estas piedras brilla su rostro y es su hermosura más grata a los ojos, también Allah creó joyas que brillan y cautivan los corazones! ¿Es que hay entre las joyas de la tierra, entre sus más estimadas presas, entre las dulzuras de sus mayores placeres y goces, cosa más agradable a los ojos, conjunto tal de perfecciones como un rostro en el que Allah acumuló todas las bellezas y que dotó con todos los atractivos de la hermosura?
Tras decir estas palabras, se volvió a nuestro poeta y le espetó con el siguiente verso:




¿Qué se te ocurre a ti sobre este asunto?
A lo cual replicó Ibn al-Samir:
¿Acaso se pueden comparar los rubíes y las perlas
a aquélla que aventaja en esplendor al sol y a la luna?
¿A aquélla cuya forma creó en el principio la mano de Allah
pues nadie sino El hubiera podido crearla?
¡Honra, pues, en ella a una joya fabricada por Allah,
ante la cual son despreciables las del mar y de la tierra!
Para ella creó Allah cuanto hay en cielos y tierra
Poniéndolo bajo su dominio.
Entonces el emir, continuando con el mismo metro y en la misma rima, declamó a su vez:
Tus versos ¡oh Ibn al-Samir! Aventajan a toda poesía,
y exceden a cuanto puede concebir la mente y la razón…




Tras recitar tan excelsamente, el emir le obsequió con quinientos dinares. Y, como ya estamos observando, tanta adición sentía el emir para con su poeta, que le cursaba invitaciones personales en verso para organizar partidas literarias, o para beber. Una de estas invitaciones puede ser considerada como de entre las primeras poesías báquicas que se compusieron en la Andalucía musulmana, y ya en ella aparece el tema del vino asociado al del jardín. Incluso a veces salían juntos de cacería, sobre todo para poner en práctica la afición suprema del gobernante: la caza de grullas. También el emir omeya lo solía llevar consigo en algunas de sus expediciones militares, y a este respecto poseemos varios testimonios: uno de ellos, que insiste sobre la sabiduría astrológica de nuestro poeta, nos refiere cómo, al volver de una de sus campañas ‘Abd al-Rahmân mandó plantar las tiendas en el  Fahs al-Surâdik, a la vista de Córdoba aplazando la entrada en la ciudad hasta la mañana siguiente, con objeto de entrar en perfecto orden militar, a lo cual se negó en redondo Ibn al-Samir, exhortándole para que lo hiciera al punto. Y, en efecto, el emir no tuvo más remedio que aceptar la propuesta, debido a que un tremendo aguacero amotinó al ejército que exigía la entrada inmediata en la fortaleza, con vistas a encontrar el refugio que la campiña le negaba. Esto, unido a la predicción cumplida de que ambos, emir y poeta, habrían de entrar en Córdoba vestidos con un mismo atuendo, motivó que el emir hubiera de tomar en serio, de aquí en adelante, las predicciones del astrólogo.

Ibn al-Samir no se recataba de dar rienda suelta a sus palabras, aun cuando éstas pudieran herir la sensibilidad del monarca, usando expresiones que eran evidentemente atrevidas, si tenemos en cuenta el natural respeto que ha de imponer un monarca a sus súbditos, y mucho más entonces que, en virtud del solemne ceremonial ‘irâquî, recientemente adoptado por el emir, había éste revestido a su persona de toda majestad y pompa imaginables, apareciendo ante su pueblo como un ser augusto e infalible.

Incluso nuestro poeta componía versos que hacía leer a su señor y amigo, el cual adoptaba como suyos. A este respecto es revelador el siguiente relato: en el año 225 de la Hégira (839-40 de nuestra era) ‘Abd al-Rahmân II emprendió una campaña, mandada por él en persona, contra los cristianos de Yillikiya, campaña que fue dura y prolongada, según parece. A la vuelta, cuando el ejército ya se encontraba por tierras de Guadalajara, el emir soñó una noche con su favorita Tarûb, y al despertarse mandó llamar a Ibn al-Samir, quien le acompañaba en la expedición. Tan fuerte fue el deseo del monarca de volver a contemplar el rostro de su favorita, que dejó el ejército en manos de su hijo Al-Hakam y se adelantó rápidamente dirección a Córdoba. En este camino, y con motivo de tal suceso, Ibn al-Samir compuso una qasîdah, de la cual son los siguientes versos que el poeta pone en labios de ‘Abd al-Rahmân:





Perdí el gozo del amor desde que dejé a mi amante,
y solo paso las noches suspirando.
Cuando surge ante mí el sol naciente del día
me recuerda a Tarûb,
muchacha adornada con las galas de la hermosura:
los ojos al verla la creen una mansa gacela.
¡Cómo añoro su rostro!
¡Qué heridas ha dejado en mis entrañas!
¡Oh la más bellas de las criaturas a mis ojos,
la que más plaza tiene en mi corazón!
El amor ha extenuado mi cuerpo,
prendiendo llamas en mi alma.
Ya no puedo pasar sin ti, privado de visitarte,
después de haberte tenido tan cerca de mí…





A causa de todo ello, Ibn al-Samir gozaba del favor real, y sin duda alguna triunfaba en la corte; dentro de los círculos palatinos fue un gran admirador de las composiciones del cantor ‘Alî ibn Nâfi, más conocido por su apodo de Ziryâb, el gran favorito de la corte cordobesa, a quien dedicó esta composición:





¡Oh ‘alî ibn Nâfi! ¡Oh ‘Alî!
¡Tú! ¡Tú eres el insigne, el ilustre!
Para que todos lo sepan, fue tu origen hâsimî,
pero en el amor eres ‘absamî.



En cambio, la oratoria suelta y procaz, a veces, de Ibn al-Samir, se encaró con encumbrados personajes. Uno de éstos fue Yujâmir ibn ‘Utmân al-Sab’ânî, juez supremo de Córdoba, pero hombre incapaz, quien fue centro de atención y blanco de las sátiras y habladurías de todo el pueblo, hasta que acabó por ser destituido de su alto cargo. Nuestro poeta le hizo objeto de una travesura que debió dejarle amargo recuerdo para toda su vida. Estando el juez un día en su tribunal, en pleno ejercicio de sus funciones, llegó Ibn al-Samir y, tomando una de las cédulas en las que se inscribían los litigantes, para ser llamados por turno, no se le ocurrió otra cosa que escribir en ella el nombre del profeta Jonás y el del Mesías, hijo de María. El juez, irreflexivamente, convocó a ambos litigantes; al oir la llamada, Ibn al-Samir, desde el público, grito: ¡La aparición de estos dos personajes es uno de los signos que anuncian el fin del mundo!.

Parece ser que tampoco tuvo una relación armoniosa, al menos en los últimos tiempos, con el eunuco Nasr, el poderoso valido del palacio, del que hemos hablado anteriormente, pues éste trató de envenenar al emir de acuerdo con la favorita Tarûb, con objeto de colocar en el trono al hijo de ésta, en contra de los deseos del soberano, quien se mostraba más inclinado a su otro hijo Muhammad. El eunuco cayó víctima de su propio veneno a Nasr había dejado de frecuentar la presencia y compañía de Muhammad, volvió a ello, tras dedicarle una serie de versos.

Podemos suponer, por último, que el poeta llegaría a conocer el reinado de Muhammad, según la fecha de composición de la qasîdah, dedicada al sucesor, escrita un año antes de la muerte de ‘Abd al-Rahmân (852).
Tuvo siempre un gran amor al estudio, por lo que llegó a realizar un viaje al Oriente, logrando la posesión de amplios y vastos conocimientos en todas las ramas del saber. Ya hemos ido viendo, a lo largo de las pequeñas muestras de su poesía  que hemos reflejado, cuál era su técnica y su vena poética, reveladoras ambas de una sólida formación, la cual era a todas luces necesaria para mantenerse en un alto puesto junto a un crítico capaz como ‘Abd al-Rahmân II. Los historiadores nos advierten que fue poeta excelente (muflik), que alcanzó una gran fama y que las gentes acudían a él para aprender sus versos. También nos lo presentan como amigo entrañable e inseparable del emir, y le llaman su poeta, su comensal y su estrellero.

Como astrólogo, una autoridad en la materia, cual es Ibn Hayyân, nos dice que junto a ‘Abd al-Rahmân II no había otro tan notable como Ibn al-Samir; Al-Hiyârî, le llama por las dotes de penetración que Allah le había dado, ra’is al-munayyimîn bi-l-Andalus, <&gt

martes, 16 de julio de 2013

1747.- IBN AL KATTANI

Tratamiento de las enfermedades peligrosas 
con síntomas epidérmicos, de Al-Kattani.





Ibn Al-Kattani
Muhammad ibn al-Hasan al-Madhayti al-Kattani (ابو عبد الله محمد ابن حسن المعروف بابن الكتانى) (Córdoba, c. 950 – Zaragoza, 1029) fue un médico, literato y músico hispanoárabe.
Al-Kattani, cordobés de cuna, fue médico personal de Almanzor, pero tras estallar la guerra civil a la crisis del califato de Córdoba, se trasladó a la taifa de Zaragoza adonde contribuyó con los avances en medicina desarrollados por Abulcasis de Córdoba. Escribió un tratado conservado sobre el tratamiento de las enfermedades peligrosas con síntomas epidérmicos, el Mu‘alayat al-amrāḍ al-Jaṭirah al-bādiyah ‘alá al-badan min Jāriy (معالجة الامراض الخطرة البادية على البدن من خارج).
Dominó, asimismo, la gramática, la lógica y la filosofía, aprendidas del zaragozano Ibn Fathun. Se le tuvo por un reputado conocedor de la inferencia y la deducción, aspectos de la lógica sobre los que escribió varias obras.
Como literato escribió la antología poética Kitab al-Tasbihat min as'ar ahl al Andalus (Libro de los símiles en los poemas de los andalusíes) y fue maestro de Ibn Hazm, el reputado autor de El collar de la paloma. El Kitab al-Tasbihat compila poesías de casi un centenar de líricos hispanoárabes, entre los que se cuenta Al-Ramadi.
Su obra Muhammad y Suda, de trazos autobiográficos, muestra a una muchacha, Suda, que probablemente fuera una de aquellas que, reclutadas de entre las cristianas de Zaragoza, eran traídas como esclavas de lujo a Córdoba tras ser instruidas en letras, música, ciencias y cortesanía. Todo indica que Al-Kattani regentaba un negocio de este tipo y de ahí que tuviera contactos previos con la marca superior zaragozana, donde al parecer continuó dirigiendo esta institución educativa poético musical (y lucrativo negocio) de jóvenes mozárabes.
Su escuela-conservatorio de jóvenes esclavas cantoras fue una de las más prestigiosas de al-Ándalus, y seguía en este tipo de institución académica la creada en Córdoba por el célebre músico Ziryab en el siglo IX.




¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano y era
embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis
labios en su boca, ambas más dulces que la miel.












1746.- BEN SIRACH DE CÓRDOBA



BEN SIRACH DE CÓRDOBA

Siglo XII
Córdoba, murió en 1114.

En cuanto a los poetas de Al-Ándalus –nunca, por cierto, enemigos del vino, pese al Corán lo enaltecieron con delicadeza. Abu-l-Hasán, secretario del rey sevillano Al-Mutadid, ensalza así en pleno siglo XI sus reflejos al ser servido: “El reflejo del vino atravesado por la luz colorea de rojo los dedos del copero, como el enebro deja teñido el hocico del antílope”. Ben-Sirach, de Córdoba, un siglo más tarde, hace salir en un banquete “la luna del vino” para que rodee “las estrellas de los comensales” 
[EDUARDO CASTRO, Discurso Recepción, Academia de Granada]





   ESCENA BÁQUICA
             

                     Cuando vi alejarse el día, moribundo,
                     y acercarse la noche, llena de juventud;
                     cuando el sol aún esparcía el azafrán
                     de sus últimos rayos en las colinas,
                     pero ya desmenuzaba el negro almizcle
                     de la sombra sobre los valles;
                     entonces hice salir la luna del vino,
                     a cuyo lado tú eres el astro Mercurio,
                     y la rodeé de las estrellas de los comensales.








1745.- BEN SAFAR AL-MARINI


Ben Safar Al-Marini
Poeta arábigo-almeriense que vivió en el siglo XII.

«El céfiro rasgó la túnica del río, al volar sobre él, y el río se desbordó por sus márgenes para perseguirlo y tomar venganza»




ESCENA DE AMOR
                              
Cuando el sol se inclinaba para alejarse, le fijé, para que
cumpliera su promesa de visitarme como un sol, el momento
en que la luna de las tinieblas hace su viaje nocturno.
Y vino como la claridad de la aurora que se abre paso
entre las tinieblas, y a veces como pasa el céfiro sobre el río.
En torno mío se perfumaban los horizontes, anunciándome
su llegada como el aroma anuncia a la flor. Yo recorrí
con mis besos la huella de su paso como el lector recorre
las letras de la línea. Y pasé con ella la noche, mientras
la noche dormía y el amor despertaba entre las ramas
de su talle la duna de su caderas y la luna de su rostro.
Unas veces la abrazaba y otras la besaba, hasta que
el estandarte de la aurora nos llamó para alejarnos.






¡Valle de Almería! ¡Haga Dios que jamás me vea privado de ti!
Cuando te veo vibro como vibra, al ser blandida, una espada de la India.
Y tú, amigo, que estás conmigo en su paraíso, goza de la ocasión, que hay aquí delicias que no existen en el paraíso eterno.
Y bebe, mientras arrulla la paloma, que su canto es más placentero para mí que el de al-Garid y Mábid.
¿No ves cómo el río se emociona? Suena el aplauso de su murmullo debajo de los árboles, que se balancean sobre él, como danzarinas a quienes las flores sirven de collares,
y dejan caer sobre las láminas del agua las mangas de sus ramas, para después levantarlas de encima de perlas esparcidas.
El céfiro arruga en escamas la superficie de la corriente, como una coraza de plata, o un sable, o una lima.







  

1744.- AL RADI BI-LLAH YAZID



Al Radi Bi-llah Yazid 

(Rey de Ronda, Málaga. S. XI, Hijo de Almutamid)







Aquí me tienes, señor.
He renegado de cuanto
contienen los gruesos libros.

He mellado
el cortaplumas del escritorio
y he roto los cálamos.

Ahora sé que el título de rey
sólo se adquiere entre los hierros de las lanzas
y entre las anchas hojas de los sables.







Pasaron

Al caer la tarde, sin previa cita, pasaron junto a 
mí, encendiendo el fuego de mi corazón, y 
¡de qué modo! 
No es de extrañar que se acreciese mi deseo con 
su paso: la vista del agua exacerba el ansia del sediento.





jueves, 11 de julio de 2013

1743.- LEONARDO ROSA HITA



Leonardo ROSA HITA
(Cádiz 1932-1993)

Leonardo Rosa Hita, Poeta andaluz nacido en Cádiz. Fundó las revistas Axati, Arrecife y Tarayal y las colecciones de libros del mismo nombre.

Obras publicadas principales: Jardines de la sangre, Todo es posible, Llanto y peregrinaje.






VIVIENDO CADA DÍA

¿Qué día es hoy? Viernes.
Viernes, un día cualquiera comienzo a hacer historia.

Un vulgar ciudadano. Yo un pobre niño.
Un pobre hombre si queréis.
Uno que quiere hablar con las estrellas
a pesar de los años y los guiños
de tanta propaganda que no logra
salvar la escasa sangre que mantiene la vida.

Mis papeles los tengo en la oficina
junto a la sumadora y los decretos
que guardo en los archivos,
Mis sueños van colina arriba,
regresan a la mar
y retornan de nuevo
al calor de sus nidos.

"Hay que vivir". Lo dijo el profesor
lo dijo el empresario
y algún otro testigo.
Y seguimos viviendo. ¿Para mañana? ¿Para hoy?
El porvenir puede ser nuestro
y hasta podemos ser un hombre con provecho.
Dios sabe lo que digo.

Hasta podemos presentarnos
a algún concurso floreal, a uno de ésos ...
Pero mis hijos lloran y es inútil mi encuentro
con la rima sobona.

Hoy llega a mis oídos
esa opaca noticia de otro Kennedy muerto
a través de la radio que gime como un niño.

En fin, amigos míos, mi paciencia reduce
toda la historia cierta de un día cualquiera.
Olvido que pienso hacer historia donde sólo
clavan sus múltiples antenas
los hombres y los grillos.

Juguemos y juguemos. Seamos hombres,
pero primero los amigos.

Aprendamos a aparcar la esperanza
de sentirnos más niños.

Hoy un poeta se salta las barreras
de la ciencia y los arcos en triunfo
y canta lo que siente y lo que vive
un viernes amarillo.




1742.- PEDRO ROMERO BARO

PEDRO ROMERO BARO (Cádiz   1938-2013)


'Mi nombre es Pedro Romero Baro. Nací y vivo en Cádiz. Soy Autor de Carnaval desde el año 1967. A través de mi blog personal tengo el placer de INVITAROS a que compartáis conmigo mí trayectoria carnavalesca. Triunfos, fracasos, frustraciones y mis experiencias adquiridas durante cerca de cincuenta años en el mundo de las coplas. Prometo contarte muchas cosas que posiblemente puedan interesarte ó al menos distraerte e informarte. Mi blog se Presenta LIBRE e INDEPENDIENTE por ello publico lo que quiero, lo que se me apetezca y desee contarles a mis amig@s...'

Así se presenta el blog de Pedro Romero, un espacio donde encontrarás artículos de este gran autor gaditano, que nos ofrece sus puntos de vista con '...la frescura de sus textos comprometidos y valientes en tiempos difíciles'. Allí tenemos el primer pasodoble que compuso para el Carnaval, el de 'Los maniseros cubanos' Primer Premio de aquel año de 1967, así como otras letras de agrupaciones de ese mismo año.

También, artículos de opinión, poesía y crónicas de la época. Todo un regalo de Pedro Romero que quiere compartir con todos los aficionados al Carnaval de Cádiz. Su dirección www.elblogdepedroromero.blogspot.com, que lo disfrutéis.



10 Marzo 2013
La Voz Digital >Noticias Cádiz
Una de las figuras más grandes que ha podido dar el Carnaval de Cádiz de los últimos años, Pedro Romero, ha fallecido hoy a los 74 años en la clínica Vitalia de San Fernando donde llevaba ingresado desde hacía un mes.
Pedro Romero Baro nació en 1938 en Cádiz y llevaba unido a la gran fiesta de las coplas desde 1967 cuando con ‘Los Maniseros cubanos’ se estrenó no solo en la composición de letra y música sino también en lograr un primer premio del Concurso. Romero desempeñó un papel muy importante en los convulsos años 70 de la Transición española donde firmó letras muy recordadas por ser de las primeras que incluían sin tabú mensajes políticos.
Autor de comparsas como 'Pregones', 'Los blanco y negro', 'Israel' o 'Nuestra Andalucía', en 1977, cuyo popurrí es uno de los más recordados. En los 80 y 90 también escribió pasodobles memorables para las agrupaciones 'Con gancho' y 'Güenagente'. Una de sus últimos trabajos fue autor de los Gitanos de El Puerto en 'La tribu del compás' en 2009.
Pedro Romero ha escrito una de las páginas más importantes de la historia del Carnaval de Cádiz con más de cuarenta años de dedicación. Familiares y amigos ya acuden al tanatorio de Servisa para darle su último adiós.




AL VINO.

El, prefería la taberna
Su consuelo era la copa
Y su verdad,
Aquél vasito de vino.

El, era sólo un ser más
Que bebía para olvidar
O por la necesidad
Que le había marcao el destino.

Por la barra de las tascas
Arrastraba su tragedia
Su miseria y su dolor,
Peleándose en silencio
Con aquel vino traidor.

¿Quién eres tú?
Me pareciste un amigo
Y eres mi peor enemigo
Que me haces naufragar
Perdiendo así mi dignidad
Anulando mi voluntad.

Yo sufro alcoholismo
Mi vida está en el vino
Ése es mi sino
Y así mi cruel destino.

Y me llaman borracho
Y a mi me causa pena
 se lo achacan a los fracasos
Perdido por las tabernas
Hablándole a mi vaso

Esperando siempre
En mi pesadilla
Que una mano amiga
Me tienda sus brazos.






CARTA A PINOCHET.

Cuando lo vemos en la tele
Sr. presidente, nos recuerda Vd.
Al personaje de Fausto
Que vendió al diablo
Su alma y su fe.

A cambio de unos placeres
Y en nombre de un ideal
Ha masacrado a un gran pueblo
Hasta su muerte final.

Si su alma es del diablo
Sr. presidente que pena me da
Cuando el primado de Chile
Que triste,
Le da hasta de comulgar.

Nuestro Señor Jesucristo
En su doctrina
Que Vd. Practica
En sus pasajes recomendó
Amaos los unos a los otros
Todos iguales, sin violencia
Sin distinciones, credos o color.

Su alma tiene vendía
Por un golpe de traición
Y en su conciencia está Allende
Y miles de gente
Que le enmudeció su voz.

LUEGO LE ESPERA EL BANQUILLO
Y el pueblo será el martillo
De su conciencia
Y de sus actos de dictador.







“CREO EN TI”

PADRE NUESTRO JESUCRISTO
Baja a una comparsa
de los carnavales
y canta junto a nosotros
como un comparsista
que le canta a Cádiz.

Llevas en el rostro marcado
La huella profunda
Que dejó el dolor,
Ven a cantar con nosotros
Comparte nuestras alegrías
Nuestra música y folclor.

Creo en TI
JESUCRISTO de carne y de hueso
Con problemas, virtudes y defectos
En el Hombre que tanto admiramos
Que nos dijo que fuéramos hermanos
Defendiendo los derechos humanos
Y que encima lo crucificaron.

Creo en Ti
Porque al verte igual
que a mi mismo
Me causas respeto
y me hago amor.

Creo en Ti
En tu lucha por los oprimidos
En tu odio por los corrompidos
Que te explotan y te tienen vendido
Con un golpe de pecho SEÑOR:






“A LAS MADRES DE MAYO ARGENTINAS”

En el gran pueblo argentino
A un brillan las botas
De un vil dictador,
Que ha castigado a su pueblo
Con cruel masoquismo
Sembrando el terror.

Tumbas sin nombres ni cruces
De inocentes seres
Muertos con horror
Un holocausto salvaje
De odio, rabia y dolor.

Llorarán sin cesar
Esas madres que las llaman “locas”
Con el nombre callado en la boca
De aquél hijo, aquel padre ó hermano
Del esposo o de un ser amado
Que sin rumbo un día se llevaron
Y la muerte más cruel encontró.

Que dolor
Que las madres por las dictaduras
Paguen con sus hijos
Por tan alta traición.

Que horror
Que sin flores y sin cementerios
Entierren a un pueblo
Sin ningún honor.

Basta ya
De tortura al pueblo argentino
Sangre nuestra
De nombre y apellidos
Libertad desde España exigimos
Para esos cientos de miles de argentinos
Que aún siguen preso
Esperando el destino.







“EL PROYECTO FACA”

Porqué razón
Preguntamos al Gobierno
Que nos dé la explicación
Porque razón
Se malgasta el dinero
Del ciudadano español.

Malgastar
Muchos miles de millones
Que tenemos que pagar
En comprar aviones
Para la seguridad
Con ese proyecto FACA
Que bien se puede esperar.

En vez de dar
El dinero a cultura
Para poder progresar
Y sacar a éste pueblo
De su ignorancia fatal

Que triste es
Se preocupen tan poco
por la cultura
y que existan dos España
por la incultura.

Es deber del Gobierno español
Darle cultura a quién lo eligió
Y se ve con toda claridad
Que los aviones le interesan más.

Español debes de trabajar para la paz
Tus hijos y tu mujer
Y tú mismo también
Necesita cultura que te abran caminos
Hacia nuevos horizontes y nuevos destinos
Y forjarte un futuro de prosperidad.

Luego; después,
Vamos a comprar
Un millón de aviones
Pa defender a nuestra España
De quién la intente humillar.






A LOS NIÑOS GITANOS

En los niños gitanos
No hay ni juguetes,
como ellos no tienen ni casa
no ponen los zapatos
en el balconcillo
y los Reyes pasan.

Siempre llenos de greñas y churretes
No le ponen juguetes
Porque no escribieron
Siquiera la carta.

Que pena y que dolor sentirá
el corazón de esos niños gitanos
que despertar más triste
ese seis de enero como llorarán
preguntando a sus padres
por esos juguetes de los Reyes Magos
que tanto habían soñados
y que no encontraron en su despertar,
esos niños no tienen derecho a soñar.

Sin embargo el niño payo
Se harta de juguetes durante todo el año
Le dan sus padres todos los mimos,
Con juguetes costosos
Que deben de estar prohibido
Porque en el fondo dañan al niño.

El gitanillo sigue
Andando los caminos,
Cogiendo los juguetes
Que en la basura le da el destino.

Muñecas sin cabeza
Chatarras de aeroplanos
Payasos sin sonrisas,
Son los juguetes de los niñitos gitanos.






A LA CAÑA DE PESCAR DEL PAÍS.

En mi ratillos libres
Me voy de pesca,
Me coloco un sombrero de palma
Me cuelgo una capacha
Y sobre mis hombros
Cargo con mi caña.
Cuando encuentro un sitio adecuado
Yo monto mi tinglado
Sembrando de “enguao”
El mar que me baña.

Allí empiezo a cantar coplas de carnaval
Mirando a mi villuela
su cuerpecillo blanco parece que baila
encima del mar.

Se pone tan nerviosa
Cuando una mojarra se acerca al anzuelo
Que hasta le entra celos
De mis propias manos
Porque aprietan más,
Y mi caña me guiña
queriéndome hablar.

Con la espiga de mi caña
Yo cojo las estrellas
Y se las hecho a las mojarras
Y jalo despacito
Por miedo a amedrentarlas
Y a mi capacha lleno de plata.

En cada lance tiene
Un aire de sonata
Bordón y prima hablan
Como si fuera una sonanta.

Cuando se encuentra sola
En el balcón de casa
De penita me llora
Y es porque añora
Al pescador de su alma.



Comparsa 'Juana la Loca' | Pasodoble dedicado a Pedro Romero