Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 15 de agosto de 2013

1754.- TOMÁS VALLADOLID BUENO


Tomas Valladolid Bueno 
(Siles-Jaén, 1959). Doctor en Filosofía. Realiza tareas docentes y educativas como catedrático de Educación Secundaria. Miembro del grupo de investigación «La Filosofía después del Holocausto» dirigido por el profesor e investigador Reyes Mate en el Instituto de Filosofía-CCH/CSIC. En sus reflexiones y publicaciones  dominan temas sobre pensamiento judeocristiano, víctimas, justicia, memoria política y democracia. Es autor de los libros Historias de la otra razón (1993), Democracia y pensamiento judío. Caminos de intencionalidad práctica (2003), Por una justicia postotalitaria (2005). Entre otras publicaciones cabe citar: «Los derechos de las víctimas», en J. M. Mardones, R. Mate (Eds.), La ética ante las víctimas (2003); «La despolitización de la democracia», en R. Mate, J.A. Zamora (Eds.) Nuevas teologías políticas (2006) y «Ecología victimológica: las bases del habitar democrático», en M. Herrera Moreno, Hostigamiento y hábitat social: una perspectiva victimológica (2008). En materia de publicación didáctica para alumnado de bachillerato, es coautor del libro Filosofía y ciudadanía (2008). En el presente, y en el contexto de investigación señalado, se ocupa de un proyecto cuyo tema central gira en torno a Memoria e identidad democrática.

             En en la Revista Ilustrada de Poesía «CARMINA» Textos para una Lectura, ha publicado poemas en su primer número y en el último, «CARMINA LUSITANA», donde además se incluyó su artículo «La estructura práctica de la creación literaria (Consideraciones filosóficas sobre poesía y democracia)».





ABATIDO

   Pudimos verlo durante años
caminar con pies entrecruzados,
hastiado, y sin abrigo, malvivir la vida
campo a través de anhelos en quiebra
sendas de una vieja y finada pasión.
   Lo pudimos ver, en efecto,
abatido por la nefasta ira de los días,
que acanala su alma de abisales llagas,
sufriendo exhausto la febril bajeza
de quienes verle quieren encorvado.
   Pudimos oír, y así lo hicimos,
un vaivén de latidos espasmódicos 
marcando el paso ligero de su tiempo
cual dorado péndulo tembloroso
de un juvenil amor atenazado.
   Hasta que en una fría mañana,
de aquel  agrio y polar invierno,
descubrieron su achicados huesos
allá, en el pedregoso hontanar.
    A la batalla que nunca debió ir,
cuando vuelvan los días sin ira,
ya nos contará al oído, sin jadeos,
qué valquiria le ordenó partir.








Famélicas infancias

A Tomás Valladolid Torres

Esa magna y provecta 
frente de arrugas

como papiro de líneas 
en la piel escritas

como carnal palimpsesto
donde leerse pueden

con el misterio debido

una a una, cual solo una,
tus famélicas infancias.







INFUTURO

Mañana no vendrá ninguna nube gris
que descargue su agua de compasión
en cuerpos pestilentes y de tormento,
ni lluvia dulce que ablande los dolores
ni limpie de pus este siniestro mundo:
nos aguarda un tiempo fiel en torturas,
con secas tormentas de un seco estío 
cuyos rayos incendiarán estos campos
en los que ahora yacemos, para avivar
el hedor de una vida plena de llagas,
abiertas como surcos en  las espaldas
por donde esos punteros rayos de culpa, 
caídos desde un cielo podrido y oscuro,
se deslizan hacia la tierra del destierro.








Aquí estoy, sí, como de paso.

A Julián Fernández Bueno,
mi Amigo desde Siles ... y
Zamora ... hasta ... Villena.

Aquí estoy, sí, como de paso,
en el vivo recuerdo de un futuro
que nos hacía soñar, como si nada,
en bravas ilusiones, ya muertas al nacer.

Como imágenes de un ojo vago
rememoro lo aún no vivido,
pero que a la vez del amor
nos asustaba y animaba,
en su mera posibilidad.

Con la llegada de la noche,
de este largo día que es la vida,
dejo caer mi memoria
sobre las lejanas expectativas
que aún luchan por salir a flote
en medio del embravecido mar
con las olas de un tiempo imaginado
en aquel lejano y quedo porvenir.







Olvidadas en su dolor

Como torres derrumbadas
Como ríos secos
Como sirenas sin torso
Como libros sin páginas
Como madres sin hijos
Como bocas sin voz
Así habitan ellas
Como almas desalmadas. 

[¿Será así el final de las víctimas junto al final del terrorismo?]







Florido flujo de odio

                                                       A Nicasio Marín Gámez


Ya camino por calles empedradas, mientras ya se asoman
primogénitos rayos de luna vigilante, amenazando evaporar
límpidos mantillos de rocío, estrellas de luz amordazada.

Ya cuando la noche se hace, me retiro torpe entre socavones,
rómbicas charcas de agua sucia, como ácido que envenena
los viveros de una vida irisada, ya con brillo de muerte,
pozos ciegos en amores, veneros que brotan hacia la nada.

Ya se acercan fríos letales, de incisivos y norteños hachazos
que van abriendo gélidas heridas, como resquicios abisales,
en un cuerpo inerte que ya solo espera morir en la noche,
y rendirse al sacrificio del nombre, a la espera, de una mirada.

Ya veo claro su rostro mortífero, imagen en el aire polvoriento,
que con fervor acaricia el férreo escoplo de la lluvia, ya maldita,
girándose lento hacia el alma, en la derrota, en la oscura nevada.




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