Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 21 de agosto de 2013

1767.- FRANCISCA CRISTINA SÁENZ DE TEJADA Y ORTÍ


FRANCISCA CRISTINA SÁENZ DE TEJADA Y ORTÍ
Pseudónimos: GRACIÁN QUIJANO Y PADRE PAREJA

(Andújar, Jaén  1896 – 1974)

Escritora y Poeta

Sí, es cierto, no abundan en este blog los nombres de las féminas. Pero ya sabemos que las mujeres siempre han estado arrinconadas a lo largo de la historia, en un segundo plano, consideradas como el “reposo del guerrero”, y se ha repetido hasta la saciedad aquello de que detrás de “todo gran hombre hay una gran mujer”, pero poco más. Han sido, pues, muy pocas las que han logrado alcanzar peldaños en la consideración social y la fama. De todo esto sabía muy bien nuestra biografiada, mujer de gran temple, que hubo de luchar contra los imperativos de su tiempo y forjarse un nombre nada más y nada menos que como autora literaria. Quizás por ello la conocemos más por su seudónimo (de ecos indudablemente masculinos) que por su nombre de pila. Y quizás también por ello mismo ha tardado bastante el ayuntamiento de su ciudad natal en hacerle el reconocimiento que merecía declarándola hija predilecta con carácter póstumo.

Nació Francisca Cristina Sáenz de Tejada y Orti un veintiocho de julio de 1896 en la calle Jaén de Andújar. De su infancia nos queda el testimonio personal plasmado en la obra La segunda de mis siete vidas (1959), donde refleja además el panorama de aquella ciudad moruna que aún conservaba parte de su pasado artístico y costumbrista. En 1926 ya encontramos poemas firmados con su seudónimo. Su biógrafo, Enrique Toral y Peñaranda, destaca la escasa incidencia que tendría en la Andújar de entonces que una señorita perteneciente a una de las familias más acomodadas del pueblo se dedicara a escribir poemas, por más que estuviera emparentada con Alcalá Venceslada y hubiese contado con el asesoramiento del escritor andujareño Rafael de Valenzuela. Al menos sí contaba con el apoyo de su madre, doña Mercedes Orti, y, en parte, de su padre, don José Sáenz de Tejada.

En aquella época gusta de aislarse en el jardín que tenía la familia junto a la entonces Nacional IV, jardín que algunos hemos conocido como delicioso bar de copas en el tórrido verano andujareño. En sus escritos lo denomina su “Yuste”, aludiendo al ansia de misticismo que mueve su pluma en aquella juventud suya, donde también ansiaba la llegada de un compañero de viaje en su vida que nunca se materializó en alguien de carne y hueso.

Portada de la primera edición (1940)

El apoyo familiar, la evidencia de que Paca Tejada no se daba mucha prisa en buscar pretendiente (al contrario de lo que era normal entonces en la alta sociedad), y el mecenazgo del escritor Federico García-Sánchiz, hicieron posible que publicara su primer libro en “La Puritana” de Andújar en 1934: Mujeres. Un año después ve la luz Meccano (cuentos de humor). También sus escritos aparecen en El Guadalquivir, muchas veces sin firma.

La Guerra Civil la pasa en San Sebastián, donde sigue publicando cuentos y poesías. Comenza a usar entonces el seudónimo de “Padre Pareja”, sobre todo en la colección de relatos Tres en uno.

Portada de la primera edición (1945)

En 1940 la familia se instala en Madrid y allí publica su tercer libro: La piedra en el lago. Ese año muere su padre, al que le dedicaría su siguiente libro, el poemario Ofrenda (1942). Dos años después aparece otra novela, La vida incompleta; y en 1945, Cante jondo, de raíces neopopulares:


Tres horas inolvidables
en la cruz de mis recuerdos,
como tres clavos sangrantes.
Al cruzarse nuestros ojos;
cuando dijiste ¡Te quiero!
Y hoy, que quisiera olvidarte.

A partir de este momento su actividad literaria es imparable. Entra en contacto con un círculo de mujeres afincadas en Madrid muy interesadas por la cultura y publica, entre otros: Mujeres hispánicas (1945), Canciones de Fijitsubo y Poemas del Capitán O-Yuki (1946), El lago de los cisnes negros (1948), Poemas del puro amor (1950)... No olvida su relación con la provincia de Jaén y aparecen artículos suyos en la revista Paisaje.

En 1954, el fallecimiento de su madre sume a nuestra autora en una profunda tristeza a la que hay que añadir algunos apuros económicos. Se repuso de ambas vicisitudes: siguió escribiendo, e incluso se adentró en el modelado de figuras de barro. De ella se decía lo siguiente en plena década de los sesenta: “Dueña de una exhuberante fantasía y de una gran facilidad, cultivó todos los géneros literarios. Gran parte de su obra está caracterizada por el andalucismo racial y temperamental de la autora y en algunos casos aflora en ella una subterránea vena de orientalismo”.

Portada Antología de la escritora (1996)

Fue nombrada consejera del Instituto de Estudios Giennenses y académica correspondiente de la de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Letras de Córdoba.

Gravemente enferma, y tras despedirse de su Andújar, la muerte se dio cita con ella en Madrid un 18 de octubre de 1974.


FUENTES:

GRACIÁN QUIJANO, Cante jondo. San Sebastián, Gráficas Fides, 1945.

TORAL Y PEÑARANDA, Enrique; Gracián Quijano. Antología. Poesía y prosa. Jaén, Diputación provincial de Jaén – Instituto de Estudios Gienenses, 1996. Colección Poesía.

UTRERA ÁLVAREZ, Diego R.; Andújar en el recuerdo... Tomo 2: Andujareños ilustres, mapas y documentos. Andújar, Plaza Vieja, 2011.

VARIOS, Enciclopedia biográfica de la mujer. Barcelona, Garriga, 1967; tomo II.

http://www.ideal.es/jaen/20080521/opinion/gracian-quijano-20080521.html


EL "ALMA" DE JOSEFINA ROMO: Gracián Quijano 

Gracián Quijano, al igual que Padre Pareja, son pseudónimos de Francisca Cristina Sáenz de Tejada y Ortí (Andújar, 1896 – Madrid, 1974), quien llega a la capital con su familia y cierta disponibilidad económica en 1940. Pronto entra en contacto con un grupo de mujeres muy interesadas en la cultura. Mantiene la Colección Vilanos, “pensada como edición de bibliófilo” –Josefina Romo también le publica a Carmen Conde un libro en edición de bibliófilo de doscientos cincuenta ejemplares, al igual que hace con Canción de la muchacha que caminaba a través del viento (edición de 25 ejemplares, de 1949), de Alfonsa de la Torre, que se lo dedica a Gracián Quijano)–, en la que pretende publicar “en los meses de marzo, junio, octubre y diciembre” obras de Alfonsa de la Torre, María Alfaro, Elisabeth Mulder, María Sola (Josefina Romo Arregui), Concha Espina, Isabel de Ambía (Amanda Junquera, compañera de Carmen Conde), Gracián Quijano, Carmen Conde, Clemencia Laborda, Josefina de la Torre, Dolores Catarineu, entre otras poetisas españolas. Es muy complicado seguir el hilo de dicha colección, pero el nº 4 lleva por título El lago de los cisnes ciegos, su autora es Gracián Quijano y se publica en el año 1948. Al final de Oda a la reina del Irán, de Alfonsa de la Torre, aparece un manifiesto literario-feminista que firma la escritora Gracián Quijano. Lo hace como editora. Toda esta aventura concluye con algunas dificultades económicas. No sólo había gastado dinero en los libros que se publicaba, sino que también fue mecenas del escultor Antonio González Orea. Antes de la guerra había publicado Mujeres (1934), Meccano. Cuentos de humor (1935). Otras publicaciones suyas son La piedra en el lago (1940), Ofrenda. Poemas místicos (1942), La vida incompleta (1944), Cante jondo (1945), Mujeres hispánicas (1945), Canciones de Fijitsubo y Poemas del Capitán O-Yuki (1946), El lago (1948), Poemas del tronco y la rama. 1940-1948 (1948), y Contra viento y marea: poemas del Sur (1967), entre otras más, como La primera de mis siete vidas (1953) y La segunda de mis siete vidas (1954), o Retorno (1970). Es mi intención que, al final de estas breves reseñas, se llegue a la conclusión de que este grupo de mujeres estaba más o menos unido por intereses literarios, lazos de amistad (tópico convencional) y un cierto feminismo sui generis, que habrá que desentrañar. Son mujeres que están en una segunda línea, se les puede considerar como poetas olvidadas, aunque alguna de ellas escriba una poesía tan profunda de fondo y forma como los hombres que, en la postguerra, parecen haberse adueñado de ella. Y su amistad con este grupo que se origina en torno a ALMA lo indica la publicación de Baladas del alma niña (1946), Poemas de la maternidad estéril (1949), Poemas del puro amor (1950), que salen de la mano de Josefina Romo.










A Paco Palma, ante su María Auxiliadora

Cedro del Líbano, erguido y susurrante, 
hincando su raiz, en nuestro suelo;
soñaba ser saeta en amplio vuelo, 
y cuna, y barca, timón y baluarte.

Pensaba con llegar en sumo arranque
a las nubes que bogan en el cielo, 
haciendo de su sabia, anhelo
como un gentil y arrollador gigante.

Mas la gubia señera y arrogante
de un andaluz creyente imaginero, 
cambió lo duro, en vida palpitante,

Y una Virgen señera, Madre amante, 
con perfume de mar de tierra y cielo, 
se hizo creación rendida y suplicante.

                                            Gracián Quijano,
                                           Torremolinos, 1965

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