Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

jueves, 2 de enero de 2014

1847.- JOSÉ VICENTE ALONSO MONTEJO



José Vicente Alonso Montejo

(1775-1841)
Poeta neoclásico cultivador de la poesía pastoril y del teatro sentimental, nacido en Ávila en 14 de enero de 1774 y muerto en Granada el 25 de junio de 1841. Hijo de Vicente Alonso García y de Petronila Montejo. 

Se trasladó muy pronto a Granada, ciudad en la que estudió en su Universidad e ingresó en 1799 en la Sociedad Económica. El 31 de mayo de 1794 se doctoró en Derecho civil. Fue nombrado sustituto de la Academia de Vísperas de Derecho civil (1795) y abogado de la Chancillería (1798), de la que fue relator desde 1802 a 1810, con Granada ya ocupada por los franceses. Siguió en un puesto semejante hasta 1812, lo cual le valió una denuncia por afrancesado. Esta causa fue sobreseída en 1814, pero en el futuro se le echó en cara su posterior colaboracionismo (especialmente en El Duende Fiscal, 1820). Autor y director de El exorcista (1820), fue catedrático de Economía política. Como poeta y dramaturgo, usó el pseudónimo de Delio; tradujo obras del francés, inglés e italiano. Colaboró en los periódicos Alhambra y Manual Tecnológico. Como economista se ocupó preferentemente de la agricultura granadina. Casó dos veces, la primera en 1803 con Antonia de Almagro y Ximénez-Herrera; la segunda con Teresa Maroto e Isern. Políticamente podría ser calificado como liberal áulico, afrancesado en su momento -si es cierta la acusación- Recibió a Riego en la Universidad granadina en 1822 y cantó al Marqués de Amarillas en 1833. Nuevamente fue relator de lo civil en la Chancillería de Granada hasta 1828 y de nuevo en 1830.

Bibliografía

LLANOS Y TORRIGLIA, Félix de: "Unos autógrafos de Don Bartolomé José Gallardo", en BRAH, (1924), tomo LXXXIV, tirada aparte, 29-30).

SAZ SÁNCHEZ, Agustín del: Figuras granadinas del siglo XVIII. José Vicente Alonso Montejo. Madrid: 1930).





El juramento quebrantado

A Limado jura Bale Gilena 
guardar la fe que a su pasión debía; 
"antes la luz me falte", repetía, 
y sus promesas escribió en la arena. 

El viento que la mueve y desordena 
poco a poco lo escrito deshacía, 
y al verlo la pastora falsa y fría 
de su memoria lo borró sin pena. 

Así la fe se guarda y asegura
en pecho femenil; ¡qué documento 
para quien cifra en ella su ventura, 

si aún la que ofrece amor con juramento, 
cuanto dice y escribe y cuanto jura, 
es arena que mueve cualquier viento!







La cruz

Muere Jesús del Gólgota en la cumbre,
con amor perdonando al que le hería,
siente deshecho el corazón María
del dolor en la inmensa pesadumbre.

Se aleja con pavor la muchedumbre
cumplida ya la Santa Profecía,
tiembla la tierra, el iluminar del día
cegando a tal horror, pierde su lumbre.

Se abren las tumbas, se desgarra el velo,
y a impulsos de un amor grande y fecundo
parece estar la cruz, signo de duelo,

cerrando augusta con el pie el profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo
y con los brazos abarcando el mundo.





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