Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 3 de mayo de 2014

DAVID CÁCERES DELFÍN [2.001]




DAVID CÁCERES DELFÍN

(Málaga, 1968). Filosofía y Letras, Universidad de Málaga. 
Ha obtenido los premios de poesía Antonio Machado (1989), Diego Bautista Prieto (1992), María Zambrano (1995). 


LIBROS Y CUADERNOS DE POESÍA.

Ejercicios de amor y derrota (1987)  
Pájaro tropel (1992)
Nombrar el Silencio (1994)
La Ruptura Renacentista (1994)
Arqueología Disponible (1998)
Alrededor. (1999)
Triduo. (2000)
Principia. (2004)
Los matemáticos no saben pilotar (2013)

NARRATIVA

Senderos que nunca terminan. Relato.
Ese Mundo Sigue Intacto. Relato.
EL QUE SOY AQUÍ AHORA. Novela.

TEATRO

Ha publicado La reina herida (1992)


ANTOLOGÍAS POÉTICAS.

Revista Litoral. Homenaje a V. Aleixandre. Málaga, 1998.
La Poesía Que Llega. Fernando de Villena. Huerga y Fierro, Madrid, 1998.
Poesía Andaluza en Libertad. Corona del Sur, Málaga, 2001.
Del Paraíso a la Palabra. Poetas malagueños del último medio siglo, 1952-2002. Ediciones Aljibe, Málaga, 2003.
Campo Abierto. Antología de la Poesía en prosa en España, 1990-2005. DVD Ediciones, Barcelona, 2005.
Poemas Escritos a la Vera del Mar. Editorial Veramar. Málaga, 2006.





de su obra Principia:

El cómputo de una vida -MATRIZ
en que se adiestra el presente-
reconstruye su sitio y trayectorias
alrededor del sol, tan lejos,
tan cercanas como se aventuran
sin una órbita reconocida los desheredados
que pretenden un invisible don circular:
al fin ser, de interior permanencia.





Soy el pasajero que se aproxima al mundo
deteniéndose en la lentitud del conocimiento
a esperar cualquier instante de magia,
el creador disidente que anhela
cuanto desconoce de sí mismo.
¿A esto se refirió el gran LEONARDO
mientras reproducía sobre papel
cómo agitar el horizonte,
cerrazón de agonía por no tener alas
con las que desmentirse mil veces?
Qué principio de distracción inaugura lo posible
cuando la voluntad de perseguirnos
resulta más un acto de inconsciencia
que de nostalgia, cuando nada nos identifica
en ese espacio mínimo que separa el tiempo
de su señal en la sombra, que aísla lo exacto
de la razón, como el origen de todo
-el alma que sobrevive antes aun de ser vida-
en el enhebro siguiente que toda madeja oculta.






No hay comentarios:

Publicar un comentario