Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 28 de enero de 2015

PABLO PÉREZ ALTEA [2.060]




PABLO PÉREZ ALTEA

1989. Granadino de nacimiento. Estudiante de filología hispánica en la Universidad de Granada. Hedonista por naturaleza. Creo en la escritura como un sedante capaz de calmar el tren de vida y el estrés al que estamos sometidos día a día. Melómano, amante del alcohol y de la buena cocina. No concibo mi vida sin una guitarra y sin la música en general. Siento predilección por Borges, Bukowski, Kerouac y Bécquer.




POEMAS DE PABLO PÉREZ ALTEA:


ACORDES Y MELODÍAS

Ahora comienza el blues de mi vida.

Vaivenes y estilos pronunciados del todo volteados por simples placeres mundanos.

La simpleza con la que llevas ese vestido. Con la que suena esa canción. Desgarrada y pura.

La nostalgia que has dejado en estas cuatro paredes.

El mundo a tus pies.

Yo bebiéndome el mundo.

Ese terrible slide lamentándose en una canción de Robert Johnson.

Placer adulto.

Tus bailes sin sentido que, con miradas hacia mí, los hacías del todo exquisitos.

Si tuviera que brindar por algo lo haría por tu cabello salvaje alocado mientras cabalgamos en el diván que nos lleva al paraíso por un momento.





DULCE INTRODUCCIÓN A UN ROMANCE

Porque por un momento lo eres todo, el culmen de la belleza que da paso al lodo.

Brevísimo interludio en esta mi vida llena de azares y peligros. No eres sino ese tesoro perdido, que anda y anda en busca de su propio camino.

Navegas con estilo, gestos gráciles preceden el éxito de haberte seducido. Me miras, lo noto, lo ves, te siento, eres la que domina en esta partida de ajedrez, estrategia pura en la que la ropa es lo de menos, y ese menos se esfuma calada a calada hacia otro tiempo.

Dejémoslo aquí, nadie lo haría mejor, prefiero guardar en mi memoria estos instantes que ya se desvanecen, que tomarán forma y alma en el próximo tren que cojas con destino hacia ninguna parte.





AUSENCIA SUGERENTE

Atardeceres templados con una copa de vino en la mano.

A mi lado no estás pero evoco tu olor sugerente de manera que tu ausencia se hace incluso reconfortante.

La brisa marina seduce y templa mi tensión de manera casi mágica. Atrás quedan guerras y con ello victorias y derrotas en ese lecho que nos servía como escape de la rutina y la pegajosa tarea de seguir vivos.

El faro señala.

Mi alma vuela.

Suaves acordes provienen de algún lugar cerca de donde me encuentro. Alguna guitarra llora melodías de otra época, de otro tiempo. En las que como ahora dos enamorados miraban como se escondía el sol desde distintos puntos de la tierra en un intento de volver a ser uno.

El cielo se vuelve oscuro y una bandada de gaviotas me lleva hacia un horizonte con la forma de tu sonrisa, de manera que estás más presente que nunca, sin verdaderamente estarlo.

Silencio.

Te alejas.

Corro hacia ese horizonte que nunca atrapo. El destino se burla de mí y te hace más deseable a mis labios.

Tormenta perfecta vuelve a mí. Imprégname de nuevo de ese caos del que solo tú eras capaz.

Calma mi alma, reduce mi hastío a cero.

Deja que en tus ojos me refleje tal y como soy.

Deja que descanse en tus brazos para siempre.

Silencia esta condena y ofréceme algo por lo que morir de placer





VIDA Y MILAGROS DE UNA PIEL PERFECTA

Me dejaste solo, con dos cuadernos de regalo prestos a manifestar mis miserias.
Quizás ser errantes es lo que nos queda.
Quizás este mundo no está hecho para nosotros.
Almaceno recuerdos de felicidades pasadas. 
Decepciones y vaivenes son el epilogo de nuestra historia.
Ahora la manecilla del reloj se me antoja cruenta. Maldigo al tiempo, el cual pasa lento dejando todo lleno de incertidumbre.
Toda la ciudad duerme, mirando hacia otro lado mientras la desesperación invade el transito humano.
Yo me desangro mediante ríos de tinta capaces de calmar por unos instantes la lucha incesante de mi persona por alcanzar tu cuerpo.
Vida y milagros de una piel perfecta. Besos caducos que ahora quedan lejanos en nuestra memoria.








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