Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 5 de abril de 2015

CHELO DE LA TORRE [2.077]


Chelo de la Torre

Chelo de la Torre nace en Est. Linares-Baeza (Jaén). Cuando el calendario le dice que ha llegado el momento de dejar de jugar con los números, empieza a sacar de los cajones  las palabras que, de forma intermitente, ha ido guardando desde la adolescencia. Con ellas, empieza a construir puzles y algún poema, y en ello está. Ha participado en la antología "24  poetas tímidos"  Ed. Amargord (2013) y en la Antología MPI “Grito de Mujer” ( 2011-2014)

publico mis poemas en :





El blues del teléfono 

Recuerdo el triste día 
de aquel crudo invierno.
Recuerdo el día triste
de aquel crudo invierno.

Recuerdo una llamada,
recuerdo la llamada
y la fría voz 
que la noticia me daba.

Desde aquel día, 
me inquieta el timbre del teléfono.

Publicado en  la antología “ 24 poetas tímidos”  Ed. Amargord  Colección Avena Loca 




Hay días  

Hay días que aunque el sol abrase mi piel
no me dejas verlo.
Te instalas en el motor,
bloqueas las hélices,
me corroes,
pintas de negro la pupila de mis ojos.
Ocultas los juegos de mi infancia,
las risas,
los besos de mi madre.

Esos días tu saludo molesta,
las caricias duelen,
los besos más dulces saben a hiel
y lágrimas secas inundan nuestro lecho.
Mis bolsillos se cargan de plomo,
mi sombra me abandona,
el espejo me rechaza 
y hasta los platos se suben dos estantes.

Hay días que las hojas del calendario
pesan demasiado.

Publicado en  la antología “ 24 poetas tímidos”  Ed. Amargord  Colección Avena Loca 




Las huellas del día 

El amanecer levanta el telón del nuevo día,
como marioneta que no sabe quien mueve los hilos,
aparece.
Con su raído traje de bufón y su sonrisa fósil,
avanza sin moverse,
desfila entre las inertes teclas.
Los aplausos se le clavan en los pliegues de la vida.
Su vida,
esa sucesión lineal de círculos interseccionados.

Y cuando al llegar la noche
las farolas se apagan y se cierran las cortinas,
solo,  - en su camerino – 
se lava las huellas  del día
y le sonríe al espejo. 




Frente a un café

Algún día 
te contaré que no existo.
Mis padres 
me olvidaron antes de pensarme,
y hoy, 
frente a un café, 
añoro la vida que pudimos tener juntos.




Me duelen las manos 

Hoy me duelen las manos, 
me hice daño al quitarme la mancha de los días,
esos días en los que se rompen los tacones
y se secan las caléndulas. 

Hoy me duelen las manos 
y  me oprimen los guantes,
me agarré demasiado a las paredes,
no encontré el manual de la vida.

En el desván solo hallé una muñeca rota,
un agujero en el tiempo
y un libro de poesía,
- quizás sirva -
mañana empiezo a leerlo.





Telarañas 

                                            
                                           Dedicado a  M. Asunción Caballero (Mascab)
                                            
Tengo que hacer limpieza general
"hacer sábado"  -diría mi madre - 
secarle al colchón 
las lágrimas que no le han caído,
sacudirle el miedo.

Tengo que admitir
que las matemáticas mienten,
que el infinito es una llamada de teléfono,


Tengo que zurcir los rotos, 
borrar las sombras,
lavar el día
sin  usar la curvatura de tu voz,
ni el cobijo de otras letras.


Tengo que hacer limpieza
- y he de hacerlo sola - 
subiéndome a los libros para llegar al techo,
escondiéndome para limpiar los rincones.

Una telaraña se enredará en el visillo  del salón.
Nunca dejará de hacerme compañía.




Sábado

Hay un buitre negro en la cocina
no lo ahuyentan las rectas verticales,
                                                            ni las paralelas,
ni consigo resolver la ecuación
que me da la trayectoria de salida.




Sus canas

Las primeras aparecieron con la puesta de sol,
solo fueron unas pinceladas
y poco a poco las fueron tatuando
las ramas de los pinos, el mar, las verdades.

El tiempo se retorcía sin piedad
y llegaban al desanudarse la corbata cada tarde.
No encontró ninguna entre las sábanas.

Desde entonces, se han caído las hojas
y algunos días nos arropó el frío,
y siguieron llegando a su cabeza y a la mía.
Llegaron desde esos zapatos casi nuevos
que quedaron vacíos,
y entraron por la puerta abatible
al sonar la luz roja.

Durante esos años hubo momento buenos.
Galopó a lomos de dinosaurios,
dibujo elefantes en la arena
y hemos llenado juntos la cesta de los días
con pan, lentejas, caramelos y algún viaje.
A veces, se guardó un llanto en el bolsillo
y alguna división nos salió mal ,
qué difícil  conjugar la tabla del cuatro.

Las hojas siguen cayendo
y una sombra se esconde tras los ángulos.




Habla de geometría

                                                                      Dedicado a Pilar García Orgaz 

Si no tienes fuerzas para escribir
                                               habla de geometría.

Olvida las pecas de las manos,
rompe el círculo,
dibuja triángulos,
y pinta de verde el infinito.
Si la lluvia llena tus bolsillos
                                           habla de geometría.

Aspira el olor de la tierra,
oye como suenan las esferas,
pisa los charcos,
y ponte una elipse de sombrero.

Si  hoy el café te sabe mas amargo   
                                                  habla de geometría.

Pasea por el plano,
recorre la linea espiral de la arena
y al llegar al borde  del mar 
                                             salta
te espera la cima del cilindro.




Cumpleaños

No quiero bordados de seda
hechos con una paciencia que supera lo creíble,
ni flores que lanzan su alegre tristeza 
contra mis ojos,
ni perfumes fabricados 
en dobles jornadas laborales.
No quiero adornos de oro
porque al extraerlo envenenan  la Tierra,
ni bombones cultivados por manos lejanas
que no saben de juegos,
ni telas cosidas por adolescentes.
No quiero regalos
dedicados con tinta de otros dedos.

Regálame un viaje imaginario
al rincón donde comienza el infinito,
tus palabras para que me apoye
al subir los últimos peldaños del día,
un sonido que ahuyente  mis miedos.

Regálame  tus silencios 
y el comentario del libro que leíste ayer.




          
Mi pueblo 

 “Viajeros al tren “
era mi despertador.
Una voz nítida, nocturna, distante
anunciaba la llegada o salida de los trenes,
me acunaba.
El aire olía a carbonilla, a hierro, 
temblaban los muros al paso de los vagones,
el andén era el paseo 
y aprendí las paralelas mientras cruzaba las vías. 
Arriba, la estación
abajo, el rio.
De aguas rojas. 
Contradecía al azul  que no viene en los libros,   
 y me turbaba, 
al inundar  una y otra vez 
las chabolas de su orilla.
El campo,
la manta blanca
que  dio trabajo  al pueblo 
se ha vuelto  edredones  europeos.
Algo de verde  queda en mi retina,
olivas, trigo, cebada, 
nada fue mío, 
solo un árbol de cemento
que plantó mi padre.










4 comentarios:

  1. Gracias por compartir, Fernando.- Un abrazo

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    1. Gracias J.R: Infante por leerme y comentar. es todo un honor para mi .

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  2. Cuando al jubilarme, y con el único interés de mover la neuronas, continué juntando y jugando con las letras como había hecho desde la adolescencia, nunca pensé que llegaría hasta aquí. Gracias, muchísimas gracias Fernando Sabido Sánchez I
    Hoy me has dado un impulso nuevo para seguir. Un fuerte abrazo.

    No fui consciente de que lo ibas a poner aquí tambien, podría haber publicado el que tengo dedicado a mi pueblo.

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  3. Chelo, pues me lo envías y lo añado

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