Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

martes, 15 de septiembre de 2015

GINÉS SERRALLO [2.122]


GINÉS SERRALLO     

Nací en Belalcázar, Córdoba, en el año 1958. Me fui joven a Madrid, trabajé allí donde comenzé a plasmar mis poemas y a no destruirlos por parecerme muy malos, cosa que hacía con frecuencia.

En el año 2000 comenzé a escribir mi primer libro, usando como seudónimo Gines Serrallo, Imágenes de un escribidor. 

Tardé poco en escribirlo y bastante en poner a mi gusto este homenaje dedicado a todos los escritores, y muy especialmente a los poetas. 

Es una metáfora donde intento plasmar la ardua tarea del escritor, o el poeta, y su posterior imapcto en el lector. 

Vendría después En Negro y Marfil, Jade y Sal, Detras del ojo, Lienzo desdibujado. Escritos, homenajeando a la mujer, constante que se apreciará siempre en mis versos
Algunos de ellos estan inspirados en amigas, como Inma MiguelSanz, la cual desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros y  a la que escribí y dediqué el libro, Al Mediodía. 

La Dama Roja -otro libro escrito y dedicado a otra amiga, Sofía, amiga entrañable y auténtica. 

Todos, incluido Su-realismo, tienen como temática la mujer, el amor, la soledad, el desamor la distancia y la ausencia. 

El libro Vértigo pacífico es para otra amiga así como el de 20 minutos con ella. 

    http://ginesserrallo.blogspot.com.es/






Ha penetrado hasta el confín 
de vuestros ocultos rincones,
y queréis buscarlo en cada palabra
y arrancarlo del tronco 
                         de los deseos.
Intimidan
vuestras  inclinaciones 
hacia el ebrio sabor
de cada una de sus letras.

Os lleva de corrido
hacia un patio de luces
donde el suelo os aplasta 
                        en olvido y polvo,
        el aire es memoria de ayeres
y el cielo esperanza de un minuto.

Posa la mano sobre
blancas lomas de sales hieráticas,
retira la mirada contemplando
un paisaje de símbolos 
cuya magia, 
aún refulge en sus ojos.

Mientras el agrio humo 
de una eternidad recién creada  
aun se eleva:
a sus pies quedan los restos
de tan extenuante construcción.

De “Imágenes de un escribidor” , 2003




Los arcos son luces.
Son  bóvedas bajo el puente
concavidades
que aspiran
hálitos oscuros.

Arriba                   más arriba,
las sinuosidades rojas
de tus palabras,
quiero tomarlas al asalto
en la llanura ilícita
de mi impaciencia.

No me esperes.

Cabalgo a lomos
de la ignorancia.

Solo veo                 tu cuerpo
vestido en  negro y marfil

De “En negro y marfil” , 2003





Ángulo de luz

La luna  
     amanece    noche
El mar
     anochece   día
Tu mirada recta 
      curva el paso
      de mis reflejos
Planos simétricos      profundos
       paralelos 
       perpendiculares 
¿Te ocultará el ocaso?
Amaneces.
         Tú.
            La luz.
                   El sol.
La luna en el agua
El puente 
        el ojo 
            el paso     tus huellas.
La mirada oblicua
          la cascada recta
Somos la fuente
Eres 
    el manantial

De “Detrás del ojo” , 2003





¿Qué vientos te arrastraron?
¿Quién forjó tus brisas?
Efímero torrente que empapas
                      mi sed de tierra
                      el hambre del pueblo
                      al poeta                 en polvo y sol.
Desnúdate en la hierba
                      esfúmate en su color.
No me tienta tu canción
de invierno gélido
-suplicio cuando faltas-
bajas colmando 
aromas y sonidos.
Pules
        limpias
arrastrándome  en tus susurros.
¿Qué cauce estrechó tu cintura?
¿qué roca te apartó del camino?
siendo fuego liquido en las entrañas
humo y sudor de días cansados
furia desatada en la espesura
¡qué dios te azotó en la cara!
¡qué noche te forjó tan húmeda!
Siempre vives                       siempre amas
vas y vienes                          del mar a la montaña
                    nunca te detienes.

De “Lienzo desdibujado”, 2004





Nueve lunas
nueve largos suspiros
capas de sol
 y jade.             
Ocultos cristales
de aguas impersonales
vientos 
azules.    
Tú                  
ojos de garza
círculo de plata
vibrante
inquieto talud.
Quemas        
hielo ardiente           
musa
 distancia elocuente
...y atada.
Tronco retorcido
quimera                    
manos oblicuas.
¿Qué rozas?
Dime, 
¿Qué sonido te hizo?.
Pincel.
Tiempo.
Vida.
Nueve            
Número de aguas            
pentagrama de sonrisas
silencio curvo
Viértete,
de tu esencia quedará 
un dolor cercenado    
tus ojos   
invictos
desconocidos       
abrumadores

De “Jade y Sal” , 2004





Mentiras

Tengo que decirte
que no soy yo, que te miento,
que fui un hombre de barro
y ahora soy un corazón de asfalto
Entre ladrillos y humos
como un caballo desbocado y loco
paseo por estos callejones
de vicios y envidias,
ausente en tus miradas de hielo,
perdido entre la locura de tus besos
y el cigarrillo que a duras penas
me voy fumando para olvidar
que aun te recuerdo.
Si, te miento
         al decirte que aun soy
                     lo que no fui
aquel joven gallardo y presuntuoso
-hoy maduro, bebedor y bohemio-
que suspiró entre tus labios de acero
Miénteme tú, dime que ya no eres 
la dama de mis noches bohemias,
dime que eres otra, la que no conozco,
la que adivino bajo tus cejas otoñales
Sí, no me digas quien eres
dime quien no eres
y así, entre mentiras y mentiras
me iré, arrepentido de mi pasado,
ebrio de tus músicas modernas
Hasta que vuelvas
-si vuelves-
déjame el fuego de tus ojos
para fumarme la vida,
en el humo de tus olvidos.

De “Partitura para un silencio” , 2005





Por estos arrabales cósmicos
de lúgubres callejuelas infectadas
con lágrimas de suburbios oscuros
me llega el inquietante olor
a tu piel de gacela herida.

Te han mordido
los caimanes del sueño
te sobrevuelan cuervos
anillados
a los cabellos 
por las avenidas del silencio.

Evocas la demencia
de las oscuras
noches en cualquier bar.

El éxtasis del licor sobre tu ombligo
es tan denso como la humareda
que prende tu corazón de hielo.

De “Su-realismo” , 2005




Sé que vienes, a tu hora, ni un minuto antes.
Sucedes como la primavera al invierno,
como un color a otro,
deshilachando la escueta figura,
figura de pintor sin colores en su paleta.
No importunas al tiempo, al fondo, las botellas;
ni un suspiro levanta más calor que la taza de café
aunque pretenda beberte esa mirada de fuego breve,
eres, como un fantasma sin nombre, 
que resbala por mis libros.

Acércate, deseo cegarme en la oscuridad de tu pelo.

De “Al mediodía” ,2012





La memoria toma nombre
bajo la hierba.
Recuerdos.
No quiero que vengas
en los sueños
te quiero de madrugada,
de soñolienta madrugada,
sin fríos perfumes otoñales
sin la curiosidad de los ojos
entregados a la oscura
habitación de la mañana.
Viene, y no sé
si estoy preparado
para hablar con ella.
Se queda un instante,
y otro, y otro más,
y tantos instantes,
como logro retenerla
en mi locura,
tan efímera
que cuando construyo un vuelo,
se esconde en los pliegues de la noche.
¿Cuántos meses trae
el calendario en el que la espero?
¿Cuántos días pasarán
antes de que me odie?
He construido esta ciudad
con cimientos de sueños,
existe porque en ella la busco
por densos perfumes del día,
abstraído en las horas,
por noches que se estiran
en tabernas indolentes 
sin paredes que guarden
agonías y tristezas. 
Cuando la pretendo
se escapa
entre mis sombras,
si la repudio
me envuelve
como una gata en celo.
La veo por las ventanas
y los ladrillos, 
por la sequedad en el asfalto
que se agrieta de veranos
lluviosos, donde la gente
va y viene en lento transcurrir
de monótonas aceras.
La tuve una vez,
hace ya tantas tormentas, 
que no la recordaba
con esa alegre melancolía
de taciturnos bares
y la frescura de jovencitas
que acumulan polvo en las revistas.
Se hace esquela
en el tablero de ajedrez 
quiere desterrar al viento,
vaciar su casilla,
apretar una gota de lluvia
en la esquina izquierda
y… me dice que mire
la galaxia para reírme.
Para reírme del yo mismo
al que no tengo derecho
nada más que para cantar
sobre los huesos.
En alguna de aquellas
tormentas, creo,
perdí el rumbo
hacia la batalla,
ofrecí su presagio a la vida. 

De “En ocasiones veo lechuzas y cisnes” ,  2012





Es largo el día

Es largo el día, 
largo como un dolor de cabeza
que me estrella contra el azul
de tus pechos.

No pronuncies mi nombre todavía 
espera que me haya ido
levantando el cobrizo de tu cabello
y peine semillas en mis ojeras.

Quiero brindar por tus ojos
-si me llegan clandestinos-
y destilarme en tus pupilas
como una noche sin besos.

Es largo el día
más largo que la barra del bar
donde purgo mis horas 
sin los latidos del corazón.

Quiero hacer, la revolución de tus ojos

De “La Dama roja” 2014






Hoy, ayer y el mañana

Hoy es un día
y ayer y mañana,
son días diminutos
pequeñas eternidades
como ese dios 
de los desarrapados
que cruje contra el viento
la violencia en los pobres.
Hoy, ya no es hoy,
no fue ayer, 
ni será mañana,
será otro día.
Otro infierno en el que morir
despacio, muy despacio,
mientras el pan oscurece
las bocas de áfrica
y el agua se escabulle
por la arena de los países:
y los ricos beben
y los otros 
ofrecen su sed.
Pero hoy, 
-que no sé qué día es-
será diferente
porque los pobres
los desarrapados
aquellos que mueren 
por orden de ese dios
que quiere ver la sed
y el hambre en bocas
llenas de arena y cansancio
ha decidido que llueva
más miseria 
más muerte
para regocijo de los ricos.

Ahora llueve
se escancia el desierto
sobre las calaveras
y los esqueletos
derrotados,
se abren las simas de los cielos,
y a dentelladas,
son tragados 
los pobres de nacimiento,
y la lluvia los cubre
de más hambre
de más dolor
de más miseria

y de otro día.

De "Ocho poemas sin recordatorio" , 2015





Viene conversando 
con los vientos y la lluvia
y guarda en su costado 
el dolor y la nostalgia.
Su ropa, hecha con jirones de la noche,
viste sus pómulos de lágrimas.
En algunas ocasiones,
bebe palabras inquietas
que desbocan su corazón.
Reluce su sonrisa en el día
y por la noche 
es enfermera de penas hambrientas
y espera ....
Espera a un orador de almas
que entibe su esperanza
con firmeza.
No sé donde guarda  
la sombra de su sueño
pero sé que espera el jardín de los vientos
para entrar descalza 
y pisar el agua, y la hierba,
y las piedras y buscar la vida
que desmemoria su corazón.
La veo lejos y cerca
acunando el silencio 
y los labios vacíos de besos,
su alma, es un oasis en el desierto de la soledad,
Es la luz del túnel
por la que esta vida pasa
pisando negros charcos de amargura.
Mientras en ella crece 
la simiente de una nueva esperanza
yo me voy enterrando en la lumbre
de sus ojos, voy vertiendo mis horas
en las sombras de su espalda.

De “Vértigo pacífico” 2015





El tiempo pasa 
la noche acaba
y la máscara ritual del día
fertiliza la mañana.
Una tribu de demonios
avanza en el griterío de los minutos
festejan la muerte de los rostros
la profanación de las tinieblas
el ebrio insomnio que bautiza
la alborada.
Pero en ella no pasan los minutos
se han quedado estancados
en su orgullo
en el valeroso espanto 
de sus designios
en el instante que duerme
en su espalda.
Un ángel se torna indefinible
en la lengua del espejo
y apenas inmóvil
se hace espesura en ella
se olvida del gesto, 
la ira,
la injusticia,
y se vuelve lágrima
en las ánforas de sus ojos.
En mi etérea inocencia
quiero rescatar las esferas
que el verdugo 
incorporó a sus pechos.

De "20 minutos con ella"  2015











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