Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

viernes, 22 de julio de 2016

JUAN PACHÓN GARCÍA [2.170]


Juan Pachón García

Nací en el Rubio, un pequeño pueblo de la provincia de Sevilla en el seno de una familia humilde el 28 de Julio de 1952 y el ultimo de siete hermanos.

Desde muy niño soy un enamorado de la poesía ya que mi padre me leía poemas y ello me seducía a introducirme en ese fascinante mundo de la poesía y del relato corto ya que para este último era mi querida madre quien contándome leyendas que venidas de lejos se oían salir de bocas de los sabios ancianos, así con apenas nueve años encendida en mi mente la luz de la inspiración, comencé a escribir mis primeros poemas que aunque vagos y ciertamente repetitivos me sentía animado a seguir expresando aquel sentir que seguía fluyendo desde mi interior, seguí escribiendo y recopilando entre líneas rectas de vírgenes cuadernos, y entre tachones les dejaba descansar y dormir con el pasar de los tiempos, recuerdo la primera vez en 1967 que pise suelo sevillano y vi mi primer semáforo que  alucinando como cambiada de colores y los coches obedecían sus órdenes, en mi quedo para siempre esa imborrable imagen.

En los años 80 publique el poemario “Sueños del Pasado”, fue una edición muy corta (300 ejemplares) de la cual guardo esos recuerdos que me transportan aun, a aquellos tiempos de adolescente. En 1994 decido publicar mi primer libro mixto de poesía y prosa “Rimas al Viento” en el cual di a conocer parte de esos poemas y relatos que fui escribiendo a lo largo de los años, íntegramente dedicado a mi madre lo escribí sencillo, asequible para que ella pudiera entenderlo ya que si ella lo hacía, como no las personas con mucha más formación, esa edición fue de mil ejemplares y un coste excesivo de 750.000 Pesetas, pero al fin pudo ver la luz en mi Sevilla un sueño de largos años.

Actualmente tengo muy avanzado un nuevo título “Noches sin Ella” el que quiero que vea la luz la próxima primavera.

En 1.997 mi sobrino Antonio Molina Doctor Cum Laude en biología por la Universidad de Sevilla, me sugiere presentarme con mi libro al concurso para libros de texto para el Programa de Doctorado en Lengua Española “Texto de introducción a la Lengua Española y “Poesía Española Comparativa. Mi poemario Rimas al Viento fue seleccionado entre más de doce mil por: la combinación de una innovadora ruptura de formas y modelos preexistentes, para: Programa de Doctorado en Literatura, Poesía y Lengua Española.

El mismo año la Asociación de Escritores y Artistas Españoles presidida entonces por el granadino D. José Gerardo Manrique de Lara, me invita a formar parte de sus miembros con dicha y humildad acepte tan digna invitación y asistí a varias presentaciones y recitales, conocí a grandes como el cordobés Leopoldo de Luis, al gaditano Carlos Murciano, al leonés Antonio González Guerrero, y un largo etc. De personajes muy relevantes en el mundo de la cultura y la literatura.

Así el 3 de julio de 2013 la Coordinadora de Entidades de Alcosa se dirige al Ilustrísimo Ayuntamiento de Sevilla, solicitándole pongan mi nombre a una calle de este barrio en el que resido desde 1974 y que la FEA me considero como persona apta para este reconocimiento y que su Digna Corporación así lo ha estimó el 28 de Marzo de 2015.

Juan Pachòn


ALLÁ

Allá donde exista la pena
donde el rayo rompe en dos,
donde la muerte es secreta
allá estaré yo.

Allá donde el sol se enmarca
rayos de ira sin son
donde muera la sonrisa,
mis labios ya no lo son.

Allá donde se apague,
donde expire la pasión
serás mortífera pena
quien te lleves mi dolor.

Allá, allá, allá estaré yo..



TUS RIZOS

Los rizos de los mechones
que cuelgan sobre tu cara,
son como blancos jirones
que brotan de tus entrañas.

Ellos gozan al roce,
de tu bravura lozana
¡No les rechaces niña!
hacen mas bella tu cara.

Los rizos que quiero verte,
cuelgan de tu frente clara,
son como espejos de espuma
donde se peinan las algas.

Ellos que la brisa mecen
bailan entre si y cantan
canto de mis amores
y de mis noches alma.



AL ALBA

Al alba me llama el gallo
al alba de luna clara
cuando empiezan los luceros,
a dar paso a la mañana.

Al alba el fresco rocío
se desliza de las ramas
igual que chorros de oro
con mil sonidos de danzas.

Al alba canta el jilguero
volando de rama en rama,
lanzando cantos risueños
enamorando a su amada.

Al alba cariño llevo
al alba mil esperanzas
al alba espero que espero,
al alba, amor mio, al alba..


CUANDO SONRÍES AMOR MIO

Aunque la luna clara
recorra mis sueños,
tan sólo Tú, reina
podrás poseerlos.

Aunque la aurora del alba
me llame a lo lejos,
que esperen estrellas,
que esperen luceros,
pues llevo grabadas tus huellas,
cariño, muy dentro.

Aunque dibuje mil rayos
el sol sobre el rocío,
millones dibujan tu cara,
cuando sonríes amor mio..


LLÁMAME

Llámame cariño
cuando de mi necesites,
llámame en el mundo
de mis noches tristes.

Llama que en mis sueños
tu figura vive
desde aquél momento
que me persigues.

Llámame morena
de los ojos grandes
de voz de azucena
y de brillantes.

Llama cuando quieras
en mañana o tarde,
que mi amor siempre espera
para abrazarte..



VIENTO Y SUEÑO

Yo soy viento engarzador
que sin tu pasión no vivo,
soy cautivo de tu amor
y esclavo del suspiro.

Un sueño bajo el sol
y aromas de pistilos,
colores sin color
vientos doloridos.

Yo vago sin remisión
bajo tu cuerpo esculpido
una pena y un dolor,
un corazón sin destino..




Juan Pachón García, poeta con calle en Alcosa que sueña con surcar el cielo 

Por Barranquero Maya 

En el barrio de Alcosa, la Calle Poeta Juan Pachón García hace referencia a uno de sus vecinos, poeta reconocido por la Universidad de Columbia y otrora supervisor de mantenimiento de equipos tierra de Iberia, que sueña con surcar el cielo.

Desembocando en la Plaza Maestro Sánchez Rosa, en pleno Alcosa este, bien desde el sur, a través de la Avenida República de China, de la Calle Taiwán, o de la calle Francisco Cortijo, bien desde el norte a través de las Calles Beata Ana María Javouthey, María Fulmen, o María Zambrano, se puede topar uno con una señal que eleva un nombre como si fuera un estandarte hacia el cielo. Calle Poeta Juan Pachón García, reza. Y en esta ocasión no hay que ir muy lejos ni concentrarse en recordar para saber quién y qué se siente al tener el propio nombre tatuado en la propia tierra, marcando conquista para las generaciones de paso.

“Para mí es casi indescriptible, me cuesta poder expresar lo que siento porque es una gratitud tan inmensa, una estimación tan grande que le reconozcan uno en vida… Me llevé una sorpresa inmensa”. Juan expresa su sorpresa comentando lo difícil y raro que es que le reconozcan a uno estando vivo, “normalmente solo lo hacen cuando ya has muerto. Siempre he dicho que a los políticos son a los que se les reconocen en vida”, comenta Juan sonriendo, olvidándose quizás de los deportistas, “cierto”, responde a la objeción. Esta iniciativa partió de la Federación de Entidades de Alcosa (FEA), y contó con la aprobación tanto de la Junta Municipal del Distrito Este, Alcosa y Torreblanca, como después del Pleno Municipal del Ayuntamiento de Sevilla.

Juan hace un alto en el camino de esta su propia historia para destacar la labor de la Federación en favor del barrio de Alcosa, así como para reiterar una vez más su agradecimiento por el empeño que han tenido en que sea reconocido. “Toda la vida le agradeceré inmensamente a ellos que hayan tenido esa deferencia hacia mí, porque ellos tuvieron por lo menos cuarenta candidatos del barrio, cantaoras de flamenco, guitarristas, profesores también, y entre todos decidieron que yo era la persona idónea. Sé que habrá otros aspirantes que posiblemente se lo merecían más que yo pero bueno, ellos decidieron que yo era la persona idónea, y se lo agradeceré toda la vida”.

Esa vida que se pasará agradeciendo comenzó en la localidad sevillana de El Rubio, en 1952. En 1974 llegó a Sevilla por cuestiones profesionales. Y en 1997 se produjo el reconocimiento que probablemente le cambiara sino la vida en sí misma, si esa vida que se vive en la vida de los demás, pues Juan escribía poesía y sigue haciéndolo independientemente de que fuera estudiante de mecánica de automoción, o se ganará la vida como técnico especialista en Iberia, o como profesor de tecnología de automoción, o la Universidad de Columbia escogiera su libro, ‘Rimas al viento’, como libro de texto para su Programa de Doctorado en Lengua Española. Juan era una especie de poeta clandestino y aquella mención le sirvió para obtener cierta regularización en la sociedad como hombre de letras.

Habían elegido el libro entre otras cosas por la sencillez en el lenguaje y por romper ciertas normas establecidas.

Fue su sobrino, Doctor Cum Laude en Biología, quien realizando un postdoctorado en la Universidad de Columbia empujó a Juan más allá de sus reticencias a los concursos literarios, de los que reconoce no fiarse, para presentarse a una convocatoria de dicha Universidad. “Yo decía, ¿qué voy a hacer yo allí?, es que me causaba risa la verdad, y me dijo, preséntate, si el no ya lo tienes. Total que mandé doce ejemplares, los presentó, y al poco tiempo me llamaron diciéndome que lo habían elegido como libro de texto para el Programa de Doctorado en Lengua Española de la Universidad de Columbia. Y que estaba recomendado para toda la mancomunidad de universidades de la costa este. Habían elegido el libro entre otras cosas por la sencillez en el lenguaje y por romper ciertas normas establecidas”.

‘Rimas al viento’ es una obra escrita como se escribe en la clandestinidad de la intimidad, lentamente, casi dándose vergüenza, en las noches de resacas laborales, y en cualquier parte, pues Juan es de escribir a mano, en cuadernos, a empuje de eso que se llama inspiración, así fue almacenando poemas y relatos, aglutinando poesía romántica, melancólica, intimista, como él mismo la describe, para por supuesto acabar editándosela él mismo. “Fue un proceso de bastante tiempo. Yo iba escribiendo y lo iba dejando en los cuadernos, y ya cuando me compré mi primer ordenador empecé a trabajar, a pasar las cosas ahí. Yo ya era muy mayor, ya tenía cuarenta y pico de años cuando publiqué el libro”.

“Normalmente me inspiraba por las noches. En el trabajo también escribía algún poema, sobre todo al principio, cuando estaba en el departamento de material, entre avión y avión me sentaba en el almacén y escribía algún poema”.

A mi padre se le podía ver leyendo libros colocados en la mancera de su yunta mientras araba el campo impulsado por dos mulos. Así aprendió a leer.

Para tratar de dilucidar de dónde le viene ese carácter poético que define como melancólico, como romántico, Juan habla de su padre, “trabajador del campo”, quien poco a poco fue consiguiendo “coger tierras a medias, ir arrendando… Al final no le fue mal del todo, pero al principio lo pasó muy mal porque éramos siete hermanos y claro, en aquellos tiempos tan difíciles era muy complicado tirar adelante con la familia, se pasaban muchas necesidades”.

A pesar de la precariedad de la situación, su padre encontraba tiempo para leer pues según explica Juan, le gustaba mucho la poesía y se le podía ver leyendo libros colocados en la mancera de su yunta mientras araba el campo impulsado por dos mulos. “Así aprendió a leer”, afirma. “Decía mucha gente en el pueblo que era la persona más culta de su edad. Era autodidacta. Cuando yo era pequeño me leía poesía. De ahí empezó a entrarme el gusanillo, y ya con ocho o nueve años empecé yo a escribir mis primeros poemas”.

Su madre por su parte le contaba cuentos, leyendas del pueblo. Ella fue el origen de ‘Rimas al viento’, la fuerza impulsora. “Pensando en ella me dije, antes que muera mi madre quiero publicar un libro para dedicárselo. Hice un libro tan sencillo y tan asequible para que mi madre con sus años y su nivel cultural lo entendiera. Eso fue lo que me motivó a publicar el libro”. “Es que me daba vergüenza publicarlo porque mi poesía es un tanto intimista, me daba vergüenza sacar a lucir mis sentimientos”.



Juan Pachón García

Quizás por ello la vida de Juan estuvo dividida por dos mundos, la aviación y la poesía, diferenciándole de esas historias metáforas del superhéroe que tiene que esconder sus poderes porque no son rentables para el mundo libre; habituales historias de actores, actrices, periodistas, profesores, humanistas, artistas en general, trabajando como camareros, camareras, dependientes y comerciantes en general; diferenciándose Juan de estas historias de supervivencia quizás tan dignas como cualquier otra por la pasión que muestra hacia sus dos mundos. Prueba de ello son los siete premios que le concedieron por su labor de supervisor en Iberia, por sus sugerencias para mejorar el funcionamiento de los equipos.

“Desde muy pequeño soñaba con ser piloto y algún día poder pilotar, muchas veces camino de la escuela oía el clásico rugir de las hélices y miraba hacia arriba y me quedaba embobado mientras se perdían en el horizonte. Y no fue una sola las veces que el maestro me dio un tirón de oreja por llegar a clases después de la hora”.

Esas clases las dejó con 14 años para comenzar trabajar en un taller de mecánica de automoción. Con 18 años accedió a la escuela especialista del Ejército del Aire en León. Fue en 1974 cuando, en la casualidad de un encuentro con el secretario de un delegado de Iberia mientras Juan hacía autoestop, se enteró de la posibilidad de entrar en la compañía, posibilidad que aprovechó porque prefería la vida civil a la militar. De eventual pasó a trabajar en el mantenimiento de los equipos tierra de la compañía como técnico en la propia delegación de Sevilla, tras aprobar el correspondiente examen, y allí se quedó hasta 2013, año de su prejubilación. También fue profesor del Centro de Formación Profesional ADA en la década de los 80.

De ese mundo de la aviación del que no pudo participar como le hubiera gustado por motivos económicos y por oposición de sus padres, Juan conserva un sueño por cumplir, que es el de pilotar su propio autogiro. “Quiero sacarme la licencia para aviones ultraligeros de aviación deportiva, ese es uno de los sueños que tengo que espero que este año se cumpla, para poder comprar algún día uno”.

“En mi primer vuelo alucinaba pensando que era un sueño. Lo hice con el subteniente del Ejército del Aire en la Base Aérea de la Parra de Jerez de la Frontera, en una avioneta Stinson, cuando estaba destinado allí procedente de la Escuela de Especialistas. Al poco de despegar vi como un gran espejo brillar en el horizonte y pregunté: ¡mi subteniente!, ¿qué es aquello que se ve a lo lejos que parece un espejo?, y él me respondió, ¡es el mar Juan!… Fue mi primer vuelo, no lo olvidaré jamás, y espero poder volar pilotando un ultraligero antes del último viaje”.



Juan Pachón García mecánico

Mientras tanto Juan trata de preparar lo que sería su segunda obra, así, a su ritmo, como Juan reconoce, esperando sin esperar a la inspiración. “Estoy puliendo y a ver si de aquí a la primavera puedo tenerlo todo preparadito para publicarlo”. “Yo he escrito poco a poco, los voy dejando en un cuaderno y después voy tirando de ellos, no escribo de un tirón. Como no me dedico a ello ni vivo de ello… Es como un hobby que disfruta uno haciéndolo, aunque sufro mucho cuando escribo un poema”. “Cuando me inspiro es cuando escribo, por eso se nota esa calidez. A veces, cuando uno lee un poema se debe notar que lo ha escrito con el sentimiento. Si yo me obligo a escribir no me salen bien, noto frío el poema”. Y según cuenta Juan, esa inspiración debe de estar por aquí:




SÁCAME A LA CALLE

Sácame del abismo
y de la soledad que vivo,
de los sueños de niño
y del amor sin destino.

Sácame a la calle,
donde están los lirios,
donde estallan los rosales
al viento sus capullos.

Sácame a la calle
de sus amores oscuros
del color de sus palabras
y de los rayos que busco.

Sácame a la calle
donde suspira el viento
donde están esos amores
con los que sueño.


“Esa la escribí en la puerta del Cateto. Venía yo de Carrefour, entonces me paré, estaba cansaote. Me paré a tomar una cerveza en un banco de los que tienen en la puerta, de estos altos. Ahí me senté y me inspiré. Le pedí a uno de los camareros un bolígrafo prestado y una servilleta y escribí el poema este, tal cual está ahí lo saqué”.

O debe de estar, la inspiración, en el propio recuerdo. “Cuando pienso en alguna de las mujeres en las que he estado enamorado en mi vida pues la verdad es que eso me evoca y me inspira. Cuando estoy melancólico, triste, porque me acuerdo de los seres queridos que me faltan, de mi mujer, mis padres, eso también me incita a veces a escribir”. Así asegura usar la poesía como desahogo, mientras que en la prosa se reconoce más alegre, disfrutar más a través de la comedia.

Al hablar de sus referentes no duda y menciona a Bécquer, de quien destaca sus ‘Golondrinas‘, a Machado, a Pablo Neruda, a Federico García Lorca. “He sido un forofo, un fanático de Bécquer, desde chiquitito, porque yo soy muy romántico y el romanticismo que Bécquer encierra en sus poemas me encanta”. Respecto a la prosa menciona a Juan Ramón Jiménez y su ‘Platero y yo’, a Camilo José Cela y su ‘Madera de Boj’.  También tiene palabras de admiración para Leopoldo de Luis, a quien conoció en Madrid. “Es de los poetas más brillantes de la época reciente”, afirma Juan. De sí mismo destaca poemas como el ya mencionado ‘Sácame a la calle’, y otro llamado ‘Cuantas veces mil’.



Como aficiones asegura gustarle todas las fiestas de su tierra, aunque respecto a la tauromaquia, a la vez que reconoce no haber ido a los toros nunca, afirma que le daría pena su desaparición pues considera que sería la extinción de la raza del toro bravo. Pero por grandes pasiones, además de la poesía y la aviación o gracias a ellas, Juan tiene el campo y los viajes. Comenta por ello haber viajado a Latinoamérica, haber estado en Brasil, Argentina, Paraguay, Cuba, República Dominicana, México, y también haber viajado por Europa. “Me gustó mucho Manhattan, porque yo era muy reacio, pero cuando fui allí invitado por la Universidad de Columbia me sedujo tanto que posiblemente vuelva otra vez para verlo con más tranquilidad. Veía tanto cemento que no me gustaba, pero después…¡que maravilla!… Suiza me encantó también”.

En la comparación con todos esos lugares asegura Juan que “ganamos, de hecho cuando vienen aquí extranjeros les encanta esto, y si por muchos de ellos fuera se quedarían aquí, les gusta nuestra gastronomía, el folclore, la alegría que hay en nuestra tierra, a pesar de que en la actualidad la crisis haya hecho mella en el pueblo andaluz”.



Respecto a su barrio, Alcosa, en el que parece estar muy involucrado por cuanta gente saluda al paso, Juan comenta haber vivido y sufrido su evolución. Ahora asegura verlo bastante bien. “Gracias a los vecinos que se han preocupado muchísimo. Y evidentemente al Ayuntamiento que ha considerado lo que los vecinos han ido demandando, como el parque que tenemos. Lo que no me gustaría es por ejemplo que la carretera que quieren echar por encima del parque la hicieran. Sería una pena que acabasen como un entorno natural como es el parque”.

Y sobre todo a pesar de una crisis que afirma palpar en el barrio. “De hecho hay más de un establecimiento público que tiene puesto una hucha reclamando ayudas. Y a veces en los supermercados he visto personas, vecinos, pidiendo algún kilo de arroz, algunos garbanzos…”.

En los colegios también deberían invitar a poetas para que despertaran en la juventud ese interés por el mundo de la poesía, que tan bueno es para el ser humano.

Mientras va colgando alguna de sus poesías en su propio muro de Facebook, Juan proyecta lo que será su segunda obra totalmente ajeno al mundo de las editoriales, contrariamente de lo que se podría pensar tras el respaldo de toda una Institución como la de Columbia. Respecto al mundo de la cultura en el que participa de forma activa además de escribiendo, dando charlas en institutos, Juan demanda más atención a la poesía. “Yo veo bien que en los institutos se fomente, y en los colegios también deberían invitar a poetas para que despertaran en la juventud ese interés por el mundo de la poesía, que tan bueno es para el ser humano”.

A finales del mes de enero o principios de febrero se oficializará con un acto la Calle Poeta Juan Pachón García, acto al que comenta Juan asistirán personalidades políticas y vecinos de su pueblo El Rubio, también vecinos de la localidad cordobesa de Posadas, pueblo de su mujer, fallecida hace unos años, y por supuesto sus familiares.

Así pues uno puede llegar o preguntar o ser preguntado por la Calle Juan Pachón García, calle que con el paso del tiempo puede llegar a ser conocida por su parque próximo, o por futuros comercios populares; la calle de tal bar, la calle de tal franquicia; o por particulares sucesos que en ella acontezcan, resonando así su nombre con esa humilde pretensión que ha caracterizado y caracteriza su poesía. Pero por ello es justo que se sepa quién es y cómo quiere ser recordado Juan Pachón García, como tan justo es que los poetas que esconden las calles, las calles mismas se los apropien de nombre, sin olvidar que en este caso, Juan Pachón García está vivito y poetizando. “Yo soy una persona con mucho sentimiento, y me gustarían que me recordasen como un poeta del pueblo, como alguien que escribe con todo el sentimiento que debiera de tener la gente, y así me gustaría, como un poeta sensible y solidario con el pueblo”.


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