Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 28 de agosto de 2016

LUIS DE HERRERA Y ROBLES [2.178]


Luis de Herrera y Robles

Don Luis Herrera y Robles nació en Sevilla el 21 de mayo de 1838. Cuentan que en su infancia tuvo la fortuna de conocer al poeta, erudito y religioso sevillano Alberto Lista (1775-1848). Con sólo 12 años Herrera, fue nombrado Ayudante de los Maestros las Escuelas Pías de la Purísima Concepción de Sevilla, en atención a su buena conducta y adelanto. En los exámenes extraordinarios celebrados en Sevilla en enero-febrero de 1852 entre todos los alumnos de 1ª enseñanza, obtuvo la nota de Sobresaliente y elegido por el tribunal para el Primer Premio, que le fue entregado por el Rector de la Universidad de Sevilla.

Desde 1855 a 1862, cursará todas las materias de 2º enseñanza en el Instituto histórico de Sevilla (que después se llamaría San Isidoro), obteniendo el grado de Bachiller en Artes con la calificación de Sobresaliente.

En esos años, también cursó en la Universidad Literaria de Sevilla estudios de Filosofía y Letras (con obtención de Sobresaliente en las asignaturas de Prosistas Griegos, Literatura general y Española, Literatura clásica Griega y Latina, Poetas Griegos, Geografía, Historia de España, 1º y 2º curso de Hebreo, y Literatura Española) y los estudios de Sagrada Teología (con nota de Sobresaliente en todas las asignaturas de los 4 años del bachillerato).

Así entre 1864 y 1867, obtendrá el grado de Bachiller en Filosofía y Letras y el grado en Bachiller en Teología en la Universidad Literaria de Sevilla. 

Ese mismo año de 1867 accederá por oposición directa al cuerpo de Catedráticos Numerarios de Instituto.

En 1868, fue ordenado sacerdote y después de estar vinculado provisionalmente al Instituto de Osuna y al de Cáceres, llegaría definitivamente al Instituto de Cabra, como catedrático por oposición de Retórica y Poética.

En 1869, terminará la licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla con la nota de Sobresaliente y en 1873 culminaría sus estudios con el grado de Doctor.

Durante 25 años estaría vinculado como docente al Instituto de Cabra, siendo Director del centro educativo y Rector de su Colegio durante en tres ocasiones. De 1875 a 1883, de 1884 hasta 1886, y de 1891 a 1892.

Como Director, además de potenciar el Solemne Acto Académico de Apertura de Curso, introdujo como otra actividad pública de gran éxito la llamada “Academia Literaria”, en el que participaban los alumnos con discursos, poesías y florilegios literarios, amenizados con música. 

Por su iniciativa, secundado por el Claustro, la Junta de Patronato del Real Colegio y la Diputación Provincial, consiguió de manos de S.M. Alfonso XII en 1877 la declaración del Instituto de Cabra como “Instituto Provincial” incorporándose al mismo varios colegios de la comarca: Lucena, Baena, Aguilar de la Frontera, Montilla, Puente Genil…

En la Memoria del Curso escolar 1872-1873 se dice que de los 63 institutos existentes entonces en España, sólo 25 tiene mayor número de alumnos que el de Cabra.

Como alumno destacado de esta época, se encuentra Niceto Alcalá Zamora y Torres, alumno del Instituto de Cabra entre 1887 y 1891, que cursó sus estudios con un expediente brillante.

La gestión de don Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los periodos más importantes de su historia.

Durante su mandato como Director, llevaría a cabo importantes reformas y ampliaciones del Instituto. Así en 1878, se adquirieron parte de dos casas contiguas y se construyó la fachada a la calle del Instituto (hoy Pepita Jiménez) con grandes ventanales y rejas de forma que pudiera verse a través de ellos el Jardín Botánico que allí se instaló. El levantamiento de un cuerpo de tres pisos, a continuación del antiguo comedor: destinándose el bajo a comedor y cocina, el primero a gabinetes de Física, Química e Historia natural, y el segundo, para dormitorio de colegiales.

En estos años es cuando también se dota a la Biblioteca Histórica y a los Gabinetes con sus lujosos armarios-estanterías y un material revolucionario para su tiempo.

Su llegada al cargo coincidió con la visita comentada de Valera al Instituto con motivo de la Apertura de Curso, y en la que se conocieron. Don Juan Valera estuvo siempre al tanto de las mejoras pedagógicas y materiales introducidas por el doctor Herrera y Robles. Y el prestigio del Centro fue tal que don Juan, al regreso de uno de sus viajes a Francia, donde visitó varios Liceos, dice en su correspondencia que ninguno llega “al estado brillantísimo en que se encuentra el de Cabra”.

Casualmente Valera, también asistirá a la Apertura de curso del curso 1883-1884, que cerraría la 1ª etapa de D. Luis Herrera como director. Con estas palabras le informaba a don Marcelino Menéndez Pelayo: “Mañana volvemos a Cabra donde asistiremos a la solemne apertura del curso en el Colegio, gran fiesta que celebra don Luis Herrera con notable pompa y concurrencia de señorío, no solo de cabreño, sino baenero y lucentino”.

En una época en la que la situación política se caracterizaba por la pugna de conservadores y liberales, D. Luis Herrera no quedaría al margen. Su rival político en la dirección del Instituto sería D. Antonio José Domínguez de la Fuente, que ejercería como Director durante 12 años aproximadamente desde 1862 hasta 1875, que le sucedería en el cargo Herrera, el protegido de Valera.

D. Juan Valera apadrinaba a Herrera, según sus propias palabras: porque era su amigo, porque era un buen director, que había nacido para ello, porque el colegio está en un estado brillantísimo, porque es de la Academia y amigo de sus amigos…

D. Martín Belda, figura relevante del partido conservador también apoyaba a Herrera, como el liberal Valera, que lo hacía independientemente de sus ideas políticas, en reconocimiento a su labor y valía personal. A principios de aquel curso de 1883-1884, los liberales maniobran políticamente y destituyen a Herrera. En aquella contienda, Juan Valera toma partido por Herrera, así como otro de sus buenos amigos, Marcelino Menéndez Pelayo. La correspondencia entre los dos escritores por esas fechas, como señala Galera, se ocupa frecuentemente del caso y comentan las gestiones que ambos llevaron a cabo para apoyarlo. Incluso desde Washington Valera escribe al ministro de Fomento don Alejandro Pidal y pide al mismo don Marcelino, que le insista sobre este tema: “Dígale –escribe en enero de 1884- que restablezca en Cabra de Director de aquel instituto a don Luis Herrera, que nació para ello, y a quien fue un acto de mi primo Juan Ulloa el dejar cesante”

Las gestiones de Valera, dieron su fruto, y Herrera sería nombrado de nuevo director en junio de aquel año, cargo del que cesó en 1886. En una tercera ocasión, entre otra fuerte controversia política, Herrera volverá a ocupar la dirección, desde julio 1891 hasta su renuncia en 1892.

Así que cuando ese año se traslada a Sevilla para ocupar la cátedra de Retórica y Poesía del Instituto de Sevilla y años más tarde, dar clase de Historia General de la Literatura y Castellano, el propio Valera escribirá: “Ya se largó a Sevilla D. Luis Herrera y se largó para no volver, y convienen que ya cesen las guerras en el Instituto”. 

Plenamente integrado en los foros artísticos e intelectuales de la capital andaluza, Herrera tuvo una singular presencia en la Academia Literaria sevillana. Continuó escribiendo versos; tradujo con esmero una de las obras universales de la Antigüedad clásica greco-latina: La Eneida de Virgilio, y se entregó entusiasmado a la escritura teatral, género en el que logró el reconocimiento gracias a la pieza titulada “La elección de estado”, una comedia compuesta de tres actos, de clara filiación moratiniana, en la que abordaba el espinoso asunto del casamiento por conveniencia.

En la Memoria del curso 1907-1908, del Instituto San Isidoro de Sevilla (señala la profesora Núñez en un artículo publicado en la Revista “El Paseo Cultural”) se informa del fallecimiento del doctor D. Luis Herrera y Robles. Y como elogio se transcribe un párrafo leído por D. Luis Montoto en la Academia sevillana de las Buenas Letras: “D. Luis Herrera y Robles fue el último y glorioso resto de la antigua Escuela poética sevillana. Sus libros de poesía y su magistral traducción de la Eneida serán modelo dignos de imitación, mientras gustemos del habla de Castilla, de la pompa y majestad de esta, limpia como el oro y sonora como la plata, de la rotundidad del período y del ritmo musical del verso, que no es sino un eco débil de los cielos y los mundos.”



Un triunfo más, de Luis de Herrera 

Pero no sólo hay cartas y artículos. Precisamente en el mismo volumen encontramos el primer testimonio poético, en este caso no directamente relacionado con la persona de Juan B. Cabrera pero sí con el secretario de su iglesia, Francisco Rodríguez. 

El poema surge con motivo de su conversión al credo católico el 15 de agosto de 1869 según data la protesta de fe firmada al efecto. Con tal motivo el polemista Gago envió una carta al director del periódico sevillano El Oriente del 17 de agosto dando cuenta de la abjura- ción de este protestante. A sus palabras añadía Gago el texto literal de la protesta de fe, una carta a Cabrera y la composición "del joven Luis Herrera'", el cual la fecha el día siguiente al de la abjuración de Francisco Rodríguez, es decir, el 16 de agosto; y, como vemos por las fechas, en seguida obra en poder de Gago. 
En las palabras que dirige a Cabrera, el catolicista Gago nos da unos datos sobre el converso y la relación con la iglesia de aquél. Lo hace así, ponderando el significado que tiene este cambio de fe: "[...]¡Convertirse al catolicismo un hombre afiliado desde hace quince años en esa reunión de comparsas que llamáis iglesia evangélica! ¡Un hombre a quien confiasteis un cargo importante en esa santa hermandad; un hombre de un tesón diabólico en la propaganda contra el Papa, contra el clero, contra toda idea y práctica de la Iglesia católica; un hombre con un hijo en colegio protestante extranjero, y cuyas hijas componían el coro de cantoras en la cabreriza; un hombre, en fin, a cuya petición se atribuye el que el padre Cabrera haya venido a fijar entre nosotros su ridículo apostolado...! Oh qué horror!" (p. 145)


El poema, titulado "Un triunfo más", muestra la rivalidad que entonces existía entre estos dos credos cristianos en España. Lo integran nueve octavillas agudas en versos heptasilábicos y con gran sonoridad. Las rimas agudas de los versos cuarto y octavo, ya de por sí sonoras, refuerzan su ritmo con los versos esdrújulos que van en primero y quinto lugar. El contenido se ditribuye en dos partes. Las cuatro primeras estrofas proclaman la gloria y el júbilo por la liberación que el omnipotente Dios ha hecho del alma subyuga- da por el despótico e infernal protestantismo. El resto del poema es una exhortación para que ese "nefando error inmundo" se recluya en su infierno y no mancille ni menoscabe el honor del católico pueblo español, acreditado defensor de su patria y de su religión, y de honda devoción mariana. El contraste entre el catolicismo y el protestantismo es bien notable según Herrera: siendo el primero la verdad y la luz, el protestantismo es el error que pretende eclipsar la luz que brota del árbol de la cruz. 


Un triunfo más 

Con motivo de la conversión al catolicismo en Sevilla de Don Francisco Rodríguez, secretario de la Iglesia reformada en esta provincia. En el día en que abjuró de sus errores y recibió la Sagrada Comunión, 15 de Agosto de 1869. 


Resuenen dulces cánticos 
De bendición y gloria, 
Y al firmamento suban 
Con eco celestial: 
Que el Dios de los ejércitos 
En singular victoria 
Hoy la cerviz quebranta 
Del déspota infernal. 

¿No veis de pueblo innúmero 
Pintada en los semblantes 
La célica alegría 
Que inunda el corazón? 
¿Y mil y mil espíritus, 
Que coros rutilantes 
Sacros himnos repiten

De gloria y bendición? 
Sí: tras el velo candido 
La eterna Omnipotencia, 
En el misterio augusto 
De humilde Magestad [sic], 
Trono sagrado erígese, 
De amor y de clemencia. 
En alma que oprimía 
La sórdida impiedad. 

Alma, que al yugo pérfido 
Del necio error impío, 
Su noble cuello incauta, 
En mal hora humilló; 
Mas hoy la arroja férvida 
Con valeroso brío: 
Que la verdad divina 
Su mente iluminó. 

Verdad santa y benéfica. 
Del necio perseguida. 
Del necio, que sus ojos 
Cierra a la luz del sol: 
Y entre tinieblas lóbregas 
Sin luz, calor ni vida, 
Mentida dicha ofrece 
Al ínclito español. 

Al español católico 
Que el orbe siempre ha visto. 
Su Religión y Patria 
Constante defender. 
Y con su celo en alas 
La Santa Fe de Cristo 
Tras los inmensos mares 
Con júbilo extender. 

Al Español, que lágrimas 
Ante la Virgen pura. 
Ante la Virgen Madre 
Derrama con fervor: 
Su Santo nombre invoca
Con gozo y con ternura, 
Y siente en sus entrañas 
La llama de su amor. 

Huye al horrible báratro, 
Nefando error inmundo. 
No eclipses de mi patria 
La esplendorosa luz: 
La luz que brilló fúlgida 
Sobre la faz del mundo, 
Luz santa desprendida 
Del árbol de la Cruz. 

Huye, que el pueblo intrépido 
De Otumba y de Lepanto, 
Aún siente hervir su sangre 
Con religioso ardor: 
Tu faz horrenda mira 
Con odio y con espanto, 
Y oprobio no consiente. 
Ni más mengua en su honor. 

Luis Herrera 
Sevilla 16 de Agosto, 1869. 
(pp. 148-150)





"Poesías" del licenciado D. Luis Herrera y Robles (Sevilla, 1872)
23.12.15 - Escrito por: Biblioteca histórica Aguilar y Eslava

Cuando el presbítero D. Luis Herrera y Robles publicó sus Poesías (Sevilla, Imprenta de Francisco Álvarez y C.ª, 1872) era catedrático propietario por oposición de Retórica y Poética en el Instituto de 2.ª Enseñanza de Cabra. El ejemplar que forma parte de la Biblioteca Histórica Aguilar y Eslava, y que traemos como Libro de la Semana, contiene manuscrita una dedicatoria del autor: "A mi querido amigo D. Rafael Lama y Leña, Licenciado en Filosofía y Letras, en testimonio de verdadero aprecio", por lo que imaginamos que sería el Sr. Lama quien donó la obra de Herrera a la Biblioteca.

En sus primeras páginas encontramos un prólogo o juicio crítico de estas poesías realizado por el ilustrísimo señor doctor José Fernández-Espino, catedrático por oposición de Literatura en la Universidad de Sevilla, director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y exdirector general de Instrucción pública. Fernández-Espino (1816-1875) fue discípulo y colaborador de Alberto Lista en el Colegio de Humanidades de San Diego, donde explicó lógica y metafísica. La faceta poética del prologuista se decantaría progresivamente por el cultivo de la crítica desde su cátedra de estética en la Universidad de Sevilla. Los últimos años de su vida estuvieron consagrados en la redacción de un extenso y ambicioso "Curso histórico-crítico de la literatura española", cuyo único volumen publicado (Sevilla, 1871) comprende hasta la novelística cervantina. Así, pues, sus comentarios resultan altamente significativos para apreciar la calidad literaria del poeta.

Para Fernández-Espino, el espíritu dominante en los versos es el religioso, justificándolo en que D. Luis Herrera ha sido "amamantado en las sublimes y consoladoras doctrinas de la religión católica, a ellas debe su principal inspiración: su corazón, su inteligencia, su fantasía viven en las hermosas regiones de la fe, y ésta arranca a su plectro torrentes de poéticas armonías". Abre su poemario un soneto a la Santísima Virgen, en el que queda de manifiesto que a Ella, "Reina de vírgenes sagrada", dedica los cantos que salen de su humilde cítara; así se deja traslucir en los tercetos del soneto:

"A Ti consagro con ferviente anhelo 
humilde el eco de mi pobre lira, 
errante peregrino de este suelo:

Tú eres el numen que mi canto inspira, 
Tú mi amparo y dulcísimo consuelo, 
por quien mi amante corazón suspira".

La Virgen es para Herrera, como dice su crítico, el "faro luminoso que le guía en el proceloso mar de la vida, y el aliento que le inspira en sus creaciones", añadiendo que el misticismo del vate se dirige, en su oda "El alma en la soledad", a imitaciones del Cantar de los Cantares de San Juan de la Cruz, precisando que esta composición es una preciosa muestra de la poesía que trata de la vida espiritual y contemplativa y del conocimiento. Fernández-Espino indica que debemos ver en ella "a la Esposa, no en el campo, no buscando al Esposo por montes y collados, como en el poeta santo referido, sino en el retiro del claustro, unida a su Dios, pensando en Él, gozando en eterna primavera de ventura sus castos y purísimos amores: así, lleno el espíritu del poeta de ese ideal contenido, exclama:

¡Oh soledad dichosa, 
dulce refugio para el alma pura, 
do en calma deliciosa, 
la paz y la ventura 
a torrentes derraman su dulzura!

Feliz la que apartada 
del mundanal bullicio licencioso, 
en tu amable morada, 
con su adorado Esposo, 
vive en éxtasis puro y misterioso".

Desde luego, los ecos del patrono de los poetas en lengua española y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos junto a Teresa de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Jesús) resultan evidentes; pero igualmente suenan a influencias de los escritores, religiosos agustinos, fray Luis de León y fray Pedro Malón de Chaide. Además de la llama mística, arde en el corazón de Herrera la llama del patriotismo. Así lo hace ostensible en A España el 22 de junio de 1866, una oda de 200 versos fechada en Sevilla el mismo mes y año de referencia. Estaríamos, por tanto, ante el hecho ocurrido cuando un grupo de sargentos del cuartel de San Gil intentaron una sublevación fallida contra la monarquía de Isabel II. La exaltación lírica se inicia con una cita de Manuel José Quintana y finaliza con la siguiente estrofa:

"¡Oh!, si del patrio amor la llama pura 
arde en vuestras entrañas, españoles, 
y ansiáis salvar nuestra querida Patria 
de eterno oprobio y servidumbre dura, 
que el lazo fraternal, que invictos hace 
en su defensa a los heroicos pueblos, 
vuestras almas magnánimas enlace:
Que unidos siempre el universo os vea, 
y "Patria y Religión" el grito sea".

La sublevación del cuartel de San Gil o "sargentada" fue un preludio de la "La Gloriosa", el movimiento revolucionario que expulsó de España a la reina Isabel II en 1868. Precisamente con el título de La Gloriosa localizamos un soneto en la colección, que termina con el endecasílabo: "Ese monstruo infernal es La Gloriosa"; verso que declara su pensamiento sobre este hecho histórico.

Hay un poema titulado A Silio, Marcio y Ennio, fechado en Cabra en 1867, el mismo año que ocupa su cátedra por oposición de Retórica y Poética en el Instituto, en el que sus octosílabos están impregnados de una gran melancolía por su tierra. Aquí, en la ilustre villa de Egabro parece que se encuentra desterrado. El cambio de Sevilla a Cabra debió estar colmado de añoranzas. Unas añoranzas que nos recuerda el soneto A Córdoba de Góngora, escrito desde Granada, donde se trasluce con mucha fuerza su sentimiento personal lleno de nostalgia. 

Herrera súplica diversas cosas a los poetas latinos: A Silio, que lleve su voz a la orilla del mar de Gades; a Marcio, que cante "a la Virgen sin mancilla", y a Ennio, que salude a la patria suya, "a Sevilla la gloriosa, / a mi adorada Sevilla". En esta situación emotiva pide su última voluntad en la estrofa que cierra el poema:

"Dile que si en tierra extraña 
se extingue mi triste vida, 
conceda en su patrio suelo 
tumba humilde a mis cenizas".

Otros títulos son la oda premiada con la lira de plata en el Certamen Poético celebrado en Lérida en 1867, titulada A Nuestra Señora de la Antigua en Sevilla, ofrendado a su madre. Su crítico y prologuista, Fernández-Espino, es el destinatario de un soneto elogioso. También pone un epitafio al sepulcro del licenciado D. Juan Valdelvira, catedrático que fue del Instituto de Cabra, en el que implora "el galardón del cielo" a su virtud. 

Un apartado de poesías latinas reflejan la educación literaria del presbítero en los clásicos. Antes de su lectura se justifica: "Bien conozco que serán muchos los lectores que, no versados en el idioma del Lacio, no podrán entender estas poesías; por lo cual inserto a continuación de cada una su traducción en verso castellano".

El tomo termina con un ensayo dramático: "La elección de estado", una comedia original, en tres actos y en verso, cuya acción transcurre en Sevilla en casa de D. Tomas. Trata sobre la necesidad de que los padres tengan en cuenta la vocación y deseos de los hijos, evitando los matrimonios de conveniencia que pueden marcar un destino infeliz en sus vidas. Bastante crítico es Fernández-Espino con el texto teatral: "El autor no asiste a las representaciones escénicas, y esto trae la dificultad, tal vez invencible, de no conocerse con seguridad los medios que pueden emplearse acertadamente, para interesar y mover el corazón", aunque si el lector no encuentra los efectos de la experiencia, señala, "aparecen a cada paso los del gusto, la sensibilidad y el ingenio". La decoración donde se desarrolla la acción es igual para los tres actos: "Salón lujosamente amueblado: puerta en el foro, que comunica con la de la calle, y laterales de las habitaciones interiores", según la acotación.

En la producción literaria de Herrera Robles destaca su traducción en verso castellano de La Eneida de Publio Virgilio Marón, la epopeya latina escrita en el siglo I aC. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el Imperio, atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos. La traducción cuenta con un prólogo de don Juan Valera en el que alaba el trabajo del presbítero. Está editada en Sevilla en 1898. 

De la figura de D. Luis Herrera y Robles puede deducirse que atendió más a su vocación lírica que a la llamada del ministerio religioso. De ella se hacen eco Ramona Núñez Quintana en un artículo que publica en El Paseo Cultural (Ayuntamiento de Cabra y Diputación de Córdoba, junio 2004), y la Fundación Aguilar y Eslava, en su página web. El pasado 11 de diciembre, y dentro de los actos del Día de la Purísima programados por el Patronato de la Fundación Aguilar y Eslava, hubo un reconocimiento a su labor en el acto académico celebrado, esbozando el presidente del Patronato, Salvador Guzmán Moral, una semblanza del antiguo director del Centro educativo. Del discurso entresacamos estos datos biográficos:

Nació el 21 de mayo de 1838 en Sevilla. Desde 1855 a 1862, cursa todas las materias de 2.ª enseñanza en el Instituto de Sevilla, que después se llamaría San Isidoro, obteniendo el grado de Bachiller en Artes. Entre 1864 y 1867 alcanzará el grado de Bachiller en Filosofía y Letras y el grado en Bachiller en Teología en la Universidad Literaria de Sevilla. Ese mismo año de 1867 accederá por oposición directa al cuerpo de Catedráticos Numerarios de Instituto. En 1868 se ordena sacerdote y, después de estar vinculado provisionalmente al Instituto de Osuna y al de Cáceres, llegaría definitivamente al Instituto de Cabra, como catedrático por oposición de Retórica y Poética. En 1869 termina la licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla y en 1873 culmina sus estudios con el grado de Doctor. Durante 25 años está vinculado como docente al Instituto de Cabra, siendo director del Centro educativo y rector de su Colegio en tres ocasiones: de 1875 a 1883, de 1884 a 1886, y de 1891 a 1892. La gestión de don Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los periodos más importantes de su historia.

Es en 1892 cuando se traslada a Sevilla para ocupar la cátedra de Retórica y Poesía del Instituto de Sevilla y años más tarde, dar clase de Historia General de Literatura y Castellano. En la Memoria del curso 1907-1908 del Instituto San Isidoro de Sevilla (según la profesora Núñez en el artículo que hemos aludido anteriormente) se informa del fallecimiento del doctor D. Luis Herrera y Robles (27 de diciembre de 1907), y como elogio se transcribe un párrafo leído por D. Luis Montoto en la Academia Sevillana de las Buenas Letras: "D. Luis Herrera y Robles fue el último y glorioso resto de la antigua Escuela poética sevillana. Sus libros de poesía y su magistral traducción de la Eneida serán modelo dignos de imitación, mientras gustemos del habla de Castilla, de la pompa y majestad de esta, limpia como el oro y sonora como la plata, de la rotundidad del período y del ritmo musical del verso, que no es sino un eco débil de los cielos y los mundos".

Hemos localizado un ejemplar de "Poesías", de la misma edición que comentamos, en la Biblioteca Pública Municipal Juan Soca, con un sello de caucho que pone: "Donativo del Ayuntamiento a la Biblioteca Municipal".

BIBLIOTECA HISTÓRICA AGUILAR Y ESLAVA
Libro de la Semana:

Herrera y Robles, Luis (1838-1907)

Poesías del licenciado Luis Herrera y Robles.-- Sevilla : [s.n.], 1872 (Imp. de Francisco Alvarez y Cª)

XXXV, 280 p., [1] h. de lám. ; 21,00 x 15,00 cm.
Manuscrito: "A mi querido amigo D. Rafael Lama y Leña, Licenciado en Filosofía y Letras, en testimonio de verdadero aprecio. El autor"
XXXV (Prólogo José Fernández-Espino)
Hoja ilustración figura Luis Herrera
Enc. plasta blanda

Lugar: España -- Sevilla

Sig. Top.: 2768





Poesías del licenciado D. Luis Herrera y Robles (Sevilla, 1872) - FOTO: Antonio Suárez Cabello





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RAMÓN FRANQUELO Y ROMERO [2.177]


RAMÓN FRANQUELO Y ROMERO

Ramón Franquelo y Romero,  "Nemo" o "Remo" (1821-1875).

Poeta, novelista y dramaturgo malagueño, destacado principalmemente en el último campo y muy en particular en la llamada "comedia regional" de ambiente andaluz, de la que es uno de los primeros cultivadores. Destacan en su producción dramática los títulos El que se casa por todo pasa (1844), La guirnalda y La luz del Tajo, las dos últimas de 1863. Su obra poética fue publicada en 1848 bajo seudónimo (Nemo) y con el título de Cuentos, mentiras y exageraciones andaluzas. Escribió también la novela Un ángel entre dos diablos y la colección de leyendas El corazón de un bandido (1850). Fue conocido también por sus seudónimos de "Nemo" y "Remo" 

FRANQUELO Y ROMERO es autor de Al descubrimiento de América. Poema en silva, Madrid, 1892; y de Frases impropias, barbarismos, solecismos y extranjerismos de uso más frecuente en la Prensa y en ¡a conversación. Málaga, Tip. El Progreso, 1910. En la portada de esta se lee después de su nombre: "Caballero Cruz de Oro de la Orden Romana 'Pro Eclesia et Pontífice', publicista salesiano, etc". Julio CEJADOR Y FRAUCA atribuye erróneamente a Ramón FRANQUELO Y ROMERO obras de Ramón FRANQUELO MARTÍNEZ. Tampoco son correctas las fechas de nacimiento y muerte. (Historia de la lengua y de la literatura castellana, t. VII, Madrid, Credos, 1972, p. 388.)


Una oda, de Ramón Franquelo y Romero 

Por esas mismas fechas, el escritor malagueño Ramón Franquelo y Romero'" fechaba una oda compuesta con motivo de la erección del templo protestante. En tono encendido apela en ella al pueblo español para que luche en defensa de la fe y de la esencia tradicionales de España contra los enemigos que como la libertad y el protestantismo están profanando el suelo patrio. 

Para este exaltado católico, "la lujuria vergonzosa, la infame apostasía de Calvino y Lutero" no se estancan en las brumosas tierras del Norte; bajan al Mediodía y se asientan en el sagrado corazón de España, "alzando un templo a la impiedad y el vicio" en la mismísima ciudad desde donde el "gran Felipe" las com- batió en otro tiempo. También veladamente alude Franquelo a una de las causas que añadía irritación al celo católico, como era el texto que al lado de una cruz figuraba en la fachada del tem- plo: "Cristo Redentor Eterno". 

El símbolo cristiano y esta proclamación resultaban para Franquelo, como para otros muchos católicos, un "baldón" intolerable, y de hecho con- siguieron que desaparecieran del muro durante algunos años. Finalmente apela a las damas y a los obispos a que cesen en sus ruegos y, adoptando una postura más agresiva, se lancen al combate al grito de ¡Santiago y cierra España! Este enfoque encaja perfectamente en la línea ideológica del medio en que apareció. El Siglo Futuro, periódico integrista dirigido por el ultracarlista Ramón Nocedal. 

Apareció con el título de "Oda" el jueves 16 de febrero de 1893. Pero más que una oda es, por su tono exaltado y la vehemencia interjectiva, una soflama ardorosa en forma de silva de setenta y seis versos, propia de uno de esos neos de "rosario y navaja" de los que habla Manuel del Palacio": 


Al pueblo español con motivo de la erección en Madrid de un templo protestante. 

Oda 

¡Alza, pueblo español, llegó la hora! 
¡Basta ya de sufrir! El impío bando 
que, hipócrita, tus fuerzas explotando, 
de dulces frases te durmió al arrullo, 
con satánico orgullo 
y procaz insolencia 
arroja el antifaz y te escarnece 
al mirarte yaciendo en la impotencia. 

¿Lo has visto ya? Perece, 
perece exangüe nuestra madre España, 
y luto y lloro por do quier se mira. 

De sus exhaustos pechos 
no mana ya el licor que fecundante 
la rica savia entraña 
que hizo potente al pueblo que hoy espira [sic]; 
y mustios y deshechos 
sólo se ven girones del rompido 
alto pendón triunfante, 
por la fe enaltecido, 
que donde flota, flota escarnecido. 

¿Y no lo ves? ¿Qué fue de tu grandeza? 
¿Qué sima tenebrosa 
Se tragó tu poder y tu riqueza? 
¡Ah! De las logias en el antro horrendo 
con astucia infernal alzóse un día 
una palabra hermosa, 
que tu labio, con ansia generosa, 
incauto repetía. 

¡Libertad, libertad! Con su sonido 
aviva tu coraje, 
y vil te lleva al fuego y al pillaje, 
al robo y la matanza. 

El mundo se extremece [sic], 
y mira dolorido 
¡cómo la santa libertad perece! 
¿Qué, no lo ves? Cesó ya la pelea; 
nada, insensibles, nuestro ador excita; 
ni fe, ni hogar, ni patria, ¡nada amamos! 
Sólo el gozar nos mueve y espolea, 
e impasibles miramos 
cual la raza maldita 
de Sem al buen Jesús abofetea! 
¡Y aún hay más! La lujuria vergonzosa, 
la infame apostasía 
de Calvino y Lutero, 
ya no huye el claro día 
ni busca en la medrosa 
niebla del Norte - asilo a su torpeza- 
el apoyo de reinas disolutas 
y de impúdicos reyes. 

Del lejano Aquilón al Mediodía,
sobre la faz del universo entero, 
avanza, impone sus inicuas leyes; 
e inerme ya tu voluntad y esclava, 
alza su mano al fin, vibra el acero, 
y en el Sagrado Corazón lo clava. 
¡Míralo! Profanando el patrio suelo, 
del gran Felipe en la ciudad grandiosa, 
viene a aumentar tu duelo 
un templo alzando a la impiedad y el vicio, 
que le permite tu conducta necia, 
y a grabar en su vasto frontispicio 
su orgullo y tu baldón. Hoy te desprecia. 
¿Basta, basta; no más! ¡Damas ilustres. 
Prelados venerables, 
cesad en vuestro ruego! Si execrables 
enemigos nos cercan, mil legiones 
se alzan ya poderosos. ¡Sus, leones!... 
¡Santiago y cierra España! ¡El santo grito 
con pavoroso acento 
lanzad y huya el precito! 
¡Surge, pueblo español! Y si el concento 
de mi lira no basta inacordada 
para llegar al fin por que suspira, 
yo romperé mi lira 
y con sus hierros forjaré una espada. 

Ramón Franquelo y Romero 
Málaga, Enero 1893 
A. M. D. G








.



domingo, 21 de agosto de 2016

ISABEL SALAS [2.176]


Isabel Salas

1967, Málaga, España
Dos hijas de 19 y 11 años
Dos libros: EL CANARIO Y LA MÁQUINA DE COSER, 2015 y NAVAJA DE LLAVERO, 2016.

Biografía:

Isabel Salas, Málaga 1967: "He pasado la mitad de mi vida en España y la otra en Brasil, donde me vine a vivir en 1993.

Me casé dos veces y he tenido dos hijas, una de cada marido. He trabajado vendiendo muebles, dando clases de español para brasileños, en granja de avestruces y en otras muchas cosas.

Experiencias que me han enriquecido como persona y a las que debo mi visión actual de la vida.

Siempre he escrito y espero poder seguir haciéndolo, lo único que ha cambiado es que hace unos meses decidí mostrarle al mundo mi trabajo y antes sólo mi círculo más íntimo sabía que lo hacía".




1.MI CUERPO CANTA

Mi orgasmo
es un poema de rimas
arrimadas.

Un recital
de estrofas derramadas,
nacido
en el alma mortal
de cada uno de mis órganos vitales.

Canto
 que saluda al mundo,
sin vergüenza ni pena,
inmaculado rayo
de luna llena
bañado en aguas genitales.

 Desvarío letal.
Música, sonrisas, miradas que se buscan
en una unión total
de pensamiento, palabra y obra
como los pecados
preferidos de Dios.

Descontrol y locura
y muchas veces manso llanto.
Risa, desespero,dulzura
y canto.

Exaltación de todos los sentidos,
los cinco
por todos conocidos
y los improvisados
 que inventamos tú y yo
cuando
nos amamos.

DEL LIBRO NAVAJA DE LLAVERO



2.COLOREANDO

Hace tiempo
que nadie me miraba
como me miras tú.

Sin ojos, sin pasado.

A destiempo.

Hace bastante
que nadie me besaba
como me besas tú.

Sin labios rojos,
encariñado
.
Letra de cante.

Honda,
profunda,
desconsolada.

Cachonda,
seca
y enamorada.

Tocando notas adormecidas,
arpas y almas
desprevenidas.


Desazolvando,
acariciando,
coloreando.

INÉDITO




3.VELO DE NOVIA

Miras tu chorro de esperma
corriendo por mi cara
segundos después
de pedirme
que cierre los ojitos.

Aunque no puedo verte
sé que sonríes
contemplando tu obra.

Miras a la mujer
que transformaste en otra cosa.

La mujer,
que sin dejar de ser mujer,
es perra y es volcán,
es puta y flor,
es tuya,
Soy
yo.

Sé que sonríes,
sé que me miras
sé que me amas mientras me estás oliendo
y sé,
porque se escucha fuera,
en que piensas.

Siento como tu mano
sujeta mis cabellos
y aprietas un poquito,
lo suficiente
para inmovilizarme la cabeza,
señalar tu presencia,
mostrar tu fuerza
mientras dices que vas a hacerme
una sorpresa...
Una máscara hidratante de belleza.

Y funciona.
Mientras extiendes con tus dedos,
tu leche por mi rostro,
voy sintiéndome más y más bella
más bonita,
más pura.

 Cada gesto tuyo
atraviesa la oscuridad de mis ojos cerrados
e ilumina
la risa que  nace
mientras tu leche seca acartona mi piel
haciéndome cosquillas.

Cuando  lo digo
e intento incorporarme
haciendo el ademán de levantarme
para ir al baño
me sujetas más fuerte e impides que me mueva.

Ahora entiendo los motivos
por los que me agarraste por el pelo
y el porqué de tu juego.

No te muevas.

Dices que vamos a besar
que las cosquillas, si te amo, no estorbarán
que si te quiero me estaré quieta
hasta que tú me digas.

Sin protestar.
Sin rascarme, besando sin pensar en otra cosa.

Como te quiero...así lo hacemos.

Mi cara tiene un velo de leche seca
y tú me besas
como un hombre besa a su novia virgen,
con la dulzura y el cuidado
con qué tocamos lo sagrado.

Eres mía.

La entrega,
el regalo completo
que hace feliz a quien recibe
y hace brillar
a quien se da.

DEL LIBRO  NAVAJA DE LLAVERO



4. IDEM

Me tocas, me miras,
 me comes,  me bebes.
Me respiras.

Me besas, me tienes,
me arrullas, y a veces
me hieres.

Me hueles, me cantas,
me aplastas, me elevas.
Me encantas.

Me cielas, me lunas,
me nubes, me aires.
Me acunas.

Me corres, me llamas,
me tragas, me frenas.
Me amas.

Te idem.
Te llamo, te amo.

INÉDITO




5.ROTO COMO NUEVO

Como podía imaginarme
que las alas rotas vuelan tan alto,
que las manos de uñas rotas
acarician mejor
o que las bocas partidas por mil golpes
saben besar como ninguna.

Nadie me dijo que las velas rotas
de los barcos fantasma
saben atravesar los mundos
y nadar entre sueños.

Mi corazón roto
aprendió a dar cariño perfecto,
 mis ilusiones rotas
han aprendido a brillar con las luciérnagas
y ya no queman.

Vuelan.

 Como me podía imaginar
que romperse es bueno para escribir poemas,
para quererte,
para besar.

Soy el lobo de Caperucita.
Vuelo mejor, nado mejor
beso mejor.

Quien lo diría...

Que mi sonrisa de alma rota
parece nueva
y canta por alegrías.

DEL LIBRO  NAVAJA DE LLAVERO




6.TE MIRO

Con mis ojos abiertos te veo grande,
pero cuando los cierro hago un milagro.
Vuelvo a verte chiquita, te cojo en brazos.
Te canto musiquitas.


Con mis ojos cerrados te siento mía,
pero cuando los abro, hago un esfuerzo
para verte mujer y abro mis brazos
que te vieron crecer.

Con mi mente consciente te dejo ir,
corto todas las cuerdas para que vueles.
Te imagino cometa bailando libre.
Ha llegado la hora, debes partir.

Y otra vez la palabra ...
partir de parto, partir de ir.

La palabra tremenda que me partió dos veces,
que siempre que aparece me parte en partes.

En dos, cuando naciste para que tú salieses.
Y ahora....que te vas,
para dejarte ir,
me parte en mil.

DEL LIBRO navaja de llavero




7.EFECTO DOMINÓ

Tengo tantas heridas,
tan vivas,
tan mal cerradas,
tan queriendo sangrar como si fueran nuevas,
tan inconformadas.

Tantas heridas
que aún respiran, cuando nadie las mira,
por sus agujeritos de heridas,
que son como sus bocas
por las que gritan cosas
que me asustan.

Tantas heridas tengo,
tantas,
dispuestas a joder, que si me empujan,
o me presionan,
o me impresionan
o me hacen contener los gritos
que quiero gritar,
y alguna se abre,
es un desastre.

El efecto dominó
hace que se abran todas,
o la mitad,
 o algunas.

Tal vez sólo unas cuantas,
 pero eso basta
para ser una fuente de dolor infinito.

Tan inconmensurable,
tan horrible,
que dejo de ser mujer con heridas
por segundos eternos
y soy sólo la herida,
sin mujer.

Después, con mucha calma
y la eximia pericia hija de la costumbre,
busco la aguja de coser niñas tristes
y cierro
una a una, con cariño,
esas puertas sangrantes invisibles
con un punto de cruz.

Lo coso todo.
Lo dejo todo limpio,
desinfectado,
para seguir mañana a los ojos del mundo
caminando, mirando, sonriendo,
pareciendo ante todo,
 restaurada,
curada.

DEL LIBRO NAVAJA DE LLAVERO



8. OCHO BOLAS

Un día se acabarán mis días y me terminaré.
Dejaré  espacio libre para el próximo.
También le dejo un beso.

Le dejo el aire y las montañas,
para que respire,
le cedo mi asiento en el cine,
mi sombra en la parada,
mi silla en la biblioteca
para leer los libros que un día fueron míos.

Mi lugar en la fila del mercado,
mi toalla en la playa.

Yo estaré muriendo y él naciendo.
Cantará las canciones que yo también canté,
se bañará en mi mar,
jugará con mis olas.
Pedirá los helados como yo,
de todos los sabores
y tendrá como yo,
 los cojones,
de pedir ocho bolas.

 DEL LIBRO navaja de llavero






9.POEMA FUERA DE CONTROL

Quiero hacer un poema que rime
lleno de versos valientes
de zapatos con tacones
y de sonrisas calientes.
Cada verso una canción,
cada canción un lacito
que pongo en tu corazón.

Quiero hablar de castañas asadas
de nubes y de algodones
de puñales y quereres
helados y macarrones.
Cada helado de un sabor,
cada sabor un besito
que te ofrezco sin rubor.

Quiero andar un camino que brille
lleno de flores y gente
de músicas de colores
y de niños sonrientes.
Cada niño de una forma,
cada forma de un color
cada color de un sabor,
cada sabor un poema,
cada poema una flor.

Me salen mal los poemas.
No hay lacitos de tacón,
ni puñales de sabores
ni helados de macarrón.

Comenzó todo ordenado,
rimado, saboreado,
pero se puso anarquista
y al final se ha sublevado.

 DEL LIBRO EL CANARIO Y LA MÁQUINA DE COSER



10.TODO LO QUE PASÓ

Todo lo que pasó
pasó para poder pasar ahora
lo que está pasando.

Cada beso que te dieron o que diste.
Cada abrazo que perdiste.
Todos tus amores
y los míos.
Cada lágrima llorada
cada insulto, cada golpe,
cada caricia enamorada.
Todas las heridas con que heriste
o te hirieron,
herí
o me hirieron.
Todos los sueños y esperanzas
que salieron a comprar tabaco
y no volvieron.
Todo eso que pasó... que me pasó,
que te pasó,
que nos pasó por separado
sirve para intentar  ahora que las próximas cosas...
te pasen a mi lado.

Voy de frente.
Sin trucos.
Con todas mis heridas, y  agujeros,
mis golpes,
mis caídas antiguas  y mis nuevos deseos.
Con miles de  caricias atragantadas
y varios kilos
de esperanzas resucitadas.

Estuve calibrando el tamaño del daño
del miedo de sufrir que ambos tenemos.
Pensé bastante rato
y concluí
mirando el puto lado positivo
que tanto adoran los cabrones emocionalmente equilibrados
que si es para sufrir...
ya nos pilla entrenados
y si es para salir un gran amor
de todo este pasado tan lleno de desastres,
que sea cuanto antes.

Que sea bienvenido y dure lo que dure.
Como dice mi amigo Carlos Emiliano
si es para ser, que sea para mucho y no para un poquito
y para eso
mejor es agarrarse los huevos
 un tantito.



11.UN DÍA

Tú no eres mío
pero yo sí soy tuya
como soy de la Vía Láctea
o de mi pueblo.
Cosas que me poseen
porque nací dónde nací,
cuando nací,
y pertenezco así
adónde pertenezco.

Así me tienes tú,
como quien tiene una sonrisa dulce
o quien posee una mirada triste.
Te tocó tenerme,
y me tienes,
sin haberme escogido,
sin haberlo pensado.

Un día,
ya verás, tú también serás mío.
Serás tan mío como el Sol.
Tan mío
como el viento mío.
Me dirás toma mi corazón,
guárdalo.
Y yo lo tomaré.

Lo guardaré
en la caja vacía de guardar corazones
y ese día
se encenderán las luces de iluminar las cosas más hermosas.
Las que sentimos porque las sentimos
sin pensar si convienen
ni discutir razones.





ABRIL AÑIL

Mi cuerpo cumple años;
Y yo.
Y cada pedacito de mi piel,
cada gota de miel
de mis entrañas.

Cumplen años
mis pies
y mis pestañas.

Cumplen años mis manos
y mis arrugas,
mis canas
y mis verrugas.

Mis ojos cumplen años
meses y días.
Corre el tiempo en mi sangre,
y con él,
llegan caños
de dolor y alegrías.

El mes de abril me cumple
y cada año,
cumplo también con él.

Le presto cuentas,
que a veces son de hiel
y otras de calma
tras las tormentas.

Le cuento como ha sido,
como es vivir
y sucumbir,
levantarse y caer
amar,
perder,
ganar,
ceder.

Cada heridita nueva,
que me dejó el besar,
le dejo ver,
cada arañazo,
que me trajo el llorar.

 Y los contamos juntos,
el mes de abril
y yo,
discutiendo los dos,
cuales valen más puntos.

Los revisamos
en cada cumpleaños,
año tras año.

Dos viejos enemigos,
dos cómplices.

Mutuos testigos
de nuestros desengaños.


Mi mes de cumpleaños,
mi abril de recontar los daños
  y poner en papel
los versos que me sobran
escritos con palabras
vestiditas de añil,
que en mis mares,
zozobran.

Mes de pensar
de amar la primavera que me vio florecer.
De recordar las calles
que me vieron crecer
y sonreir
por las dos hijas
que de mí vi nacer.


Miles de lluvias soplan mis velas.
Y yo
agradezco la vida,
la pasión y las fuerzas
con que  a pesar de todo
enciendo mis candelas,
año tras año
con las llamas añiles
de mis abriles.


TRISTEZA

Que triste es mi tristeza a veces,
incluso
sin trigales o sin trigo
y sin los tres putos tigres.
Estando sola
o contigo.

Pura tristeza triste
pesarosa melancolía a secas,
daño infringido a pedacitos míos
arrancados a uña.

Triste tristeza mía teñida de negrura,
de muecas huecas
que el desaliento acuña.
Tristeza letal
que atora el canal de respirar
dejándolo chiquito,
 convirtiendo en deporte radical
la acción tradicional
de respirar.

Que triste es
estar tan triste así, tan triste y gris
tan afligido,
tan aquejado y tan de luto.
Tan compungido,
sintiendo honda la mordida
de un dolor tan puto.

Tanta melancolía
 hace que esta tristeza mía
contamine el mar y azul mis ojos.

Hace que infecte el aire
que sale de las penas pasando por mi boca
arrastrando despojos,
cocinando dolores
y quemando
rastrojos.

Triste tristeza trigueña
de tigres glotones
que sirve para hacer trabalenguas
sobre mujeres, hombres o niñas,
declamando corrido
o a tropezones.

DEL LIBRO NAVAJA DE LLAVERO


Análisis “El Canario y la Máquina de Coser”

por Fernando de la Rosa Castillo

Cada vez estoy más seguro de que los mejores escritores contemporáneos se encuentran escondidos tras los nombres de “Independiente” o “Novel”, y cuando llegan a mis manos joyas como la que compete a este análisis/crítica, esa seguridad se transforma en orgullo de literato.

Antes de empezar este análisis hay que aclarar algunos puntos. No soy un acostumbrado de los cuentos, sino un lector más afín a las novelas, mientras más complejas y entrelazadas mejor para su servidor; también rehuyo a las obras “realistas”, o el mal llamado “No-fiction”, pues mi corazón siempre le ha pertenecido a la Fantasía, la imaginación exacerbada de universos ajenos al nuestro. Es por esto que me entrego como mero lector, ajeno tanto al género como al tipo de relato, para analizar una obra que a mi parecer me ha revivido aquel gusto de infante por las letras cortas.

“El Canario y la Máquina de Coser” es un recopilado de cuentos y prosa poética, de la pluma de nuestra amiga Isabel Salas, de escritos ya distantes en el tiempo que se acumulaban lejos de la conciencia del mundo literario, solo para ojos de su familia y amigos.

Uno podrá decir que Latinoamérica es cuna de cuentistas grandiosos, y es cierto si desempolvamos a Jorge Luis Borges, Julio Cortazar, Gabriel García Márquez, y mi personal favorito Horacio Quiroga; pero pocos “nos” hemos molestado en mantener esa flama encendida del Boom Latinoamericano. Varias veces he criticado la falta de simbolismo, metáfora y alegoría, en lo que era nuestra bandera para el mundo; y es por esto que choqué bastante al inicio con esta obra, pues pintaba de realismo directo (y varios de sus  cuentos lo hacen), pero me enorgullece decir que me equivoqué en tan cerrada idea, y veo la luz que brilla tras estas hojas.

Pero dejemos de lado el tono rosa y emotivo, y hagamos un análisis objetivo como debe ser.

Trama y Argumento.

Un cuento es muy diferente a una novela. En las historias largas tratamos más los aspectos internos de los personajes, su evolución y emociones; pero en el cuento no hay tiempo ni líneas para algo tan complejo, en lugar de eso nos centramos en la historia, el proceso y avance hacia un objetivo o enseñanza.

El primer punto es la Trama, y le acompaña el Argumento. La mayoría (sí, la mayoría) de los cuentos en este recopilado son de corte “corazón” (erótico, sexual, romántico, despecho), en especial las prosas poéticas, que a nada están de llamarse poesía de no ser por las estrictas normas del verso, y que la autora nombra de manera exquisita “Pensaemas”. Con esto nos quitamos la idea de “obra infantil”, pues la casi totalidad de estos escritos no tienen ni la mínima intención de hacer dormir a los niños, y serán de particular gusto para los adultos que no suelen contar sus vivencias personales, pues este libro lo hará por ellos.

Cuentos como “Estrellas Chinas” que nos narran el avance a una noche anhelada, y el paso a paso de una situación entre divertida y deliciosa. “Nadando en los poemas”, que poco deja a la imaginación del que sabe de símbolos; “La última mariposa”, que nos recuerda de amores distantes en años y kilómetros. Muchas obras distintas con un mismo objetivo, hacer temblar al corazón.

Pero no solo encontramos roces a nuestro deseo, también encontramos relatos que pueden ser confundidos con literatura para niños, pero con enseñanzas que los más adultos agradecerán. Relatos como “El Canario y la Máquina de Coser”, que le da el nombre al libro, y abre con una moraleja que a su servidor le hacía falta escuchar. “Muerte Instantánea” y “Siempre el primero”, historias que aunque cortas, nos hacen sentir en el alma una lágrima corriendo, y un agradecimiento con la autora. Son estos relatos los que me hicieron recuperar la esperanza del simbolismo perdido, la mayoría impregnados con metáforas fáciles de entender, y que recomendaré ampliamente para los que inician en este mundo de moralejas.

Pero el tema, las distintas tramas cortas, y los muy bien enlazados argumentos no son lo que más me llamó la atención, ni de lejos lo que más hace a su autora tan reconocida en tan poco tiempo. Es su estilo.

Estilo Narrativo.

El Estilo Narrativo es una característica que se suele tomar muy a la ligera, pues bien se dice “prefiero mi arte a tu arte”, y el “cómo” se escribe suele ser gusto de cada quien. Pero hubo un tiempo donde el estilo era vital, en especial durante los tantos Romanticismos de Europa, cuando los escritores se unían bajo estandartes, y en lugar de nombres recordamos épocas o lugares. Hoy en día los autores pecamos de soberbia, y cada uno de nosotros tiene “su arte”, siendo el estilo propiedad intelectual incluso; esto nos ha obligado a dejar el “Estilo Narrativo” de lado, pues a los miles de estilos distintos es imposible clasificar, y preferimos temas o formas.

Pero no aquí, porque es el Estilo de Isabel Salas lo que levanta su obra por sobre todas las demás.

En términos técnicos, la autora usa un Narrador en segunda persona, participativo, algunas veces en forma de recuerdo, y otras en forma de charla. El lenguaje es coloquial, quizá el más coloquial, familiar e informal que jamás haya leído. Sencillo de entender, y más participativo que demostrativo, ayuda tanto a lectores como no lectores para explicar su argumento.

Ahora regresemos al tono rosa de su servidor. ¿Recuerdan esa sensación cuando están con un amigo o amiga, disfrutando un café caliente en una fría tarde de invierno, sentados a la mesa de su sitio favorito?, ¿recuerdan esas charlas de café sobre situaciones divertidas o acusadoras, de lo que compete el día o sucedió el anterior, riendo o llorando, dando imaginación al relato de su amigo e incluso ahogándose con un sorbo mal temporizado con una ocasional risa?. Espero que sí, porque esto es lo que sentí cuando leí a Isabel Salas.

El estilo narrativo de la autora es único, porque al fin encontramos en esta generación, después de tanto rebuscar en los autores contemporáneos, una narración como la cuenta un amigo. Una cosa es un escritor que carezca de educación literaria y crea que escribir con su mal vocabulario es darse a entender, y otra una persona, que con alma literaria, en efecto se de a entender con un lenguaje tan común como amistoso.

Véase a su servidor, un ajeno completo de los cuentos y aversivo de la literatura realista, que ha leído todos y cada uno de estos escritos con una casi inexistente fantasía, sentado casi sintiendo a la autora de frente, relatándole una graciosa anécdota de su pasado, mientras un leve estornudo me hizo reir con el café en la nariz. Si esto hizo con un crítico de su género, podrán imaginarse lo que hará por los ansiosos de una obra similar a las cortas latinas de la década pasada.

Simbolismo.

Es difícil hablar de simbolismos cuando se trata de literatura realista, en especial en cuentos y prosas, algunas eróticas, que prefieren dejar todo al descubierto, y poco les importa jugar con la imaginación del lector. Pero hay algunas obras, muy pocas, contadas; que Isabel maneja con exquisita metáfora, y moraleja sublime.

Quizá el que más me gustó fue el que dio nombre al recopilado. “El Canario y la Máquina de Coser” es uno de los cuentos/fábula más hermosos que he leído, pues a ojos de recuerdo de un niño, me hizo ver la lucha por cantar más alto, más fuerte, más rápido.

Casi no procuro cuentos de este tipo, y los que me conocen darán fe de ello con bibliotecas de Poe y Lovecraft, con pluma fría en descriptivas y cálidas en emociones; pero son cuentos como estos los que calientan la tinta, y reabren los ojos ante enseñanzas que creíamos perdidas.

“Pérdida de inocencia”, “superación”, “nostalgia”; son estos y muchos más temas los que encontré escondidos entre las letras de esta obra, en metáforas tan familiares como hermosas, cuyas lágrimas son testigos del toque al corazón de un servidor.

Con esto espero haber dado una idea clara de lo que es “El Canario y la Máquina de Coser” de Isabel Salas, una autora que se levanta, con un estilo único como todos los escritores, que espero brille para las siguientes épocas.

Y un obligatorio en mi biblioteca.





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