Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 30 de octubre de 2016

ROCÍO MORAGAS [2.189]


Rocío Moragas 

(Córdoba, ? - ?). Los críticos la sitúan «en el entorno de Cántico», donde nunca publicó, pese a la proyección nacional de su obra y a su relación con los impulsores de la revista; Pablo García Baena le dedicó uno de los sonetos de Almoneda (1971) y Miguel del Moral pintó un retrato suyo veinte años antes. Es autora del libro de poemas La piedra escrita (1950) y del libro de cuentos El pan ácimo (1958). En los años cuarenta y cincuenta publicó en revistas vascas y madrileñas; asistió a la tertulia del Café Gijón. Trasladó su domicilio a San Sebastián.

Rocío Moragas, la poeta de Cántico que nunca publicó en Cántico.


Mi noche

Han cerrado las puertas a la noche,
una a una, las casas de la aldea;
la han dejado en la calle. Ella venía
cautamente del valle por veredas.
Talud, caminos, prados y trigales;
como un roce de terciopelo negro
era su paso, entre los olivares,
tan callado y seguido que sus manos
sorprendía sin mal, ni sobresalto
y encantaban todo cuanto tocaban:
luciérnagas, murciélagos y sapos,
luces, sombras, cadencias y la danza,
la melodía del silencio y pausa
y la de las honduras y distancias.
Venía transparente, ente cendales
que robó al río. Sus dedos de plata
lucían azabaches de arrayanes
y sus pies los diamantes de la escarcha.
Venía ungida de perfumes raros
de musgo, de azahar y de hojas muertas
que son su lucho, su camino y rastro.
Al pasar, en la alberca se encontró
un pandero de plata sobre el agua
que la luna olvidó y entró en la aldea
buscando rejas para su rondalla.
El búho en el perfil del campanario
se roía de envidia y dio su alerta
por callejas, por patios y tejados
contra la cortesana de caminos.
Contra la cómplice de dolor y pena,
de la infidelidad y del desvelo,
de los ladrones y de las rameras,
de los recuerdos tristes, de la ausencia,
del frío de los tedios, de las dudas,
de la desesperanza y la indigencia.
Han cerrado las puertas a la noche,
una tras otra. Y ella está en la calle,
llamando compungida a las ventanas,
y está yerta de frío, pena y hambre.
Yo le he dejado entrar entre mis rejas
y me ha traído a mí sola el goce
de su cosecha vespertina, llena
de paz, de amor, de ensueño y de reposo,
del buen recuerdo, de feliz promesa.
Me ha dejado, prendido de mi espejo,
su pandero de plata, mientras llega
el día y ella vuelve a su misterio.
Porque mi noche no es la noche mala
que búho increpa y el temor rehuye;
mi noche es un silencio entre rumores
y una sombra de ensueño entre dos luces.

(De La piedra escrita, 1950)



REGRESO

Ven, sombra mía, y siéntate a mi lado,
compañera de días soleados,
mi misma yo bajo mis cielos grises,
medida de mi voz, del gesto y paso,
que tanto has dicho, acariciado e ido
a mi sueño, a mi amor y en mi camino.

Estamos de regreso, sombra mía!
Esta es la tierra que también mecía
mi cuna y mis ensueños tan bonitos
por ignorar enojos. Me dió savia,
que llenó mi alma y mi cuerpo en un reguero
ácido y dulce, como el limonero.




RELOJ DE SOL

Agüita; no me ganaba,
Fuente de la Piedra Escrita;
agua buena a la derecha,
agüita mala a la izquierda.
Dos leones me querían,
porque yo era toda buena;
yo era la niña Rocío,
del Patio de las Palmeras.
Agüita; no me envidiaba,
Fuente de la Piedra Escrita;
si se miraba en mis ojos, 
era, toda, buena agüita.
Los dos leones guardaban
mi palacio chiquitito;
Yo era la niña Rocío,
del Patio de Patinillos.
Agüita, no se enturbiaba.
Fuente de la Piedra Escrita;
si bañaba dos limones, 
un clavel y yerbabuena.



PETENERA DEL SAPO, LA GRULLA Y LA LUNA

El sapo estaba acechando
en vela
del camino caminito
la vera.
La grulla estaba observando
en la higuera
con hormiguillo de rabia
piojera
a que la luna pasara,
galana,
para ensuciarle la cara
nevada.
La luna estaba en la esquina
con miedo
de toparse con el sapo,
¡refeo!
La grulla estaba irritada
de envidia.
El sapo estaba rijoso
de tiña.
La luna se estaba quieta,
¡tramposa!
La noche le pasó un guiño
¡chistosa!




PABLO GARCÍA BAENA, dedicó uno de los sonetos de Almoneda (1971) a Rocío Moragas.

ROCIO MORAGAS

La púrpura, el clavel, el vino ardiente...
No. La noche, el estío con su llama.
La adelfa que el arroyo en sangre inflama...
Tampoco. Ni el coral del sol poniente.

Tal vez la nieve, la magnolia, el frío
pétalo de la aurora y de la acacia.
¿Dónde encontrar la imagen de tu gracia
si la perla por ti se hace rocío?

Un rumor de guitarra y calentura
quiebra en sollozo el vuelo de su talle:
no podréis imitarla, surtidores,

cuando grácil de mármol su escultura
ofrece al viento turbio de su valle
como llama de luna entre las flores.






.


sábado, 29 de octubre de 2016

BEGOÑA M. RUEDA [2.188]


Begoña M. Rueda

Begoña M. Rueda es una poeta de Jaén,  (Jaén, 1992). Ha realizado diversos talleres literarios y participado en recitales como el ciclo poético mensual La caja de Lot, las veladas poéticas en el Castillo parador de Santa Catalina así como en los Baños Árabes de Jaén. También han aparecido poemas suyos en antologías como Koiné, Microsaurios, Cuentos en el Museo, y Versos que caminan, palabras que sueñan, así como en revistas como Triadae Magazine.

Lleva adelante en Uniradio, la radio de la UJA, dentro del programa Castillo de Versos, su sección titulada Poesía en Elm Street, dedicada a analizar el lado poético del cine.

En la actualidad ha sido ganadora del primer premio Facultad de poesía 2015 de la Universidad de Jaén, donde se encuentra estudiando Filología hispánica y elaborando futuros poemarios. Este premio le fue otorgado por su poemario “La canción del bardo” y ganadora del II Premio de Poesía Joven Antonio Colinas, organizado por la editorial Isla de Siltolá, 2016. 



Aseo

Me miré al espejo y encontré un náufrago.
Dejé caer el cepillo de dientes.
Definitivamente, yo,
era una isla desierta.


*



Yo creo que soy África. 
Mi sistema circulatorio es 
similar 
a las raíces de una secuoya 
y un grupo de buitres 
planea sobre mi casa. 
Sobre la carroña del número 
55. 
En el corazón me habita 
un poblado jíbaro que reduce 
a cenizas 
el cráneo de mis amantes. 
Continuamente tengo hambre 
y un león me muerde las 
vísceras 
cuando observo tu fotografía. 
Continuamente tengo hambre. 



Verde Oscuro 

Las balsas se deslizaban lentas y silenciosas,
a dos pasos del infierno
el chico traía los pantalones rotos.
El chico
había comido la fruta en mal estado,
"si esta laguna es el amor"
no siguió contando primaveras,
"esta era mi balsa
cuando las piernas de la luna
y la flor blanca de sus muslos en Varsovia",
recordaba,
se cubría el rostro,
crecía
una flor
triste en sus ojeras.



Invierno

No entiendo el idioma de las velas de los barcos
ni la armónica del mendigo
más allá de las metáforas de la muerte.
En invierno el sol caduca.
Lo asumo mientras tiendo la ropa,
mientras el vaso de leche 
estalla en el microondas y lo pone 
todo
perdido de vía láctea.
Mientras tiendo la ropa
me acuerdo del mar.
Como el mendigo.
El sol es la vela
de un barco que zozobra.



Menta poleo

Ella pisa la hierba con los pies descalzos,
se peina con los dedos,
acaricia una bola de cristal.

No siente interés alguno por mi persona.
Es algo que suele ocurrir.

Deambula sonámbula por el pasillo,
habla lenguas muertas,
se compra animales exóticos por Internet.
Me la presentó una amiga hace dos años.
Por entonces la creía camaleónica,
charlábamos largas horas por teléfono,
parecía de otra especie, a mi
me causaba sensación.

Cada vez me gusta menos la gente.
La gente como ella, la gente
más interesante que yo.
Te pisa el corazón con los pies descalzos.
Es algo que suele ocurrir.



Jazz

Vigilo la inquietud de los peatones.
Demasiadas chicas con faldas oscuras
atraviesan el paso de cebra.
Los ojos blancos de un seiscientos
me parten el alma,
enciendo un cigarro,
quisiera confesarte la mitología de la lluvia,
pienso
qué harías conmigo si supieras que
a pesar de todo, esta noche,
hace demasiado dolor debajo de mi paraguas.

A pesar de todo atraviesan el paso de cebra.
La inquietud de los peatones,
de los sintecho,
de los niños que juegan a ser viejos
y de las putas
chicas con faldas idénticas a la tuya,
demasiadas chicas extrañas
debajo de mi paraguas
y ninguna parece conocerme
tan poco como tú.



Fecha de caducidad

Apuro un yogur caducado para cenar
mientras una pareja se lo monta en el canal veintitrés. 
No me dan envidia. 
Seguro que hay mucha gente como yo, 
hundida en el sillón sin cambiar de cadena 
por no levantarse a por el mando. 
Una pareja se lo monta, 
como nos lo montábamos nosotras, 
en el canal veintitrés. 
Qué envidia van a darme, 
si, como lo nuestro, 
todo suele caducar a las pocas semanas.



Dos viajes

La chica del tren se seca las lágrimas
con la manga de la rebeca
al pasar la última página
de un libro.
Después mira por la ventana
y sonríe.
Lo que daría yo por llegar,
pronto,
a la última página.
Lo que yo daría
por un final feliz.



Mentira

Y si siempre que te necesito
dices
estás aquí
conmigo
por qué cuando te miro no puedo verte.




Primavera

Cosiendo,
el dedo corazón herido.

Una gota de sangre
florece
en la carne metálica del alfiler.



Ceguera

Ya me he cansado de decir
que la soledad me hace llorar.

Ahora me está mordiendo los ojos. 

Escribo a ciegas.



Carnicería

También, el carnicero, es un poeta
que desnuda las aves 
de todo viento a filo de hoja ,
entendiendo 
la madriguera de la muerte
en el ojo desorbitado del animal
y las manos sembradas de sangre
entre un carnaval de amapolas
improvisado en la primavera del mercado de abastos;
como un poeta
va directo al azul metáfora de la yugular,
al placer de la carne,
y arroja a un canasto
las vísceras de lo que no volverá  a engendrar belleza.



DE La canción del bardo, ganador de la XIX Edición del concurso Facultad de la Universidad de Jaén

Mujer barbuda I

Dicen que la mujer barbuda
ama al hombre bicéfalo.
Que el hombre bicéfalo,
desde hace algún tiempo,
se siente mujer.
Dicen que el hombre bicéfalo
se prueba la ropa de la contorsionista,
se sonríe frente al espejo,
se la chupa al domador.

La pobre mujer barbuda.
Se quedó embarazada del faquir.
El faquir es otro alcohólico violento.
Como el mago.
Dicen que el mago
sabe dónde está el cuerpo del equilibrista.
Y el del lanzador de cuchillos.

La pobre mujer barbuda
tal vez se quedó embarazada del hombre elefante.
El hombre elefante asusta a los críos.
Los críos se ríen,
insultan,
escupen,
señalan a la mujer barbuda.
Después
preguntan a sus padres
si de verdad es una mujer.



Obán

El bardo conoce la música de la mujer que besa el hielo.
A pesar de ello nadie le ofrece vino en las tierras altas.
Sé de un bardo que cantaría el linaje de las rocas,
que subyace bajo su propia piel esperando mudar de hombre.
Sé de un bardo que camina solo,
que conoce demasiado
para ser mudo.



Kraken

Las ratas corren por cubierta 
entre los pies descalzos de los marineros, 
los marineros se golpean e imploran 
que algún dios regrese a la vida, 
la vida abandona al capitán, 
al capitán que sin abandonar el timón observa 
cómo los cantos de sirena se cumplen, 
cómo el mar se derrama,
cómo el mar es un ser mortal 
que tampoco alcanza el horizonte. 
Nuestros horizontes no son de esta tierra. 
La tierra no es redonda. 




DE su primer poemario, Princesa Leia.


Apolo XI

Desde la luna no puede verse la Muralla China  
es pura leyenda. 
Lo que se ve desde la Luna es una margarita  
abriéndose paso en un campo de minas antipersona.  
En la luna no crecen las flores.  
Lo más parecido es la huella de un astronauta  
cobarde de pisar el sol. 
Nunca me he creído que el hombre pisara la Tierra.  
Desde ninguna otra luna puede percibirse 
tanto culto a la herida.








.


viernes, 14 de octubre de 2016

FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ESPINOSA [2.187]


Francisco Javier Fernández Espinosa

Francisco Javier Fernández Espinosa (Tíjola, Almería, 11/01/1974) De vocación pedagógica e interés por la educación y la formación, motivo por el que se diplomó en magisterio por la Universidad de Granada. Estrechamente vinculado a la cultura y al desarrollo local, ha trabajado habitualmente en la gestión pública, siendo promotor y dinamizador de importantes iniciativas locales y comarcales. Investigador y escritor, fundó el Instituto de Estudios del Valle del Almanzora junto a la Mancomunidad de Municipios del Almanzora. Especializado en la gestión de centros y organizaciones artísticas y culturales por el Instituto Superior de Arte y de equipos de trabajo, es Técnico Superior de RRHH y doble Master en Gestión Cultural y Desarrollo Turístico, así como Técnico de Dinamización del Patrimonio, Experto en Desarrollo Local y Posgrado en RSC por la Escuela de Negocios de Barcelona. Miembro de la Asociación Histórico-Cultural de Tíjola, Presidente de la Asociación Histórica y Cultural "Villaricos Fenicia Baria" y colaborador activo de la Fundación Kati en Almería. Editor y fundador del periódico elAlmanzora.

Secretario, jurado y promotor de diversos concursos y jornadas literarias. Sus poemas han sido musicados por el músico Jacinto Martos y ha escrito letras para el grupo de rock Pesadilla Electrónica.

Bibliografía

“Ciego” (1997) “Lapidario” (1997) Homenaje a José Ángel Gómez. “Raro” (1998) “Amare” (2000) “Primera Memoria” (2002) “Proyecto para un beso” (2007) “Diario de un extraviado” (2007) “El lugar de la Ilusión” (2007) “Teoría del abrazo” (2008) “Confesiones del Hombre Lobo” (2014) - “Manual para barcos hundidos” Antología 1997-2014 y en 2015 aparece "Desquiciado Romeo" con una selección de poemas de amor junto a nuevos inéditos. 

En el plano narrativo, ha escrito “Desangelados” (2013). Aparece en antologías de VV.AA “Entre el clamor y el silencio”(2000) VV.AA “V Jornadas de Historia Local de Tíjola” (2012) VV.AA “Lo demás es oscuridad” (2013)


Inicio

Si me estás escuchando
sabrás
que cumplí lo prometido.
Hoy confieso
desde aquella esquina
de aquel día
los amplios registros
de mis fracasos,
y que el tiempo
a pesar de todo
es un mantra equivocado.

Yo también fui negado.


Antes

Antes de que
Abriera la puerta
De mis entrañas
Y saliera al mundo
Creía ser
Su destino definitivo,
Un archipiélago privado,
El paisaje conquistado
Al aire.

Fuimos los amantes metafóricos.
Fuimos los sueños
Y la voz de los que cantan
Inspirados,
El deseo de la mañana,
Las miradas cómplices
De cuando se tiene un secreto.
Fuimos la sonrisa
Que nos nacía al encontrarnos
Y el horizonte limpio
De las palabras
Que quieren decir más
De lo que dicen.

Cuando tomábamos café
Frente a frente
Entre conversaciones cruzadas
Sabíamos que mi piel y tu piel
Se extendía por nuestros recuerdos
Y ansiábamos
Quitarnos los abrigos, tu jersey de cuello vuelto, mi chaqueta de punto,
Hasta extenuarnos.

Hoy está lloviendo
Y no quiero salir a la calle.
Veo los tres colores de Kieslowsky.
Comprendo que fui abandonado.


Lapislázuli

A menos cuarto
Alrededor de tus labios
Solíamos quedar
Tu perfume a lapislázuli
Se expandía como una provincia
Sin direcciones
Donde se hila el frío
Y no existen los acrónimos.


Descarrilado

Mario Lanza frecuentaba fiestas
A las que sólo acudían divas.
Su voz
Con aroma a ginebra
Contaba
Que siempre pisaba los charcos
De la calle donde vivía
Aquella chica rubia que no sabía reír.
Decía
Que de los libros de Cernuda
Emanaba anhídrido literato
y entonces
recitaba de memoria
versos descarrilados
con su boca insinuante
y sus labios que mordieron otros labios.
Yo le escuchaba
Sin miedo
A pesar de que me estremecía
Pensar en que un día moriría.
Hablamos de viajes,
De Marrakech
Y de la habitación 213
Del hotel donde tú me esperabas
En la cama
Envuelta en el aroma de las sábanas limpias.
También le conté
que me mirabas
Morena, profunda, violentada por el amor.


Caligrafía

Escribo
y deberás dejarme,
Abandonarme
Como quien concluye un libro
Con la caligrafía ausente
De un idioma sin cuerpos,
Parecido al de los muertos.
Quizás
No comprendas nunca
Lo que nunca ocurrió
Y me culpes
De todo lo que se pueda ser
Culpable
Y también inocente
Por las noches que no dormimos al lado.
Podrian ser palabras
De otro Jesús de Nazareth,
Otros abrazos asidos a la ropa,
O una canción que no habremos
De volver a escuchar
Salvo con las venas atadas.
Aún me dices
Entre matices que
He de vivir mientras vivo
Y que sobrevives entre la gente
De universos caídos
Que yo frecuento
Una y otra vez
como extintos
Placeres fingidos
Sin pasión ni hambre.



Pedirás deseos

Pedirás deseos
Que no contengan mi nombre,
Secretos amarillos
Y lluvia inversa.
Pedirás que los trenes
Te devuelvan la vida que gastaste en ellos,
Que tus brazos reciban de nuevo
Los esfuerzos pasados
Y también
Pedirás no encontrarte conmigo,
Devolvernos los besos,
La disolución de nuestros ejércitos,
Censurar las palabras de esperanza.
Mientras arañaba tu espalda
Fingía vivirte por última vez
Y pensaba en lo que haría mañana,
En volver a ir al cine
Y en mirar el mar largamente.
Amor,
Me convertiste en un depredador melancólico,
Ausente a su trabajo
Por bajas infundadas,
Cliente de las tiendas de moda
Y de los bares anónimos.
Bebiendo tu fuego
Comprendí mi sed,
Y supe que era un extranjero en la primavera.
Cuando me ausento
De las calles en luna, de los sitios estrellados,
El instinto me recuerda quien soy
Y que debo ultrajar alguna inocencia
Esparciendo su vida
Por las avenidas, por los edificios en los que siempre
Alguien ha sido amado y vencido,
Se ha muerto o se ha engendrado vida.

Soy un hombre lobo
Y aún no me acostumbro.


Copas rotas

Con las copas rotas
Después de tantos brindis (por nosotros)
No logro encontrar poesía
En este silencio impuesto
Al que vuelven tus palabras como estigmas
De caricias
Para que mire mis manos fijamente y
Sepa
Que también tuvimos una última cena.

Con las copas rotas
Se ha derramado el vino
y ebrio
contemplo
los informativos de mi estado de ánimo,
los recuerdos, la previsión de lluvias,
los sucesos.

No merezco noche
Porque no tengo amor.
Porque todos mueren
Y alguien se vá, cerrando la puerta
Sin más,
Abandonando al licántropo
A la suerte de las espinas,
Con la narcótica sonrisa de Sinatra
Concluida al cerrar los ojos.


Aquella noche

Aquella noche todo salió mal.
La vida de Antonio Vega
pasaba en un coche veloz,
con su anatomía de resucitado
y su gesto de crucifixión.
Los bares habían cerrado,
las ambulancias aullaban
y alguien
dejaba a alguien sin sonrisa
regalándole un ramo de las flores
del mal.
Hay quien se empeña en aprender
idiomas
pero no practica los besos
y yo los acecho
incrustando mi sombra en las suyas.
Ellos sienten miedo.
Sus ojos se estremecen
con el silencio,
parpadean con frialdad
rozando el aire
sin ver
nada más que reflejos imposibles
de todo lo que no se puede tocar.

Aquella noche todo salió mal.
Los soñadores padecieron
el apagón analógico
y entre mis brazos fenecía
alguien que se parecía a ti.


El borracho fabuloso

Si poco a poco dejas de quererme
Dejaré de quererte poco a poco
Porque donde menos me esperen
Yo llegaré con mi equipaje,
Con la furia de un buzo ciego
Y la voz quebrada de Morente.
Fingiré ser inocente,
Que nada entiendo de los desastres
De la guerra
Ni del abordaje insensato
Que provoca la luna,
Sin pensar que tu cuerpo
Fue un traje de otra época
Y que ahora estarás
Distraída en el sofá
En el cine o en ese bar
Donde la música
no te deja soñar y yo aspiraba a ser
el borracho fabuloso
Que intentaba seducirte.


Conocí a mujeres

Conocí a mujeres
Que nunca decían no.
A unas les mordía el cuello
En las cercanías de los puertos
Y las otras
Se envenenaban con susurros
En la soledad de unas copas de vino.
Sabían que las mentiras
Eran mentira
Y su fatal destino.
Sin embargo
Imponían sus abrazos
Para saciarse de invierno.

A Lecorbusier le gustaban estas historias.
Ser amigo de la bestia
Enferma
Le hacía sentir profano, cercano
Al arte.
Me daba la palabra
Y con los ojos entornados
Sufría los verbos.
Excitado
Mostraba mis colmillos
Entre relatos de damas colonizadas
Que ya fueron invadidas
Por el ardor de una dentellada,
Desvalijadas
De toda ofrenda.


Fui joven

Fui joven
E insolente
Y regalaba sonrisas
A los espejos
Como quien juega
Con armas de fuego
Con el vértigo de un inconsciente.

Tú eres diferente.
Me regalas piedras
Y caminas descalza junto al mar
Sin saber si me esperas o te espero.
Has cicatrizado mi vida
Como quien obra milagros
Mientras por tus ojos pasan
Nubes.
Habré de escribir tu amor
Sin faltas de ortografía,
Como besándote,
Transformando en letra
El susurro interminable
Que se me escapa aun sin voz,
Y aunque no quiera hablar
El deseo compone oraciones
Que al parecer transpiran por mis poros
A pesar de mi piel caótica
Y del recelo de mi alma
Porque si fuese otro monstruo
U otra expresión del pánico
Sólo podría ser
Una criatura de Gilabert,
Sensible y llena de miedo.


Los verbos conjugados

Los verbos conjugados
En las madrugadas de hace algunos inviernos
Son ya casas en ruinas,
Sitios a los que no va nadie.
Parece que ocurrieran
En lugares paralelos
Donde no hay que viajar
Ni existe el movimiento,
Estancados en el tiempo
Como un sueño de Lapido.
Miro mis manos
Y sé que alguna vez contuvieron
Otras manos,
Mis ojos otros ojos
Y mi voz otras palabras,
Igual que hubo otros días
Y usaba otras corbatas,
Pero ya partí
Y no quiero volver.
Como quien rompe papeles
O quema libros
La memoria no entiende de procesos
De locura,
De vanidades artificiales.
Me atormentan los sorbos que dí
En copas ajenas,
Los vestidos arrugados
Y la fe que quité
Para sobrevivir al éxtasis
Y a la redención.
Al final, lobo quedo,
Depredador devorado
Por si mismo.


Gatos 

Los gatos patrullan la noche
Y son mi compañía
Cuando espero
A que aparezca una presa impoluta
Mientras fumo.
Los gatos son almas
De antiguos torturados.
Por eso me conocen
Y no quieren hablar conmigo.
Sólo soy un espejo roto
En la madrugada,
Un oportunista de la muerte
Que sacrifica a paganos
Sin luz.
Soy lobo de día y de noche.
A veces soy feliz
Y otras veces ando derrotado
Por los callejones del infierno.

Nadie me comprende como lo hacen
Los gatos.


Has vuelto a fumar

Me dices adiós y te vas
Con tu vida
Y tu abrigo
Para salir a la calle e ir
A algún sitio donde no estaré
Ni podré verte
Sentada en la barra de algún restaurante
Donde nunca estuvimos.
Llevarás los labios pintados
Y mi recuerdo en blanco y negro
Como un fotograma
De una película antigua.
Seguro que has vuelto a fumar
Y que te han engañado
Muchas veces,
Que lo único que piensas es
En no pensar,
Que el amor en el horóscopo
Ya no ha de importarme
Y por eso no debería escribirte nada.

Pero sin embargo lo hago.


La Voz

Íbamos a un club
Donde la voz de Billie Holiday
Sonaba perfecta,
Sin aristas
Y con aroma a licor.
Allí siempre era madrugada,
Casi infierno
Con tus piernas cruzadas
Y la sonrisa del miedo dulce
En tus labios.
Hablabas
De la Bahuaus
Como quien comprende los pecados,
Pronunciando risas y melancolías
Habituales
De cuando despertamos solos
Buscándonos en la cama.

nos conocimos
En un portal
Un día de otoño.
En la calle podría estar sucediendo
La guerra
Pero me preferiste a mí
A pesar de ser un carnívoro
Incontrolable.
Quizás buscabas mi abrazo.
Mi mordisco feroz
Y mi arrepentimiento.

Aguardabas el plenilunio
Como quien juega a la ruleta rusa,
Con el corazón apagado.


Musa

Musa
sin cama propia
te intuyo otras vidas
de sabor marchito
con horario de fitness
y teletienda.
Aplacaste mi fe
por las farmacias de guardia
y aquella tarde de septiembre
rompí tus fotografías
y las arrojé al mar.



Ella me besa

Ella me besa
con la lentitud de la estrella que cae
mientras el cielo (mi cielo) se enciende
alrededor de Venus
y sus manos (mis manos) resplandecen en caricia
ya en otro lenguaje.
Le pregunto
y me contesta
con la sutileza de un verbo incandescente
del que ansío ser primera persona.


La luces de los coches

Aquella chica que miraba
Fijamente
Las luces de los coches
Nunca estuvo en Rodalquilar,
Ni en el corazón de Rodolfo,

Ni sabía
Que moriría de tristeza
Junto a mí,
Esparcida como pétalos al aire.


El Deseo

El deseo es un lobo frente a la puerta
De tu casa,
Con la ira en suspenso mientras muere
Por verte.
Si es de noche
Prende hogueras
Y tú puedes verlas desde la ventana
Con el silencio recogiéndote el pelo,
Ansiada,
Perfectamente
Imperfecta
Para combatir contra milicianos
De la oportunidad,
Contra las paradas de autobús desde
Las que se siempre se llega
Tarde
Y los días grises de noviembre.

Pero has de estar alerta.
Sufrirás una emboscada
En la que te despojarán de tus caricias
Más preciadas
Para después ser corola sin próximo
Alba
Invadida por los delitos del olvido,
Por los acordes finales
De esa canción que no quieres oír
Por la radio
Y sufrirás
El efecto de los cristales, de las falsas monedas,
De las fotografías.

El deseo es un lobo infatigable
Que sigue tu rastro.



Favela

A nuestras edades
quién no ha roto alguna vez
su vida,
y tú
que favelizaste mi orden
al conjugar nuestros verbos
desapareciste
de entre las sábanas
como una civilización antigua.

A nuestras edades
quién no es
lo que no quiere ser.



Maletas

En mi memoria
Los nombres de mujer pasan
Igual que los de las ciudades
Cuando viajas,
Salvo el tuyo
Que es origen y destino
Porque es un nombre compuesto
Y lo recuerdo
Junto al ruido de tus maletas
Por las calles de Granada
En busca del hotel
Un día de casi frío
Dispuesta a casi quererme.

Nunca te dije
Que era una fiera
Mientras suavemente
Me acompañabas en la bañera,
Con el pelo recogido
Y los ojos entornados.
Cuando hablabas
De perfumes y odiseas
Sin preguntarte
Si yo sería una aventura.



Peatones

Nuestro amor no tiene
un paso de peatones
por el que atravesar misterios,
ni una puerta de atrás
para escapar
cuando tengamos miedo.
Nuestro amor tiene una manzana
con la que adular al pecado
y un infinito
que no siempre sé donde está.
Parece que piensas
en cosas inmateriales
sosteniendo el peso cruel
del viento mal formado
y cuando he de afilar mis garras
para insinuar el delito
pierdo la mirada en la imaginación de tus formas
y tenso el amor
hasta que cruje y se quiebra
en mi soledad austera.



Políglota

No volveré a leer tu
Poema
Ni tampoco
Llamaré a las cosas
Como contigo las llamaba.
Seré políglota e investigaré
Otras formas de expresión
Que no me fragmenten
Ni me partan
El corazón de jíbaro.




Si alguna vez hablas de mí
No digas nunca que sigo pensando en ti,
Que soy de un ejército que no va
A ninguna guerra
Y tampoco digas que deambulo
Enfermo de azules
Los días laborables.
Tengo atrancada una palabra falsa
En la memoria
Y ya tampoco aspiro
A ingeniar sistemas que me animen el cariño.
Nadie comprende mi fiereza
De despótico inocente
A pesar de que me empeño
En sufrir por todo y no confesarlo nunca.
Seré una bestia inédita
Atravesada por espadas invisibles,
Desgarrada y condenada a desangrarse
Con la paciencia de un atormentado,
De un desvaído vencido por cualquier niño
Enjendro de rapaces podridas
Que atraviesan nubes oscuras
Como de paises opacos.
Arrastro piel y huesos por donde voy
Sin darme cuenta
De que ya no soy quien soy
Y que solo era lo que nunca fui.



Lauren Bacall

Tenía frío.
Siempre tenía frío
aunque vistiese un traje
de rojo Valentino.

Me gustaba verla
con mi camisa
y su cuerpo desnudo,
más allá de la noche,
aspirando a morir
y no morir.

La amaba
pero no me amaba.



Soledades

Tu voz estuvo aquí.

Tu voz quería quedarse
Asomada a mi balcón
Sobre el pequeño puerto
Donde los barcos
Siempre son los mismos.
Donde esperan sus soledades
Para volver a alta mar
Y soltar lastre.

Tu voz estuvo aquí
Y se fue
Contigo y con tu cuerpo
Lejos
Más allá de mis brazos.


Tu adiós
en el buzón de voz
y nuestros pecados pendientes
es lo que queda.
Ahora tengo
que divinizar mi silencio
y pensar
que vivo en otros días
y ando por otras calles.


Que te arrojaste
A mis ojos
Dices que ahora
no puedes verme.
Llegaste
En medio de esta alegoría de autodestrucción
Y ahora
Me niego a escribir tu nombre
En el papel,
Las paredes
O los manteles
Y cuando voy al teatro
Recuerdo escenas
De nuestros grandes clásicos,
La duda metódica de los billetes de avión
Hacia el futuro, ser o no ser,
La historia de nuestra escalera,
Los bellos durmientes.

Desde la calle
Te veo con tus amigas en el Magnolia
Impasible
A los besos borrados
Sin aureola ni ramos de rosas.


Vino
  
Vino
tras aquella carta
que ahora leo
mientras bebo
vino.



Solo

Cuando pienso en días de viento
Me pregunto
Si habrá alguien más
Como yo,
Hibrido de dulzura y cinismo,
Habitante de los bares
Y receloso consigo mismo.
El amor está cambiando
Y los besos ya no son mensajes.
Ahora, veo a juglares
Que recitan sin espíritu,
Poetas con iphone,
Suicidas sin vida que ofrecer.
Veo pintadas en las paredes de los museos
Y gente
Que sacrifica sonrisas.
Ahora, pienso que estoy solo,
Atrapado
En geografías inmediatas
Donde sobreviven los heridos
Y malviven los normales
Porque nadie sabe que han de cazarme,
Que han de planear mi asesinato
Sin que yo lo sepa,
Extinguiendo mi ausencia
Cuando visto mi cuerpo,
Cuando no te veo
O cuando intento escribir unos versos.
Tal vez Domene
Fue como yo
En su adolescencia,
Pero supo escapar a tiempo
De esta vida de animal corrupto
Que ha de saciarse con lágrimas y gritos
Arrancadas a la belleza.





.