Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

miércoles, 2 de noviembre de 2016

JOSÉ CARLOS BRUNA SANTIESTEBAN [2.192]


JOSÉ CARLOS BRUNA SANTIESTEBAN

Periodista y cronista malagueño, nacido en 1840 y fallecido en 1927.
Catedrático numerario, vice-consul de Italia.

Obra:

Impresiones de un viaje á Andalucía con S.M. el rey Don Alfonso XII, por Inocencio Esperanza (José C. Bruna). Aribau. Madrid, 1877.



Visitó dos bodegas, la primera la del Sr. D. Manuel Misa, conde de Bayona, la recepción fue digna del altísimo personaje a quien el Sr. Misa esperaba. Arcos y adornos del mejor gusto. En el espléndido buffet probó el regio invitado algunos vinos. Poco después salimos de esta bodega para entrar en las del Sr.D. Manuel María González Byass y compañía, cuya visita hacía S.M. el Rey quince años después de haber estado en ellas su augusta Madre. Este magnífico establecimiento ocupa seis y media hectáreas cuenta con existencias permanentes de 20.000 botas de vino, seis máquinas de vapor, tiene 240 empleados y ocupa por término medio 400 operarios de media al día...

S.M. visitó también en Jerez el nacimiento de aguas llamado de Tempul, magnífica edificación, bajo cuyas extensas galerías duerme un, al parecer, tranquilo lago, cuyas aguas son la vida de la ciudad.

Altamente complacido y altamente disgustado se aleja S.M. de este encantado suelo; altamente complacido de la población, y altamente disgustado de no haber podido permanecer en ella más que cuatro horas.


La sección de Bruna

Por ALDO DURÁN

José Carlos Bruna Santiesteban (1840-1927) fue un polifacético personaje nacido en Cádiz, educado en Italia (su padre era genovés) y establecido en Málaga. Escritor, poeta, dramaturgo, cronista, profesor de idiomas y vicecónsul de Italia en nuestra ciudad. Estuvo muy integrado en la vida local malagueña, participando en numerosos eventos, entre ellos el carnaval, instaurando La asociación (Sociedad del Carnaval) que organizó la fiesta en 1887.

Este liberal moderado mantuvo estrecha amistad con Salvador Rueda y Narciso Díaz de Escovar. Este último afirmaba que Bruna era muy caritativo, aunque matizaba que sus caridades las hacía secretamente, por entender que era lo verdaderamente cristiano. Caridad a la que Bruna dedicó multitud de artículos, apelando a la caridad pública o denunciando la desidia de los poderes públicos. Personaje interesante, como lo era su sección en el diario La Unión Mercantil, dejando comentarios jugosos sobre diversos temas como, en lo que aquí nos ocupa, la Semana Santa. Son muy ilustrativos.

Para cerrar su sección, la publicada el sábado 6 de abril de 1895, escribió que en la Semana Santa que estaba a punto de comenzar "rindo a los tristísimos recuerdos que se conmemoran el profundo respeto que se merecen. ¡Cuántos lo harán inducidos por los sermones, o la imposición, o el bien parecer! ¡Cuántos buscarán una distracción social en la visita a los templos y en las funciones de culto!"


Exaltación ya en la década de los 20

El Lunes Santo de 1897 hablaba sobre las procesiones, a las que no consideraba necesarias para el fervoroso sostenimiento del culto. "Sin embargo, no las combato, porque tales exhibiciones hechas con el respeto que se merecen, influyen beneficiosamente en el ánimo del pueblo, más inclinado a creer lo que le entra por los ojos que lo que le penetra por los oídos". Pero era necesario, insistía, que el respeto se imponga y que los asistentes a esos actos religiosos guarden toda la debida compostura, absteniéndose de cuanto pueda, en cualquier sentido, desvirtuarlo.

"Los penitentes, pues, deben ser hombres con hábito y no individuos cualesquiera, vestidos de máscara. Si en las procesiones van con respeto y con orden, ambas cosas se reflejarán en los espectadores. Pero si dan bromas a las mujeres que forman calle, o fuman, aunque sea a hurtadillas, o faltan, en una palabra, a ese orden y a ese respeto, mucho más beneficioso para el culto sería dejar a las imágenes en sus respectivas iglesias".

Tras la Semana Santa de 1898 realizaba, después de algunos apuntes sobre las cofradías que salieron ese año, una serie de observaciones "que es lo que nos compete, y en lo que puedo servir de complemento a las descripciones del reporterismo". Éstas las centró en los penitentes: "Yo creía, ingenuamente lo digo (...) que muchos de los "penitentes" van pagados, y esto me recuerda lo de las lloronas en los antiguos duelos de familia. Pero siquiera aquellas asalariadas mujeres cumplían, aunque automáticamente, la misión que les estaba confiada, mientras que muchos de estos hombres van a desprestigiar ese culto religioso que las cofradías proponen enaltecer".

A continuación, apuntaba a las que salieron de San Juan, diciendo que el cura exhortó desde el púlpito a los acompañantes de las que de allí salieron y estos no hicieron mucho caso por lo que después se vio en la calle. "Pues bien, para sacar al público efigies con el carácter de exhibición carnavalesca, vale más dejarlas en sus respectivos templos, ahorrándose a un tiempo mismo el dinero de los hermanos y la reprobación de las personas sensatas".

Vio en calle Nueva a un "señor bastonero" mandar enérgicamente a muchos "nazarenos" que se echasen abajo los velillos, "y hacían aquellos falsos penitentes como las máscaras cuando los municipales les hacían levantar la careta. Solamente que en sentido inverso, ya que los de la procesión se descubrían apenas perdían de vista al bastonero". Concluyó su artículo señalando que la cofradía que carezca de hermanos para sacar en procesión la imagen que venera, debe dejarla donde se halla todo el año, antes que exponerla a escarnio en vez de a veneración.

En cuanto al público que veía las procesiones, decía: "Respeto la libertad de conciencia hasta el punto de no censurar lo más mínimo al individuo que al ver pasar una imagen se queda con el sombrero puesto. Júzgolo una falta de cortesía, y nada más".

La agresión sufrida en su propia casa en 1901, por un neocatólico, estuvo a punto de costarle la vida, ya que llegó a ser apuntado con un arma cuando yacía en el suelo. El mismo Bruna afirmó en uno de sus artículos: "porque ni sabio soy, según parece, ni se ha hecho para mí el descanso, ni las escondidas sendas han sido de mi gusto".

En 1903 señalaba que el Domingo de Ramos nos recordaba a los mortales cuan fácilmente las exaltaciones populares lo mismo elevan que menosprecian, cuando el entusiasmo y no la razón guía sus pasos. "Procuremos no parecernos a ellas, y seguir las verdaderas máximas del Redentor, con laudable constancia, pero sin caer jamás en el fanatismo".





CANTARES AFRICANOS  

Por JOSÉ CARLOS BRUNA

MÁLAGA
Establecimiento Tipográfico de Pooh, y Creixell
1893 

DOS PALABRAS

El popular cuanto ilustrado Semanario de Madrid LA GRAN VÍA, empezó á publicar hace tiempo algunos de estos cantares que reprodujeron enseguida otros periódicos de apreciadísima reputación.
No había pensado coleccionarlos por ser pocos, y nada buenos. Pero muchos amigos han deseado tenerlos reunidos, y por complacerles me arriesgo á perder la cantidad de una pequeña edición.

He procurado en ellos que hablen los sentimientos y la verdad hasta donde es posible, mezclando la historia de lo sucedido hasta el dia, ya con amargas reflexiones, ya con ese humorismo que nunca falta al soldado español aún en los más apurados trances de la vida.
Juzgue el sensato lector de mi buen deseo ya que á un verdadero juicio crítico no puede someterse un tan modesto to trabajo. 

El Autor


Cantares Africanos


CON CORRESPONDENCIA

LOS DE ALLÁ

Cristiano: dame una tregua;
déjame hacer mi comercio;
déjame parapetarme;
y después... que te haga fuego.

*

-No os asustéis de los barcos
que con su luz nos deslumhran.
Es que desde allí nos miran
los ojos de una andaluza.

*

-¿Sabéis lo que es ese cable
que habla debajo del mar?
Un pez muy largo... muy largo...
aún más largo que el Sultán. 

*

Cantares Africanos

CON CORRESPONDENCIA
LOS DE ACÁ

Yo no sé lo que DISIRTE;
no quieren que pegue tiros.
PAESCO un pájaro EMBRAGAO
al que le tiran del JILO.

*

—No os importen las fogatas
que los riffedos encienden.
Esos son los fuegos fátuos
con que asustarnos pretenden.

*

El cable que costeamos
todos con nuestro dinero,
no se digna hablar con nadie...
que no tenga un alto puesto. 

*

El Corán tener, nos manda
caridad y compasion;
mas, contra perros cristianos
no reza esa proscripción.

*

La media luna es el signo
de mi religión bendita.
Antes de entrar en batalla
pidamos que nos asista.

*

Allá por los aduares
andan gritando las moras:
—«Querer paz con españoles
«y guerra con españolas.

*

—No temer, Fátima hermosa:
que yo estar FARRUCO bueno.
—Mira, Alí, que á los FARRUCOS,
les retuercen el pescuezo.

*

—Siendo nosotros FARRUCOS,
Ser gallinas los de allá.
Y ¿que hacer esas gallinas?
Poner huevos nada mas. 

*

¡Fé, Esperanza y Caridad!
¡Fé y Esperanza!... Muy buenas.
Mas, ¿quien, con estos salvajes
puede tener la tercera?

*

Deja de MIRÁ la luna
si se presenta con cuernos;
que la media luna es
la que adoran estos perros.
         


—¿Por que me hablas de las moras?
¿Tienes celos? Pues... ¡Megusta!
¿Piensas que comer se dejan
lo MESMO que las de fruta? 

*

—Yo atravieso con un Máüser
lo menos sesenta moros.
—Ten valor; mas no exageres;
que todo extremo es vicioso.

*

Gallinas suelen llamarnos.
Mas no olviden las kabilas
que son de hierro los huevos
que ponen estas gallinas. 

*

Una mora muy hermosa
dice:—«Quiero á un español
«solo porque en su serrallo
no haya mas mujer que yo.

*

Esos fuertes vomitar
envenenada metralla;
y por eso morir tantos
al reventar las granadas.

*

Un solapado Santón
así le dice á los suyos:
—«Adelantad, si son pocos;
»retiraos, si son muchos.»

*

El Sultán cortar cabezas
como pliegos de papel.
Pero ¿ha olvidado el Sultán
que también la tiene él?

*

Mas que la luz de la luna
vale la de las hogueras;
que aquella invita al descanso
y estas llaman á la guerra. 

*

—Si ya para Navidad,
no nos hallamos aquí,
¡que Noche Buena... tan buena,
he de pasar junto á tí!

*

Cerdos envenan estos
descendientes del demonio;
pero no han de envenarnos
los marranos de los moros.

*

Dice un bizarro oficial
á sus valientes soldados:
—«Es la hora de combatirlos;
no es la hora de contarlos.»

*

E1 Sultán dice que viene;
el sultán dice que vá;
y yo creo que no quiere
ni ir ni venir el Sultán.

*

La misma luna á los dos
ahora nos está alumbrando;
á mí, cantando tus penas;
á tí, mis penas llorando. 

*

De las cartas del Sultán
los españoles se ríen;
y nosotros hacer tacos
para cargar los fusiles.

*

--Prepara halajas, Zelinda;
y despídete de aquí;
que nos van á dar la Alhambra
sin tenerla que pedir.

*

Dos cosas querer riffeño
fundando en ellas su bien;
el matar perros cristianos
y mutilarlos despues.

*

Nosotros saber el número
de las fuerzas enemigas.
Y generales ignoran
las que hay en nuestras kabilas.

*

—Cenizas hace al cristiano
el fuego de mi mirada;
y ese no es mas que el reflejo
del que te guardo en el alma.

*

Esto PARESE un TREAT0.
Se ensaya á mas y MEJÓ.
Y unos á otros se preguntan:
—¿Cuando EMPIESA la FUNCIÓN?

*

—¿Pedir Granada morito?
—Si, español! Pedir Granada.
¡PHUM!... Ahí te mando una.
Mas no va dentro la Alhambra.

*

Dos cosas quiere el soldado,
y con ellas es feliz:
para cantar, su guitarra;
para luchar, su fusil.

*

¿Puedes tú contar los granos
de arena que hay en el mar?
Pues contarlos es mas fácil,
que á los riffefños contar

*

El fuerte SIDI-AGUARRÁS
hemos VENIO á JASÉ.
MÍA tú, si el que JASE un fuerte
será fuerte en el QUERÉ. 

*

Aquí recibimos,
tercos é impasibles,
por delante, balas;
por detrás, fusiles.

*

¡Que no os espante la sed,
invencibles mahometanos;
que pronto os la quitará
la sangre de los cristianos!

*

Por la querida memoria
del sagrado Zancarrón,
jurad que cuantos mas mueran
mas será vuestro valor.

*

Con los cristianos quisiera,
ser tigre colosal;
devorarlos, y después...
volverlos á devorar.

*

¡Alláh es grande! No lo niego
Mas ¿con cuales intenciones
á los fieles dá fusiles
y á los infieles cañones? 

*

¡Que desigual lucha
es la lucha esta.
¡O hombre con hombres;
ó fieras con fieras!

*

En ese fuerte estuvimos
sin beber ni agua, siquiera.
En cambio ha sobrado sangre,
que se ha bebido... la tierra!

*

Del Zancarrón de Mahoma
yo tan solamente sé,
que es un hueso; pero un hueso
muy difícil de roer.

*

Quisiera por un momento
ser paloma mensajera;
llegar, verte y abrazarte,
y volver á la pelea.

*

¡Virgen de la CONSESIÓN!
Vela por nuestra SALÚ
Y pónnos la media luna
en donde la YEVAS tú. 

*

Soñar, morito, anoche
que estar Sevilla
ganada, y sus iglesias
vueltas mezquitas.
Mas, despertando,
vió, morito, las suyas
vueltas abajo.

*


Cantinera ser soldado;
cantinera ser mujer.
Quererla hacer prisionera
para saber lo que es.

*

Tú, parapetos subir;
yo, parapetos bajar.
Y si un Bajá se opusiera
iría abajo el Bajá.

*

Moro: si te haces cristiano,
ya sabes lo que te espera
mal gobierno, poca plata,
y una sola compañera. 

*

Anoche tuve un sueño
que no lo digo.
Soñé estar en Sevilla...
y estar contigo.
Desperté, luego,
y al fuego de tus ojos,
siguió otro fuego.

*

—No te pongas nunca á tiro,
cantinerita del alma;
que esos apuntan, y ponen
en donde el ojo, la bala.

*

Que los Bajás llevan cola
dicen, y bien podrá ser.
Mas la cuestión de Melilla
mas larga la vá á traer.

*

Si prisionero te hacen
no abrigues mas esperanza
que la que dá la pantera
al que coje entre sue garras» 

*

Yo combatir ciegamente;
vida ó muerte me es lo mismo;
si vivo, gano la gloria;
y si muero, el paraíso.

*

Esos maldecidos barcos
tirar pelotas de hierro,
que parir, al reventar,
los diablos, que llevan dentro.

*

Son todos esos cañones
ruidosos MATA-CHUMBERAS;
y como no somos chumbos,
no es con nosotros la fiesta.

*

Yo estar mucho mas delgado,
y la causa conocer;
cuando tropas acercarse,
huir las ganas de comer.

*

—Cómo jefe de la tribu,
demostraré mi fiereza:
amarrad á esos cien moros
y cortadles la cabeza. 

*

YEVO aqui el escapulario
por esas manitas JECHO.
Y antes me arrancan la vida
que arrancármelo del pecho.

*

Esos maldecidos moros
disparan de una manera,
que parece que las balas
brotan solas de la tierra.

*

—Pide fuerzas al Profeta,
si de él las recibes tú,
ó té canto el GORI-GORI
encima del GURUGÚ.

*

Ayer, por causa del rancho
nos pusimos malos TÓOS.
Guisáronlo con JUDÍAS,
y... se nos endigestó.

*

—Soldados: cerrad los ojos,
y á matad, ya que es preciso;
herid á quien os ataque;
mas no atacad al herido. 

*
Las balas que al enemigo,
en el campo recojemos,
como no somos ladrones,
devolvérselas queremos.

*

—Al ver vuestros uniformes
con esas formas tan feas,
me entusiasmo de las mias
que no pueden ser mas bellas.

*

Angeles de Mahoma
ser mora y moro;
mas cristiano y cristiana
ser dos demonios.
Con eso basta
para ver que la nuestra
es guerra santa.

*

—Pide al Profeta que pronto
una bala te atraviese,
que vírgenes mahometanas
recojen á los que mueren. 

*

Devuélvannos esas balas,
que se pierden por ahí
y verán, que generosos,
les damos, por una, mil.

*

A la vista de estos moros
tan EMPORCAOS y negros,
mas me entusiasma lo blanco
y limpio de tu PEYEJO.

*

Estos abren las alas
cual gaviotas;
luego, como alacránes
la tierra alfombran.
Y puerco-espines
se vuelven cuando lanzan
sus proyectiles.

*

—Repite á mi PROBESITA
querida madre del alma,
pida á la Virgen del Cármen,
no me atraviese una bala. 

*
¡Lástima de municiones
las que aquí estamos gastando!
¡Cuánto mas valor no tiene
una bala que un cristiano!

*

Un riffeño y un soldado
abrazados caen al suelo.
Ir el soldado sin armas,
y darle muerte el riffeño. 

*
¡Lástima de municiones,
por esos aires perdidas!
Para perros tan rabiosos
fuera mejor la extricnina.

*

Un ros y un turbante caen.
Y, al ver en tierra á los dos,
recoje el diablo el turbante
y un ángel recoje el ros. 



CANTARES AISLADOS
RIFFEÑOS

I

Morir pocos, morir muchos
de nosotros, es igual.
Ser lo mismo que las plantas;
mas podarse, mas brotar.


II

—Acostúmbrate, morito
á luchar con españoles;
y tira, con preferencia
al que lleve mas galones.


III

—Arrástrate por el suelo,
imitando á los reptiles.
Dá el picotazo, y escóndete,
á fin de que no te pisen. 

IV

Bella Zoráida, esta es
la cabeza de un cristiano,
que, á no tenerla cortada,
yo se la hubiera cortado.


V

Llorando dice un eunuco:
—Si aquí llegan los de allí,
y suprimen el serrallo,
¿que es lo que vá á ser de mí?


VI

—Alí-Ben-Asen, ha muerto.
Es verdad lo que os han dicho.
Yo lo vi volar ayer...
y entrar en el paraiso.


VII

El Conde de BERNARDITO
tener mala educación;
pues habla siempre gritando
por la boca de un cañón.


VIII

Morito que fuerzas tiene, 
gusta mucho pelear; 
morito, sin tener fuerzas,
ser amigo y pedir paz.


IX

Dice una mora á su amante:
—De promesa no te fies,
has por vivir, que quien sabe
si existirán las huríes.


X

Yo saber que de cristianos
se han reunido treinta mil.
¡Cuánta gente tener ganas
en España, de morir!


XI

A seguir estos combates
mucho tiempo, y fácil es,
no vá á quedar en Marruecos,
mas que el Sultán y el harén.


XII

—El hermano del Sultán
ha venido á ver que hacemos,
á conferenciar, y á hacer...
nada malo y nada bueno.


XIII

—Si nos hallamos perdidos
llamemos á la Inglaterra.
—Y estando perdidos, ¿crées
que nos abrirá sus puertas? 


XIV

Aunque termine la guerra
no firmaremos la paz...
porque no hay entre nosotros
nadie que sepa firmar.


XV

El Sultán nos amenaza
con darnos su maldición.
Nos la da; no la tomamos,
y se acabó la función.


XVI

Si está todo, todo escrito,
¿Cómo Alláh pudo escribir
que viniesen los infieles
mezquitas á destruir?


XVII

Mal tiro den á Mahoma
si los cristianos nos pegan;
y si despues de pegados,
nos toca pagar la cuenta 



CANTARES AISLADOS
ESPAÑOLES

I

—Di á tu primo que no vaya
á darte ya mas noticias.
Yo te las daré TOAS juntas,
cuando GÜERVA de Melilla.


II

¿Será el fuerte resistente?
¿No ha de serlo, ¡vive Dios!
an asado con la sangre,
del ejército español?


III

Yo le daría á los moros
cigarros de á perro-chico;
y agradeciendo el regalo
reventarían lo mismo. 

VI

Fija el riffeño en dos cosas,
corazon y pensamiento:
pensamiento, en no pensar;
corazon, en no tenerlo.


IV

Pensamiento y corazon
fija el soldado en dos cosas:
el corazon, en su madre;
el pensamiento, en su novia.


VI

La pantera y el león
están midiendo TUS fuerzas.
La pantera, con la astucia;
el león con la nobleza.


VII

Hoy corre aquí una noticia
que no puede ser mas buena.
Dícese que hará el Gobierno
reclutamiento de suegras.
Y al confirmarse lo dicho,
miles de voces exclaman:
—«¡Que viva Martínez Campos,
si las pone á la vanguardia!» 


VIII

—El que yo sea monárquico
Y tú federal ¿qué importa?
¿Acaso hay color político
en la bandera española?


IX

—Viendo moverse en el suelo
un jáique, le pegué un tiro,
y otro, y otro, y hasta seis,
y siguió andando lo mismo.
Acerquéme con cautela;
y ¡cuál sería mi asombro!
al ver el jáique en el suelo,
sin nadie, y andando sólo.


X

—Que le saque las entrañas
á un moro, dices. No puedo.
¿Imaginas que la tiene
el que mutila á los muertos?


XI

—Contemplo el cielo; está hermoso.
Pálida luna menguante
compite con las estrellas,
-que parecen de brillantes.
Aquí, á la menguante luna,
las ESTRELLAS vencerán. 
Pero volverá á nacer
y se volverá á luchar.


XII

—Como deseo tirar,
mi capitan, dia y noche,
cuando á los moros no tiro,
tiro de la oreja á Jorge.


XIII

—Un camello sobre otro
he visto yo esta mañana.
Con cuatro piés el de abajo
y el de encima con dos patas.
Y, aunque llevan igual nombre,
se diferencian en todo.
Fiero animal es el uno;
noble animal es el otro.


XIV

Tres cruces aquí tenemos.
La cristiana, es perdonar;
la Roja, ejercer el bien;
la del soldado... luchar.


XV

—He visto lo que es el mundo,
madre, por este agujero:
subir y subir los grandes
á costa de los pequeños. 

XVI

Con tres EMES, hasta ahora,
nos venimos gobernando,
Margallo, luego Macías,
y luego, Martínez Campos.


XVII

Sobre la tierra, los vivos
luchan con ansia voráz.
Y bajo esa misma tierra,
firman los muertos la paz! 






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