Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

domingo, 25 de diciembre de 2016

ANDRÉS MARTÍNEZ DE LEÓN [2.214]


Andrés Martínez de León

Andrés Martínez de León (Coria del Río, el 5 de abril de 1895 – Madrid, 25 de mayo de 1978) fue un escritor, pintor e ilustrador español.

De joven se matricula en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla. En los primero años del siglo XX, trabaja como ilustrador ceramista en Triana. En 1915 publica su primera ilustración, en la revista “Sevilla y sus fiestas de primavera”, donde repetiría al año siguiente.

A partir de 1918 comienza a colaborar en la prensa nacional y local. Es en El Noticiero Sevillano, donde publica por primera vez su popular viñeta del personaje satírico de Oselito.

El ilustrador, muy aficionado a los toros, crea Oselito como trasunto humorístico de Joselito El Gallo, fallecido por aquellas fechas. Lo representa con sombrero de ala ancha, pajarita, chaquetilla corta clara, pantalón negro, y con la mano izquierda generalmente en el bolsillo.

En la década de los veinte, publica en El Debate, Heraldo de Madrid, Semana Gráfica y Blanco y Negro. También siguió colaborando en todos los periódicos sevillanos de la época, La Unión, El Correo de Andalucía, y El Liberal de Sevilla. Desde 1922 trabaja permanentemente para el periódico madrileño El Sol, con una serie de viñetas diarias, ambientadas en escenas típicas sevillanas. En 1931 se traslada a Madrid, donde continúa colaborando en El Sol. A partir de 1933 se traslada a La Voz y a El Liberal de Madrid.

En 1935 viajó a Moscú para asistir, por encargo de La Voz, al XVIII aniversario de la Revolución rusa. Fruto del viaje fue "Oselito en Rusia", editado en 1936.

Al estallar la guerra civil, se alista en el ejército republicano donde realiza viñetas para los periódicos de trinchera, especialmente para La Voz y Frente Sur, Frente Extremeño donde su célebre personaje Oselito, se transforma en miliciano. A medida que la guerra avanza, la influencia de sus contactos con los intelectuales comunistas, tales como Pedro Garfias, Miguel Hernández y Alberti, radicalizan sus trabajos. Especialmente a partir de su traslado a Valencia donde trabaja regularmente en el periódico del partido, Frente Rojo. Tras finalizar la guerra, se traslada a Madrid, donde se le acusa de propagandista comunista. Fue condenado a la pena de muerte, conmutada en 1942 a prisión de treinta años y un día de prisión. En 1945 se le indulta y se traslada a vivir a Sevilla.

En los años cincuenta colabora regularmente en el periódico, España de Tánger, y en la revista humorística Don José.

En 1958 como consecuencia del cincuentenario del Real Betis Balompié, ilustra un libro donde se narra la historia del equipo y cuyo personaje, Oselito, es el hilo conductor de todo el argumento.

Murió en Madrid en 1978.





Oselito en Rusia (1936)
Ed. Almuzara, 2012. (fácsimil de la edición de 1936)

Prólogo a Oselito en Rusia (1936) , escrito por su autor, Andrés Martínez de León. 


Disen que, en Arte, el robo seguío de asesinato se perdona... Muchas obras grandes nasieron de argo insignificante que que el aire llevaba y traía sin que nadie advirtiera y sacara a la lus su mérito e importansia... Muchas veces, a estas ocurrensias les susede lo que a las coplas: que er pueblo las canta sin sabé de quién son, ¿y que importa? Er salero consiste en que se canten y se cuenten. Es señal de que se ha dao en la diana del sentimiento del pueblo. ¿Pa qué más gloria?



*


Ni dentro ni fuera se explicaban er fenómeno; pero er fenómeno estaba allí. "Er tó pa tó", le llamaban la gente der campo ar comunismo. Era famoso Vallina, er médico anarquista. Plasa Roja se llamaba la de la Macarena, y er Kremlin, la taberna de Cornelio. Un día sartó er "Kremlin" roto a cañonaso, volaron los jamone, corrio er vino y rodaron los queso. Mu serio, publicó un periódico italiano la notisia der suceso: "Ha sio tomá la siudad de Cornelio, sercana a Sevilla, por un ejérsito de veinte mil hombre, ar mando der generá Vallina, después de intenso cañonaso". Fue una època de fiebre. Mis paisanos, puestos a hasé er cambio, dieron raya -ya que no contaban con la crú- a los mismísimos comunistas rusos. Querían er comunismo libertario...


*


Hase un cuarto de hora que me senté ,  y todavía no ha venio ni un betunero, ni una gitana vendiendo lotería, ni er de las corbata, ni er de las cuchillas... Pregunto por ellos:
-¿A qué hora viene esta gente?
-Es que no vienen señó. En Pari hay de to, pero cada uno en su sitio. Er betunero, la lotería, las corbata ylas cuchillas de afeitá, como las demás cosas, tienen su sitio fijo señalao, y en ellos están.
Me quedé frío. To el espíritu libertario de españó por los cuatro costao que llevo dentro se revolvió contra aquella organisasión. Nuestro santo "Hago lo que me da la gana" había chocao con er "No señó; usté tiene que hasé esto".
-Estai ma atrasao que nadie -les digo-. Sin pobres, sin betunero y sin esas demás cosas que se venden en España con er café, no haréi nunca negosio. ¡Te lo digo yo, home! En mi tierra te sienta en una terresa, y no hase más que desliá er paquetillo de asuca, cuando, con mucho salero, suena una terrible vo en tu oido: "¡Charo limpio! ¡El rey del brillo!...", ar mismo tiempo que te cogen una pierna y te ponen er pie ensima de una caja. No ha salío todavía de esto, cuando una mano negra -naturá y artifisialmente- deposita con violensia un misterioso papé por entre er hueco de tus solapas. E una gitana que te dise con mucha grasia siempre lo mismo: "Queate con ese desimito, que tiene tipo de bailaó". Un gran manojo de corbata te ocurta ahora el cafe: ¡Corbata inarrugable, caballero!". Luego, otro (!fijate lo vario que es to, que ahí es donde está er salero!); "!Cuchillas de afeita para no pisarse la barba"! Despué, coro de pobre pidiendo; er niño que te quita la asuca, er que vende los cordonde... Totá: que si consigue tomarte el café, te va a la calle chispeándote los ojos de la algría del triunfo. ¡Ere feli!
-¿Y no intervienen nunca las autoridades?
-Nunca, es más: argunas vese, por probá, retiran a esta gente do o tre día, y ya tiene a los industriale reclamando: "Mándeme inmediatamente veinte pobres, dies betunero, ocho gitana, sinco corbatero y tres vendeore de chichalla, pues si no, me arruino." Las autoridades, naturalmente, mandan er pedío; se anima como por encanto la terrasa: vendeores, pedigüeño, y consumidores se dedican a un floreo de ataque y defensa, a robarse uno a otro el rayito de so en el invierno, er poquito de aire fresco en er verano, to lleno de alegría, de cordialidá... ¿No es bonito esto?
-No lo comprendo.
.¡Naturá!, ¿Cómo lo vai a comprendé? Son ustede nos esclavos, siempre encajonao dentro de la ley. Asi no llegaréi nunca a ninguna parte. Esta visto. ¡Como España no hay ná!




*


en Parí, salen rectas dose avenida en forma de estrella. En su centro, el Arco de Triunfo, rodeado de cien columnilla jugando ar corro, amarrás con caenas. Representan las cien batallas de Napoleón, y el arco entero está dedicao a cantá los estropisios afortunao del gran corso en casi toe r mundo. Nombres de siudade y lugares quedan en letras de bronce pinchá en sus muros pregonando como una grasia que a esta le derribó la sina, a este le partió la cabeza y al otro la boca.




*


le pasa como aquer que puso en su tienda este letrero: "Se habla inglés".. No lo hablaba él, mas dejaba en libertá ar que lovsupiera pa expresarse. "Parque de fiera", dise el Ayuntamiento madrileño, y quiere desí que él no las tiene, pero er que quiera llevarla puede haserlo.




GÉNESIS DE OSELITO

La humanidá ha creao muy pocos grandes símbolos de sí misma. Don Quijote,Hamlet, Fausto, Don Juan, yo...

"Entes de ficción" nos llaman los técnicos. Pero nosotros tampoco tenemos pelillos en la lengua pá los técnicos.

"El ente" es argo extremadamente delicao, dificilísimo de criar.  Se ha tratao de conseguirlo por inseminasión artifisiá, pero como si ná.

Al río humano no se le puede echá alevines de <> en invierno pá pescaarlos, ya grandesitos, en primavera. Sería perdé er tiempo, er dinero y los alevines.

Baste saber que, en lo que va de mundo, la humanidá había inventáo hasta una dosena de grandes símbolos. Y eso, abriendo mucho la mano y metiendo en er peso grandes y chicos.

Esta extraordinaria escasé de produsión , no debe a los <> que los haymuy buenos mosos, sino a la farta de materia gris humana en buenas condiciones de consumisión digna de uno de nosotros, pues éste es el único alimento que nos luse y sin er cuá es inuti dedicarse a su cría.

Expliquemosno:

Materia gris hay pero en vetas tan pobres que hace practicamente antieconómica su explotasión. Hombres y mujeres la tienen, la llevan orgullosamente sobre sus hombros enserrá en fuerte envase óseo, como un tesoro.

¿Y qué? si apenas les arcansa pa ellos, ¿van a criá un "entes" si er que menos necesita una masa gris de tres kilos, fresca y sana, na más  que pá empesá? ¿No habéis observao la cabesa de un productor de "entes" que suele ser como hecha pá dos y la lleva er solo?

Claro es que se puede mejorá lo poquito que a uno le haya tocao en suerte: sino pá dedicarse de lleno a la cría de "entes" ar mejo pá andá por er mundo si pegá muchos tropesones. A mí como conocedó del asunto, me tienen gustosísimo a su disposisión.

Lo primerito que hay que hasé, es procurá por tó los medios, mantené esta sustansia gris maravillosa, dentro de su embase originá cuidando muy mucho que ná de ella se sarga en descarrilos de trenes, choque de autobuses, o en esas tan frecuentes aprosimasiones inesperadas y violentas, contra er pretil de un puente, desde una Vespa.

Luego, llevaís siempre el embase en alto y al fresco. En alto, proque si acostumbra a hasé demasiadas reverencias, en una de ellas te puedes cargar a tu posible "entes"dando con él en el suelo con las cuatro patas por alto.

Más conveniente aún es conservar el embase siempre al fresco. Su mayó enemigo es la caló. En cuanto er só dá de lleno en él, los sesos, o se agrian, o se derriten y luego hay que tirarlos. Mucho ojo con esto.

De esta conveniensia nasió er sinsombrerismo.  Vean cómo er que aún lo usa -por carvisie, generalmente- se apresura a descubrirse en cuanto ve vení a arguien que pueda darle argo: "Pongo a sus pies -parese desirle- mi materia gris. no hay que devolver er casco".


Casi tó los males de nuestro siglo diesinueve, vienen de los gorros de dormí. A los moros a se lo han hecho saber muy seriamente, los técnicos: "O se quitan ustedes esas toallas reliá a las cabesas, o nunca tendréis, más higos chumbos y moscas. Así, parese que regresáis tó  de una manifestasión contra er Potectoráo frasé". Los alemanes deben al séro de sus maquinillas de pelá, el haber aclimatao las guerras en su suelo, gosando de una manera estable de ese alegre dinamismo de la lucha, sal y norte de la vida, puesto que la lucha es vida... según uno que no conosió es jamón de Jabugo, er vino de Jeré y er puro de La Habana.

La mujé tiene ideas largasdesde que su pelo es corto. Bajo aquellas matas de pelos que les bajaban hasta las corbas -¡ay muy buenas corbas, sí señó!- y bajo aquellos enormes sombreros con gallinas, chosas y hasta gualda de chosa, ensima, no podia incubarse ná bueno.

En cambio ahora nos pisan el terreno por toas partes.

Er pelo dá mucha caloó, y la caló es lo más malo pá los sesos. Vean ustedes la endeblé  enfermisá de nuestra época romantica. con aquellas melenas y la costumbre de no comé, no podía engendrarse ná sano. Les hubiera venió muy bien, siquiera tres mesesillos seguíos sentándose a la mesa a sus horas.

A los embases de materia gris, les va muy bien sierta libertá aérea. Ya que uno no ha de dedicarse a la cria de "entes" por ser difisilísima, ar meno procurá mantené y mejorá la que tenemos. Leé poco y comé mucho. No calentarse la cabesa por ná der mundo. Puede sernos, fatá. Mirense en el espejo de mi ilustre compañero Don Quijote, a quién, un recalentamiento de esos, le hiso salir por España cargaó de más latas que un solar,  a enderesá entuertos.

Cosa que no se le hubiera ocurrío  ni ar que asó la manteca.  

Un "ente", en un prinsipio, no es ná.

No diré que somos un átomo en el espasio, por lo desacreditadísimo que están los átomos actualmente, tanto electrones como protones. Pero  sí que somos unas partículas insignificantes, una cosa así como embriones de argo genial, rarísimo y misterioso, inconcreto, oscuro.

Siglos y siglos nos pasamos envuertos en el ambiente que respiran los humanos, revoloteando de acá pá allá, destapando y oliendo embases como resina fisgona: y, siglos y siglos nos pasamos también sin encontrá ná a nuestro gusto; una buena molla fresca y sana de masa gris, capás de tener el honor de engendrarnos.

Somos internasionales. Pá nosotros no cuentan esos paralelos, esas barreritas, divisiones y subdivisiones que los hombres han inventáo pá no entenderse. Lo mismo nos da una cabesa cuadrá, que redonda o en pico; que haga frío o caló, sol o niebla, tomar vida en una lengua que en otra... A nosotros nos da iguá. Er caso es encontrá un serebro bien curtiváo y sano. ¿Que esto es muy difisi? ¡Ah, claro!: por eso somos tan poquitos en er mundo. Pero cuando un día entre los días descubrimos el divino tesoro que buscamos, nos vamos hasia él con hambre de siglos, con una alegría tan grande que hay que pasarla pá comprenderla.

Y ya tó es cosé y cantá.


El hombre insigne, poseedor de tan rara sustansia serebral, nota, desde entonses, que argo le bulle en la cabesa; argo misterioso, sublime, casi divino, que pugna por concretarse y salir, pero sin que él asierte a ver bien sus contornos, ni a medir con esactitud, su verdadero arcance y dimension, cual si er dedo der genio guiara su parto, separando “aquello” de su control.

Y un glorioso día sin pensar, nos deslisamos silensiosamente de nuestra sabrosa gruta y, sin ruido ni tonterías, de puntillita, bajamos por el braso der que nos dio vida inmortá y salimos ar mundo por los puntos de su pluma sin que él se entere.

Así nasimos Don Quijote, Hamlet, Fausto, Don Juan, yo,... 

¡Ay! Que nadie envidie ar padre de unos de estos símbolos humanos inmortales.

Cuando aún esté er pobre hombre como cuarquié padre carnal, registrando al resién nasío por si és verdá, como disen, que cada hijo trae un pan debajo der braso, un gran tropel de gente serbirá las escaleras de mi casa gritando frenéticamente:

—Ha nasio “La Ilusión”. Er símbolo de “La Ilusión Humana”.

Inuti será que er sorprendío papi jure que él ha hecho a su niño pa que le vaya por los mandáos. La gente se lo arrebatará de las manos y con er tierno infante en arto como un estandarte sardrá a la calle vosiferando:

—He aquí “La Ilusión Humana”. Con dos gramos de ella y los ojos serráos, se puede ser hasta felis.

Aún er padre abandonao tratará de recuperá al hijo de sus entremasas a grandes voses de bruses en su barcón:

—No sé esaboríos y traé pá acá a mi niño que me tiene que í al estanco.  —¡Fuera! ¡Fuera! Mentira. Esto és “La Ilusión”. Usté a morirse pa ser inmortá.       Y entre conminasiones de la “Gran Compañía de Apagones y Lú”, y aviso der casero, er glorioso autor escuchará desde su despacho del hueco de escaleras, er cresiente oleaje de la fama, del hijo pródigo, viendo, con pena, como esta ha marchitao la de sus otros hijos, algunos según él, más hermoso y fuerte que el que se llevaron.


Ya “La Ilusión Humana” no cabe en la nasión de origen. Ha borrao las fronteras y habla toas las lenguas. Técnicos de toas parte la exsaminan detenidamente, consurtan libros, se asercan, se alejan, y, por úrtimo, dándole un cariñoso espardaraso, sentensian:

—Visto. Se trata efectivamente de “La Ilusión Humana”. ¡Y de la buena! Mantenerla siempre de canto. Muy frágil.

Er pobre padre, calla. Tiene el agridurse de la gloria que su hijo, a cambio de no irle a los mandaos, le ha metío por las puertas. Pero son laureles sin papas. Y un día muere. No importa: era ya un limón sin sumo. Levitas y chisteras le agradesen la ocasión que les brinda pá salí de sus aburridos armarios.

Y er mundo sigue.

Unas a unas las generasiones que le suseden van sertificando lo mismo respecto a su hijo:

—Esta es “La Ilusión Humana”. Las declaraciones der padre de que creó a su hijo pá mandadero, fueron hechas, indudablemente, pá despistá. En aquellos tiempos no se podía desir tó lo que se quería. Te llevaban dándote guantasos más allá de tu casa.

Y cuando una generasión más agradesía que sus predesedores pregunte por los gloriosos huesos del inmortal autor de “La Ilusión” le responderan distraíos:

—No sabemos. Disen que los pusieron por ahí.

Que nadie envidie al infelí mortal ar que le nase un “ente”.

Con dejarle vendé en vida, cuarquier casa de cuarquié calle o plasa, que hoy lleva su nombre, el autor de “La Ilusión Humana” hubiera conosío argo de lo que creó. Pero...

 Argunos tacharán de pesimista lo que he dicho sobre la suerte que suelen tené en esta vida los productores de “entes”.

No. ¿Qué más dá de que se pierdan huesos ilustres habiendo en er mundo tantísimos “huesos” sin ilustrá ni ná? ¿Qué la “Gran Compañía de Apagones y Lú” le dejó, ar fin, a oscura? ¡Se llevaba gastao en velas pá poné una sentral por su cuenta!    No. Yo me he limitao a contá las cosas como son. Luego, que cada uno escoja er coló der cristá con que ha de mirarlas.

Un ejemplo típico der nasimiento y desarrollo de mi “ente”, lo tenemos en don Cristoba Colón.

A don Cristoba también se le posó uno de nosotros en su hermosa masa gris. Era el embrión genial del descubrimiento, de golfos, y aguantando los cocasos de los monos.

También creyó Colón que había descubierto ar niño de los mandáos. Fueron los demás —como a “La Ilusión”— los que le pusieron su verdadero nombre: América. Don Cristoba sólo vio unas islitas, que ni poniéndolas en regadío podían justificá er cansansio y los peligros de tan largo viaje:

—¿Y pa esto —se preguntaba— he traío tó er viaje ar paisano de Oselito, Rodrigo de Triana, en lo arto de un palo como una gallina?

Vidas y muertes paralelas en los creadores de “entes”.

Con la sola diferensia de que, del de “La Ilusión” no queda ni los huesos, y de Colón tenemos varias edisiones.

Nadie envidie —repito— a los llamados inmortales.

Yo ar menos, no le arrendaría las ganansias.

Tengo que hablá de mí.

Pero aquí entre nosotros, en confiansa, con sinseridá. Sin que se quede ná por dentro.


¿Creen ustedes que la masa gris de mi papi estaba en condisiones? No. Pero es que yo tampoco soy un “ente” como mis compañeros, tiesos, engoláos, demasiaos importantes. A mi me gusta la sensillé, la humirdá, la alegría sana: Ser amigo de tó er mundo, aunque les cueste trabajo creerlo a toreros, padres, apoderaos, ganaderos y demás descomponentes de la fiesta de los toros a la que tanto quiero.

Tampoco he sío mui internasioná, lo confieso. He recorrío, sí, er mundo muchas veses de punta a punta. Pero mis pajarillos sólo se alegraban de manera integral, en Andalusía. Era lo que más me gustaba. ¡Que tierra esta, papi de mi arma! Yo no comprendo que haya persona que nascan en otro láo.

Pues esta sensillé cordial de mi carácter tan alejáo de la trasendental grandesa de mis distinguidos compañeros “entes”, y mi querensia irrefrenable hasia Andalusía, fue lo que me hisieron pasá por tó poniendo una venda en mis ojos, hasta desirme: “Anda. Por una vé quien lo va a sabé”, y colarme en la masa gris de mi papi a sabienda de que no era digna de mi “ente” de medianas pretensiones.

Y aquí estoy y no me pesa.
Nasí en Triana. Mi padre, en Coria del Río.

Coria, a corta distansia de Sevilla, es un pueblesito que baja sin temor arguno ar toro del río hasta las mismas barbas der Guardaquiví pa meterle entre los cuernos er blanco pañuelo de sus casas. Con su hermana siamesa Puebla, forma el rincón más rico de toa Andalusía en hombres de a caballo, retostaos por el sol marismeño, sobríos, fuertes y valientes, que surten las mejores cuadrillas de buenos picadores, o las ganaderías de inapresiable conosedores der toro bravo que crían a sus manos pa que luscan luego su fieresa por toas las plasas der mundo.

Ya saben ustedes tanto de mi nasimiento como yo.
Tengo que hablá de mí.
Pero aquí entre nosotros, en confiansa, con sinseridá. Sin que se quede ná por dentro.

¿Creen ustedes que yo, el “ente” Oselito, sería capá de salí por España a enderesá ná; pá serví de chufla y resibí más guantasos que un tonto?

¿Iba yo a tardá tanto tiempo en arrancarme si mi padre vestío de fantasma, me pidiera argo?

¿No es una tontería vendé ná a cambio de juventú cuando se ven por ahí a tantos jóvenes sin sabé administrá su tesoro?

Y ese iluso de don Juan, ¿por qué se empeña en colesioná mujeres si con una sola ya no se puede viví?

No. Mis mayores respeto a mis ilustres compañeros, pero que no cuenten conmigo pá ná.

Ellos son engolados, tiesos, demasiaos importantes.


A mi me gusta la sensillé, la humirdá, la alegría sana: ser amigo de tó er mundo... aunque le cueste trabajo creerlo a padres de toreros, apoderáos, ganaderos y demás componentes de la fiesta taurina.

¿Creen ustedes que la masa gris de mi papi estaba en buenas condisiones de consumisión pá mi “ente”?

¡Cá! Ninguno de los gloriosos símbolos humanos, compañeros míos, hubiera engendráo allí aunque se lo hubieran pagáo bien. Seguro.

Fue esta humirdá, esta sensillé y cordialidá mía y, antes que ná, mi querensia irrefrenable hasia Andalusía, la que me miró pasá por tó. Y me dije: “Anda. Por una vé quien lo va a sabé”. Serré los ojos, me sambullí y aquí estoy.

No he sío, lo confieso, un “ente” demasiao internasioná. He recorrío, sí, er mundo muchas veses de punta a punta. Pero mis pajarillas sólo se alegraban de manera integral en Andalucía. Era lo que más me gustaba.

¡Qué tierra esta, pare de mi arma! Yo no me explico como hay persona que nascan en otro lao.

Toa Andalusía es maravillosa. Pero tiene una veta jamón; un sitio que es como una espina dorsal espiritual donde se reune lo más fino, lo más alado y hondo al mismo tiempo, de esta tierra de ¡óle!

Me refiero a esa línea que flanquea de serca er Guadarquiví lo que, partiendo de Cai, para por Jeré y termina en Sevilla como si er viejo Beti —óle, viva “er Beti”— llevara en sus aguas las mejores herensias de muchas sivilisasiones pá irlas tirando a puñaos sobre los álamos blancos de sus orillas, y desde allí aromá el resto de Andalusía.

Cuanto me gustaría esta tierra y sobre tó Sevilla, que aún sabiendo que mi papi era “na má” que de Coria, lo vé por Triana y me dije: “Aquí va a sé. Este mismo es bueno”.

¡Coria del Río! Er pueblecito, que, sin temó arguno, le mete por los hosicos er blanco pañuelo de sus casas, ar toro del río: er de los hombres a caballos, retostáos por el sol marismeño, inapresiables conosedores der toros bravos criaos valerosamente en sus manos pá que luscan luego su fieresa por toas las plasas der mundo.

Pues aquí nasió mi papi. En Coria del Río.

Y un poco más acá —en Gerve— er mejó de los toreros: Gallito.

Y un poco más acá, —¡en Triana!— yo.

¡Se pueden encontrá tres lugares más serca unos de otros y con más suerte en er mundo?

¿Qué voluntariamente me he limitao a ser mi “ente” pequeñito, cordial y alegre?

¡Mejó!

Que mi padre es muy poquita cosa?

¡Mejó!

¿Que yo no me pueo compará con Hamlet, don Quijote, Fausto o don Juan?

Ni quiero. A tó los que ellos dejan dormío contándoles sus cosas los despierto yo con las mías.

Y más vale un hombre despierto que sientos dormíos.

¡Viva Andalusía!

Sevilla produse espejismo como las marismas de un río.

De Sevilla se ha dicho tó y no se ha dicho ná.

Cada uno creemos tener a la verdadera sartando en la parma de la mano, y ella se ríe de nosotros.

Es una y mil.

Espejéa burlona deslumbrando, despistando, esquivando.

Es superfisial y honda, intransendente y eterna, desgarrá y pudorosa.

Su “duende” te engaña hasiéndote pasar por oro de ley lo que sólo es viruta, y luego colma tus manos de oro purísimo hasiéndote creer que es viruta.

Espejismos.

No sólo el forastero es victima de él.

También el sevillano dudando, se pregunta a veses: “¿Qué es Sevilla?” Dos minutos más tarde, otro espejismo le hará rendirse admirativamente, sin condisiones. “Esto no pasa más que en Sevilla”.

Y er “duende” de la siudá-mujer, invisible, seguirá burlándonse con sombra hasta de su sombra, soñando aquí y allá, ahora conmoviéndote hasta el fondo de tu alma: luego, arrancándote un gesto despectivo.

Entretanto la siudá chiquita y bonita, seguirá toreando al sol, quebrándole en corto por sus calles estrechas que las casas cuidan de no apabullar con su altura. Al contrario: se agachan mimosas brindándoles por entre el florido enrrejao de sus canselas, el íntimo y fresco purmón de sus patios; ponen al arcanse de sus manos el jasmín de sus barcones y le desbordan rosas y geraneos por el pretil de sus azoteas.

Ahora se oye ar “duende” aquí, luego allí...

Que nadie intente enserrá a Sevilla entera en su pequeña jaúla particular.

Sevilla no es un grillo

Se le escapará como el pez en el agua.

Sevilla tiene “castaña”

¡Y de las pilongas!

Al arcanse de cuarquiera está er distinguí una cosa grande de otra mayor, una cantidá de otra cantidá.

Lo difisi es descubrir la calidá, lo íntimo, lo exquisito, la personalidá.

Un día acompañé a un forastero, por Sevilla.

Era un hombre fuertote, achaparrao, de andares basculantes a derecha e isquierda. Sus negras rejas siamesas, se abrían en amplio arco bajándole las puntas como er bigote de un chino. Caminaba lento. Debía tené juanetes como membrillos. Sierto tufillo a queso y chocolate completaba su carné de identidá.

(¿Qué queréis? Obliga a mucho el ser sevillano).

Cuando ya mi homenajeado se había bebío medio Sanluca y comío sus “tapas” y las mías, creí llegao er momento sipcológico que esperaba:

—¿Qué, amigo? —le pregunté—. ¿Qué le parese a usté Sevilla?

—Mire —respondió avansándose al resto de mis “tapas”—. En Santandé se “tira” mejó la servesa.

Yo no le tiré a él de la silla abajo de un guantaso, porque ya he dicho que era fuertote y achaparráo.

Pero tuvo que irse a la estasión preguntando.

¿Es que puede hasé un viaje ná menos que a Sevilla, só tío esaborío, pá sabé si la servesa la “tiran” mejó en Santandé?

Cuanto tiene que sufrí un sevillano fino con la incompresión de siertos tiparracos. Pero no crean ustedes que sólo nos pasa con er der tufillo a queso y chocolate. Este hombre, después de tó, no ha visto más mundo, hasta ahora, que er que arcansó a vé tras er pequeño espasio vital de su mostradó. Hay por ahí cá intelectuá que visita a Sevilla de tren a tren y luego largan por los puntos de su pluma cada cosa...

¿Y los que quieren que Sevilla sea como Londres?

Una vé tuve que cargá con un permaso de esto.

Era españó, pero el hombre acababa de dar un vistaso por Norte América y tó lo nuestro lo miraba por ensima del hombro y dándome cuenta de mi responsabilidá como sevillano estremé con él mis atensiones, portándome tan finamente, que hasta intenté pronunsiar correctamente las eses finales de las palabras, las jotas, las uves, las bé, las sé, las setas... Comprendo que argunas veses hasía gran consumo innesesario de eses finales y sierto lío con las demás letras, pero en esto lo que hay que agradesé es la buena voluntá y na má, ¿no le parese a ustedes? Tó er mundo no puede viajá por el extranjero.


Desde er Patio de los Naranjos, le enseñé la Girarda:

—La Girardass —me limité a desí.

Lentamente recorrió er forastero con la vista la sin par torre de encaje de morenos ladrillos. Se hallaba abierto de pierna, tieso como si se acabara de tragar un bastón.

—Chica —sentensió—.

—Les arviertos a ustedd que ahora le van a echá dos pisos másss.

—Será igual. ¡Chica! El “Empire” neoyorkino es cuatro o sinco veses más alto.

Entramos en la catedral:

—Mire ustesss pá arriba. Esta es la catedral más grandess der mundo. Loss que la hisieron trataron de produsir tal asombross que lasss generasionesss veniderass le tomaran por locosss.

—Y lo eran —contestó secamente—. ¿Pa que sirven estos inmensos espacios perdidos? ¿Cuántas plantas de ofisinas cree usté que cabrían en él?

Tampoco le gustó el alcázar:

—¡Vach! Pacotillas, efímeros adornos de yesos o toscos ladrillos de pobre barro. Todo muy pintadito como jaula de canario.

—Po aquí al láoss —le respondí sin arterá mi finura— tenemosss el Archivo de Indias que ésss tó de piédrasss.

—Eso és una mesa de billar con las cuatro patas por arto.

No había manera de contentar ar forastero extranjerisáo.

—Mire, Osé —me dijo declarándome ya francamente la guerra—. Comprendo que a ustedes les guste esto porque no conosen otra cosa. Viven aún en el siglo XVI y viven contentos. Pero país del siglo XX, Norte América. Eso és sivilisación, vida moderna, riquesas, cantidades ingente de todo, maquinismo...

Paró un momento pá tomá aliento. Yo ni pestañeé, manteniendo abierto er paragua de mi pasiensia.

—¡Oh, er maquinismo norteamericano! —exclamó mirando ar sielo con los brazos abiertos y con tal meneo armirativo de cabesa que se le cayó er sombrero—. ¡Qué adelantos más maravillosos! Mientras ustedes recorren aún estas callejas oscuras, guitarra bajo el braso para hablar a su novia tras la reja, allí mete usté una cantidá en una máquina y le sale un traje a medida; unos séntimos y le sale una servesa; un poco más y le sale el almuerso.

—Hombre —le interrumpí—; argo de eso sí tenemos.

Nos encontrábamos junto a la Torre del Oro, pansuda y bajita como odalisca en la reserva. Los muelles repletos de barcos, se extendían, por la parte de Sevilla, a lo largo del río. Allá a la derecha, er Puente de Triana, er puente con más salero pisáo, que toas las uvas der mundo. En frente de nosotros, “er barrio de las arcayatas” pá los gitanos, Triana, alineando sus casitas asules, verdes, añil, blancas, ocres, sobre el Guadalquiví pa que puedan mirarse en sus aguas. De los muelles ha vuerto a caer al río una camaronera chocando alegremente con las aguas.

—¿Ve usté? —le dije ar senizo agachándome a cogé una piedra—. Esta piedra la acabo de cogé der suelo. No vale ná. Vea tó las que hay. Po mire usté.

Y lansando er pedrusco con fuersa sobre la caseta de un carabinero terminé:

—¡Verá usté como “sale” un carabinero!

Efectivamente. De la caseta salió como un rayo un carabinero que puso al esaborío españó-extranjero como no digan carabineros con bigote, enfadáo.

¿Ven ustedes? Otro que también fue a la estasión preguntando:

Cuantos espejismos produse Sevilla y, aunque por el carril de la simpatías, cuantos prejuisios se traen a ella.

—Aquel que está sentáo junto al mostrador y el otro —me preguntó un forastero de esto— son picaores ¿verdad?

—Que está usté hablando, cristiano? —hube de aclararle—. Si ese señó es er Presidente de la Diputasión de Sevilla y er que está ar láo er de la Audiensia.

¿Gitanos, toreros, bailaores,...? ¿Cuándo se vais a enterá só... forasteros que aquí también ganamos er pan con er sudó de nuestra frente?

En cambio, ¡cuánto agradesemos al que nos comprende!

Allá van esas virutillas de mi tierra, espejismos risueños bajo el cual el “duende” de Sevilla ocurta, a veses, argún escosor humano. Desde hace treinta años, muchas de estas historietas han ido viendo la lú en las hojas-mariposas de los diarios, mariposas-hojas con sólo un día de vida. Aquí tendrán mejor cama. Me veo obligáo a recordá a tantos como casaron en er vedáo mío. No les guardo rencó. Quizás yo también arguna ves sin saber que existe a la veda haya cogío arguna que no era mía. Es igual. Disen que, en Arte, el robo seguío de asesinato se perdona. Se quiere desir que es suya. Muchas obras grandes nasieron de algo insignificante que el aire llevaba y traía sin que nadie advirtiera y sacara a lus sin mérito e importansia. ¿A cuántos han echao de un bautiso por contá con malage una cosa que en er fondo tenía grasia? En la misma Sevilla, a muchos.


Yo sólo pido que er que coja argo mío lo cuente con salero.

Muchas veses, a estas ocurrensias les susede lo que a las coplas: que er pueblo las canta sin saber de quien son ¿y qué importa? Er salero consiste en que se canten y se cuenten. Es señal de que se ha dáo en la diana del sentimiento del pueblo. ¿Pa qué más gloria?

A este libro de historieta seguirá otro y otro. Si no se alegran los senisos, esaboríos, metepatas, y quitapelusas, que se mueran de penas. Los que tengan la fortuna de saber reír, que me sigan. El hombre es el único ser sobre la tierra a quien Dios le dio el enorme privilegio de la risa. ¡Yo ar meno no he visto nunca a un burro con las manos en la barriga riendo a carcajá por mucha grasia que le haya hecho er pienso!

Andrés Martínez de León

*Extraído de  la obra, "Oselito en Rusia", (seguido de Oselito Extranjero en su Tierra), Almuzara y Fundación Martínez de León, editado en noviembre 2012.        







Portada de ABC de Sevilla, 2 de Junio de 1968, Domingo de Pentecostés





Óleo sobre lienzo, "Carretas del Rocío entrando en Triana"




Dibujo original de Andrés Martínez de León, que ilustró el poemario "Romances del Sur", 1956 de Manuel Martínez de León.







Edicions Bellaterra, "Los Amigos del Toro.El toreo: sus males y su remedio por Oselito" de Andrés Martínez de León.

Desde que Goya hizo su Tauromaquia, nadie en España ha dibujado los lances de la lidia -unas veces en serio y otras en broma- con más vigor, con mayor dominio que Martínez de León.







SE HA DICHO DE MARTINEZ DE LEON

Por su manera de enfrentarse a la idiosincrasia particular andaluza sin complejos ni exaltaciones, por su dibujo de limpio trazo, por su manera de componer en base a la contención de medios, por su agilidad en la captación de gesto y aptitudes, por su capacidad para sugerir en lo no representado, Andrés Martínez de León(Coria del Río, 1895-Madrid, 1978) fue un ilustrador muy solicitado por escritores y editoriales durante décadas donde que realizó su labor. Hoy es un creador redescubierto por la contemporaneidad artística, literaria y plástica, entre la que cuenta con fervorosos admiradores.   

Iván DE LA TORRE y Juan Ramón RODRÍGUEZ-MATEO

Merecía la pena ser torero, siquiera fuera para verse plasmado por este paisano mío, Martínez de León,  un Maestro que quedará para la historia del arte y de la pintura.  

Juan  BELMONTE

“La excelsa calidad de un artista la expresa mejor que ningún otro accidente la imposibilidad de la imitación. Andrés Martínez de León es único en su maestría. ¿Cuántos quisieron seguirle en la ingravidez de sus trazos, en la rica expresividad, de su claro oscuro, en la emoción aérea de cuanto dice y cuanto toca? Muchos. Pero todos desconocieron que tras aquel humilde, al parecer, mecanismo de sus dibujos y sus pinturas, se encerraba eso que no se logra más que por favor del Supremo Creador: la sal, la gracia, la emoción, la sana alegría y lo indefinible… esencias purísimas de su pueblo, de su Sevilla, única escuela y magisterio de este artista impar, siempre joven y sencillo, nimbado por la gloria y por las más elegantes de todas las maneras: la modestia, la sencillez la humildad, la voz baja que llega lejos, lejos… Hasta el corazón”.  

Joaquín ROMERO MURUBE 
ABC de Sevilla


Lo más difícil en la fiesta taurina, es captar el movimiento en el ruedo. Y Martínez de León con cuatro rasgos, hace vivir las figuras en ese movimiento. ¿Cabe mayor Acierto?. 

Ignacio ZULOAGA


Martínez de León, otro genio como Gallito en ese dificilísimo arte de plasmar figuras y ambiente en cosa tan manoseada y pocas veces lograda como es la fiesta de los toros.  

Gregorio CORROCHANO

A la vista de estos óleos, obligado es clasificar a Martínez de León entre los adeptos de la yuxtaposición de la mancha, según la escuela impresionista. Pero no sería justo aplicarle ese marchamo de la división del color, ya que con frecuencia, él la amplia hasta aplicar sueltas pinceladas harto espesas. Y por medio de éstas, ¡qué sensación de atmosfera!. Hay aquí por lo menos, media docena de instantáneas de muchedumbre en las gradas del coso, en que se diría que se respira el polvillo del reflejo solar, en que la masa distinta de gentes parece vibrar con movimiento propio a cada uno de ellos, y hasta con sonido.  

Margarita NELKEN
Revista HOY, Méjico, 1957


Gran lección del toreo la que nos ofrece a los aficionados y a los amantes de la buena pintura Andrés  Martínez de León. No se ha contentado con estar en los tendidos como un espectador más o como invitado a una fiesta campera. Lo que él sentía, lo que él admiraba lo supo llevar al papel y al lienzo con su gran arte para recreo de nuestro espíritu.

A.  DE LA VEGA
HOJA DEL LUNES de Sevilla

De verdadero acontecimiento, grande excepcional y único hasta nuestros días,  puede sin duda calificarse exposición de Martínez de León. Todo gran dibujante tiene que ser pintor, por la sencilla razón de que dibujar consiste solo en resolver el valor de los  colores en un solo tono y por tanto cuando resuelve el dibujante los problemas del colorido lo hace con la consistencia y fuerza requeridas en el modo de realizarlo.  
Ricardo MARIN
Diario CLARIDADES, Méjico


Con estos temas Andrés Martínez de León, que ya era gente con lápiz y pincel, se ha colocado en los cuernos de la luna con los cuadros que ha pintado para Méjico. Algo digno de su famoso nombre.  

Eduardo PALACIO VALDES
LA VANGUARDIA


Autentica pintura española la de Martínez de León, de fuerte técnica impresionista que procede de la inmensa fuente de Goya, y que recuerda a Lucas, a Alenza, al más moderno Roberto Domingo, sin confundirse con ninguno de ellos.

Máximo MUÑOZ
EXCELSIOR,  Méjico 

  
Martínez de León fue un maravilloso artista, escritor, humorista, ilustrador y pintor, que debería estudiarse a fondo y compilarse su extensísima obra. Su vida es un caso extraordinario de valentía  y supervivencia. 

Teresa LAFITA
ABC de Sevilla



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viernes, 23 de diciembre de 2016

JESÚS MUÑOZ LLAMAS [2.213]


Jesús Muñoz Llamas 

(Villanueva de Algaida, Málaga 1950 - Sabadell, 1990)

“Nací en Villanueva de Algaida, provincia de Málaga.

Cuando tenía doce años mi familia emigró a Catalunya por las mismas razones de tantas otras familias obreras.

No tenia conciencia de clase en aquel tiempo pero ya no entendía que hubiera miseria mientras otros tenían riqueza.

Fui al colegio hasta los once años.

Hace tiempo que escribo sin haber publicado nunca nada hasta el momento.

Como otros tantos obreros y compañeros del barrio fui detenido en 1970 por luchar contra la dictadura fascista.”

Este es el breve extracto biográfico que Jesús Muñoz Llamas escribió en el año 1977 a modo de presentación en una modesta publicación editada en Sabadell, y que bajo el título "De puerta en puerta" recogía poemas de diversos autores, los cuales se presentaban como "poetas del pueblo". Los quince poemas que seleccionó Llamas en aquella ocasión, y que se podrían fechar entre 1974 y 1977, ya destacaban por el uso de un lenguaje directo y sin retórica para canalizar una experiencia de revuelta y compromiso dentro del contexto político y social de aquel momento. De un año más tarde, 1978, datan sus primeros dibujos que redireccionarán y amplificarán este gesto poético inicial.

La suya fue una vida restituida y sustentada entre la poesía, el dibujo y la pintura. Una vida vivida intensamente, comprometida y que oscilaba entre un deseo exultante y un soterrado desasosiego, con un inesperado formato que él eligió y que finalizó cuando en 1990 fue encontrado muerto en su pequeña casa del barrio de Ca n'Oriac en Sabadell. Tenía apenas cuarenta años.


Mi existencia

Vivo entre el amor la muerte
y así van pasando los
tiempos muertos de mi existencia.
Vivo rodeado entre el miedo
la angustia y la muerte
el amor y la libertad.
El amor y la libertad
son la luz necesaria
de nuestro vivir.
Pero al vivir
tropiezo conmigo mismo
y por encima de todos
los razonamientos posibles
no acepta mi mente
la razón ver hombres encarcelados.

No es de razonar
ver hombres cogidos
a unos barrotes que le niegan
la condición de ser seres humanos.
Dudo si estos pensamientos
me llevan a vivir o a morir.
No sé si quiero matar
o que me maten.

Pero no se puede continuar viviendo
junto a otros hombres
que viven encarcelados
por intereses de los demás.
No deben seguir muriendo
los hombres en las prisiones
mi mente no puede permitirlo.
Me estoy rompiendo
poco a poco a mí mismo,
me voy destrozando
entre tanta angustia carcelaria.

Busco algo o alguien
que mantenga mi esperanza
nada de mi cuerpo es mío.
Busco cien labios abiertos
para estrellar cien besos muertos.
Vuelvo a casa cansado
llevo la cárcel conmigo.
El hombre apresado
a una reja me mira
esperando que vaya a liberarle.
Nada es mío, todo es de él
no tengo casa.


Mientras la vida sea sangre ajena

Mientras la vida sea
sangre ajena derramada,
sangre muerta día a día
para que otros vivan,
encontrarás hombres
que se desangran
en cualquier sucia, podrida cárcel.

Mientras la vida
sea sangre ajena,
encontrarás miles de celdas
de cemento inútil,
llenas de hombres
con vida, inteligencia
y corazón:
hombres que intentan vivir
y que el hombre sea vida.
¿Qué son las cárceles
sino sucios cementerios?
mientras la vida
sea sangre ajena
sangre encontrarás en el polvo
y en la tierra.

El hombre revolucionario
no vive aquí.
Muere hoy sobre el asfalto
sucio de paz
y entre muchos muertos vivos
encontrarás su muerte
y el silencio
y el aire aquel día
sabrá a sangre
derramada por la libertad,
y los perros con sus manos sucias
se llevarán su cuerpo apaleado
mientras otros ojos
recordarán un hombre
empuñando un arma y así.
Mientras la vida
era sangre ajena,
nacían otros revolucionarios.


La muerte de un revolucionario clandestino

Sobre la sucia calle
por última vez,
se quedó quieto.

El deseo de ser libre,
la sangre revolucionaria,
brillaba en el podrido asfalto
de la oprimida calle.

Seguro que había nacido
para ser poeta
y se quedó
en sombra revolucionaria oscurecida
a la de un delincuente cualquiera
y sin embargo
era forjador de libertad
mil veces héroe de un pueblo.

Mientras los hilos de tu sangre
anunciaron tu muerte
nada se detenía,
la vida fascista continuaba.
Sentí que todo era pequeño
y algunos hombres
lloraban de rabia en la oscuridad.

Tú eres mil veces héroe de tu pueblo
tu casa era la calle
la sombra tu aliada
y tu vida
tu vida la libertad.


Sensación de engaño

Han matado a un obrero
no sé quién es
era un hombre
como yo, como tú,
como aquel.

Era un hombre
con padres, hijos o hermanos,
no sé quien es
pero vivía
y lo han matado.

Y algunas noches
entre tantas noches de impotencia
y falsos sueños
hemos querido engañarnos
y hemos soñado
que la vida era posible.
Que el hombre se hacía
cada vez más humano.
¡Que quizás faltara confianza!

Cuantas mentiras nos cuentan
nuestros sueños por deseos
de sentir la libertad.
Sueños, sólo sueños,
pero el crimen
te lleva pronto a la vida
y compruebas que ya no son hombres.
¡Son fieras que han degenerado
del ser humano!

Hoy una vez más,
han matado un hombre
por pedir pan, trabajo,
libertad.

Antes ya era así,
no hay duda son ellos,
niegan la vida
y a tu mente
viene una tormenta de balas
como la única
solución posible.



No llores más niño

No llores más niño
no llores más,
seca tus lágrimas
que sólo sirven
para calmar tu rabia.

No llores más por razones de este mundo
que tus lágrimas van a caer
a un charco ya grande
donde todos las pisan
y nadie las ve.

En esta solitaria tarde
seca tus lágrimas
por última vez
no dejes pasar más tiempo.

Cambia tu pañuelo
Por un fusil
Y haz las balas
con las lágrimas caídas.



Soy tierra y sangre

Tengo en mis ojos
y en mi boca
una mezcla de sangre y tierra
y me siento nada
ante tanto hombre muerto
con el amargo vacío
de la libertad
tantas veces pisoteada.

Arena y sangre soy.
Arena para el viento,
para sentirme algo
en cualquier lugar
de la tierra donde haya hambre
y oprimidos.

Arena para meterme
en los ojos de cualquier
verdugo loco de sangre.

Sangre soy.
Sangre deshecha, rota.

Sangre que se mezcla
con otras sangres derramadas
de hombres,
buscadores de nuestras locas
ansias de libertad
mil veces robada.

Sangre soy.
Sangre de aquel niño
muerto en solitario drama
del hambre, rodeado de ruidos
de metralla loca,
vendida por sapos capitalistas
para pagarse el champán
con una puta cualquiera.

Sangre voy arrastrando.
Sangre voy dejando, junto a ti
que has muerto pistola en mano.
Sangre junto a tí,
junto a todos los que
la libertad buscamos.


Vacío

Vacío es impotencia o la consecuencia del
fusilamientos de los cinco revolucionarios
antifascistas fusilados el 27 de septiembre
de 1975.

Hoy, yo como otros hombres
sé que nos sentimos igual.
Debajo de cien sótanos encarcelados
y con mil cadenas atadas.

Mi retorcida mente
busca razones posibles
que lleguen dando fuerza
en busca de la libertad
siempre tantas veces nuestras.

Ni el sol, ni la tierra,
ni el aire, nada existe
sino vacíos inmensos
en donde caminamos
sin pan, agua o aire
que alimente nuestra voluntad
de vivir.

La vida se la han llevado lejos,
los han matado.
Ya sólo pertenecemos
al viento
que nos trae recuerdos
de las balas manchadas de sangre
de las carnes jóvenes caídas,
en solitarios cementerios de España.



A George Jackson

(Joven revolucionario negro muerto en
la cárcel de San Quintín el sábado 21 de
agosto de 1971 después de llevar diez
años de cárcel. Era un pantera negra.)

George Jackson, negro joven,
criado en las calles
olvidadas de América.
Vagabundo de la noche,
educado entre prostitución
vicios y niños hambrientos.
Por eso lo primero que aprendiste
fue que robando se podía sobrevivir.
Sesenta dólares de robo,
diez años de cárcel
y después la muerte.
Pequeño botín
y suficiente para el capitalista
que busca justificación
para su criminal represión.

Día tras día, hasta llegar a diez años
… te hubiera sobrado tiempo!
si no te hubieras convertido
en revolucionario,
te imagino entre esos sucios barrotes.
Día tras día
en tu lento aprendizaje de vida.
Día tras día
sintiendo la revolución de tu mente
hasta llegar a la conciencia.
Te veo en ese perro
vagabundo corriendo en la noche
hasta llegar a producirse el cambio
que te hizo sentirte una pantera.
Pantera negra enjaulada.
Te veo enjaulado perseguido y herido
por los dementes cazadores de hombres.
Les diste miedo
hasta dentro de la cárcel
y que casi te conviertes
en esa Pantera Negra
que devuelve con su más violenta rabia
hacia ese asesino loco
que te llevó a prisión
la frustración mezclada
con la potencia revolucionaria
de 10 años de cárcel
quizás podamos encontrarla
el día de tu asesinato
pistola en mano
dentro de la prisión.
Casi se repiten hechos y frases
con la muerte de tu hermano
de tan solo 17 años
diciendo su única frase en libertad.
¡Ya es suficiente señores
ahora soy yo quien decide!
Quizás tus 10 años de frustración humana
queden resumidos al momento de tu muerte
haciendo tuya esa frase
en su máxima expresión.
“YA ES SUFICIENTE SEÑORES
AHORA SOY YO QUIEN DECIDE!



Tu amor se pierde

Te veo vivir entre una mezcla
de ilusión, esperanza y fantasía.
Hay momentos en que te veo nacer,
te veo salir de entre los ruidos,
la tristeza y la melancolía.
Son esos días
en que hablamos de cosas soñadas.

Entonces te conviertes en una niña
dando rienda suelta a la fantasía
de un amor que te gustaría tener.
Veo tus labios como un manantial
de agua viva que se pierde
entre hierros viejos y humedecidos,
dejando a un lado una flor seca
que hubiera podido vivir.

Están tus venas llenas de aliento,
llenas de amor.
¡No se acaba el agua no!
y sin embargo me pareces algo lejano,
impotente para calmar la sed,
se va, se va…
se pierde tu frescura
en esa mezcla de placer falso,
te miras y te contemplas,
yo también te miro y te siento,
pareces disfrutar
ante tus labios abiertos, mojados, sedientos,
impotentes ante lo que debiera ser.

Siento tus pechos palpitar,
llenos de sangre hirviente, viva,
mi sed se agudiza más.
Pienso y callo este absurdo imposible,
es más fuerte que tú.
Sé que darías tu cuerpo
hasta que naufragara mil veces,
hasta que desaparecieras
enterrada a besos.
Hoy podría haber sido,
pero alguien
o las cosas que no sabemos
lo impiden.
Sólo queda contemplarnos.
Mientras, se acaba la tarde,
la calle se vuelve sucia, melancólica.
Esta noche moriremos un poco más.


Inseguridad

Hojas frágiles de otoño
parecemos los hombres,
y la vida el viento
que juega con nosotros
hasta rompernos y hacernos
naufragar.

Así lejos de tí, amor,
me identifico.
Pisando barro me voy hundiendo lentamente
en el fango que es la muerte.
Voy de temporal en temporal
hasta encontrar tu vida
que me da vida.

Encontrarte a tí, quizás sea
la posibilidad de irme
lejos de todo sentido humano.
Mis labios puestos sobre los tuyos
me hacen encontrar sentido a la vida,
pues la sola presencia de tu cuerpo
tiene más fuerza
que cualquier viento violento
de la tierra.

Tu eres el viento de amor vivo,
eres ángel entre la muerte
dulce amor vivo
que traspasa mi cuerpo
llevándolo lejos de mi cárcel diaria.
Mil veces me llevas
a la libertad,
y a tener fuerzas de buscar
la libertad perdida
en tantos otros hombres.



Amor para vivir

¡Vacías se ven las calles de mi barrio!
Perdidas, dormidas están las esperanzas
del hombre que diariamente trabaja.
Algunos tan solo esperan
su encuentro con la muerte.
Arrastradas, perdidas y rotas
están las esperanzas de mi cuerpo,
que impotente camina
atado a las cadenas de una diaria prisión.
¡Un pájaro sigue volando alto!
es la libertad soñada.
Y en medio de todas las sucias calles
tu y yo.
Amor caminando entre barro y sangre.
Tu y yo, el miedo y la esperanza,
los cuatro caminamos juntos,
dentro de un tiempo que la historia prepara.
¡No me gusta ni el tiempo ni la historia!
yo sólo se que vivo y te amo
para desear vivir.
Y sin embargo mis oscuros pensamientos,
del hombre y la muerte de alguien
que habitaba junto a nosotros
me hace pensar en mi muerte temprana.
Yo te amo hasta no saber
donde termina mi cuerpo y donde
comienza el tuyo.
Sólo tu amor me lleva
a ese lugar en que parece
no existir ni el tiempo ni el espacio.
Pasión necesaria que desencadena mi vida.
Pero cada día se abren las puertas de la cárcel
Y entran hombres que esposados a ella
enterrarán su vida.
Así sobre un lugar tan extraño
camina nuestro amor.
¿Cuánto tiempo podremos sobrevivir?
Te amo, pero yo sé
que no he nacido en mi momento
y estoy sujeto a una vida violenta
espero tener momentos para amarte,
quererte, te querré siempre,
ámame todo el tiempo
que tu vida lo permita.
Te necesito.



Balas o lágrimas

Dedicada a Cipriano Martos, obrero
clandestino muerto en Reus en el anonimato

Amigo no me digas
que todo esto que pasa
son cosas de la vida.
Yo no quiero una vida
mezclada con tanta lágrima.
Hoy mismo creo
que las mías se han acabado
junto a un obrero
muerto dentro del hospital.

Allí se fue mi último llanto.
Sacado de un cuartel
de la guardia civil de Reus,
a los diez días muere
un obrero en un hospital.

¡No! No fue muerte natural.
Antes ya pasó
por manos de sus verdugos
para después morir solo.
Para morir en silencio, solo,
en una habitación cualquiera,
sin dejar que nadie lo viera.

Obrero revolucionario,
trabajador de la construcción.
Me parece, amigos,
que aquellos días
a muchos hombres
se le acabaron las lágrimas,
para que pudieran elegir
entre las balas o las lágrimas.

Son tantas veces que matan obreros
que se termina por tener que elegir
entre balas o lágrimas.
Lágrimas o balas,
¿con cual me quedo?
¡es ya tan tarde!
En el hospital solo, sin recibir a nadie
A muerto un obrero.
Sin nadie que le diga
nada, nada,
¡entendéis!

Balas o lágrimas
ya no puedo elegir,
es demasiado tarde
¡casi no quedan lágrimas!



Cuatro caballos muertos

Cuatro caballos muertos
caminan sobre la vida,
cuatro asesinos locos
llevan al hombre sólo a sufrirla.

Cuatro asesinos muertos
que matan el aire vivo,
matan las tierras, los huertos,
y quienes dejamos en el olvido.

Cuatro fieras por siempre ratas,
con ellos ni amor ni aliento.
Todo sabe a farsa muerta
y nuestra cárcel vivida dentro
pero aunque el aire no sea aire,
ni nosotros mismos seamos nosotros,
llevamos por dentro
una libertad homicida, loca,
que se refleja en nuestro rostro
con mil sonrisas
por cada muerto vuestro
aunque sea de lepra,
o caído por un barranco.

Cuatro caballos muertos
caminan sobre dinero,
cuatro caballos muertos
mantenidos con sangre e hierro.
Son asesinos locos
y seguiremos confiando
en sus palabras, en su justicia,
y nuestras muertes, poco a poco.
No hay término medio,
¡ellos o nosotros!



Hombre del trabajo

Confío en ese
hombre sencillo,
en ese ser humano
que nada sabe de nada
que sólo conoce el trabajo,
ese hombre que sólo está
para que lo manden,
que trabaja, suda y calla,
pero que le duele España.

Que llora y sangra
cuando la injusticia
le acompaña.
Confío y sé que se levantará
y dejará huella
marcada sobre aquellos
que cada día le roban
negándole el derecho de persona.


Hilos desechos

Caminando por una sucia calle
voy en busca
de no encontrar la desesperación.
La calle me parece un hondo barranco
en el cual caminamos por debajo del fango
tratando de no existir.
No me pertenece mi cuerpo
que poco a poco se va envolviendo
en una capa de barro
que te encadena a la tierra.
Una mezcla de sangre y prisiones
llenan mi vida.
Atrás se han quedado mis amigos
hablando de algo,
en donde los hombres estaban presentes,
todo me parecía un pasado ya lejano.
Se me terminaba el tiempo
sin ver donde empezaba la vida,
y allí te vi sentada en el suelo,
que eres tú misma.
Apareces con las carnes abiertas,
tengo que cambiar contigo
toda mi rabia de besos sangrantes.
Entre la prisión que existe
y la libertad que se busca
nada quisiera exigirte,
no me pidas nada
vive y haz que yo viva.
Tu casa me recuerda prisión
¡Quizás en otros tiempos!
a mi me hubiera gustado
enterarme contigo en el mismo ataúd
y morir los dos juntos
dentro de la ciudad muerta.
Se ha acabado hoy,
no me queda tiempo para amarte
no me pertenezco a mi mismo
¡ya tan solo camino!
¿Y tú que eres?
sino barro que intente librarse
dejando tus labios abiertos
junto a ti intento mezclarme
entre tu, el fango y el amor,
para hacer los tres una sola cosa,
pero las cadenas son más grandes
y poco a poco te vas escapando
hasta convertirte en hilos desechos
que buscan unirse en un vestido blanco.
Y yo entre el sueño y la vida
me quedo con el cuerpo roto
y mis manos rompen
el vacío dejado por tu cuerpo.





Jesús Llamas
Iluminaciones profanas
Dibujos (1978—1986)


«Uno cuenta sus pequeñas fábulas terrenas en pequeñitos trozos de papel. Hay que volver a estrechar el espacio, los movimientos de los dedos y la
mano bastan para expresarlo todo.»

— WOLS


“Nací en el año 1950 en Villanueva de Algaida, provincia de Málaga. Cuando tenía doce años mi familia emigró a Cataluña por las mismas razones que lo hicieron tantas otras familias obreras. No tenía conciencia de clase en este tiempo, pero ya no comprendía que hubiera miseria mientras otros tenían riqueza. Fui al colegio hasta los once años. Hace tiempo que escribo sin haber publicado nunca nada hasta el momento. Como otros tantos obreros y compañeros del barrio, fui detenido en 1970 por luchar contra la dictadura fascista.”

Este es el breve extracto biográfco que Jesús Muñoz Llamas escribió en el año 1977 a modo de presentación en una modesta publicación editada en Sabadell y que bajo el título De puerta en puerta recogía poemas de diversos autores que se presentaban como “poetas del pueblo”. Los quince poemas que seleccionó Llamas en aquella ocasión, y que se podrían fechar entre el 74 i el 77, ya destacaban por el uso de un lenguaje directo y sin retórica para canalizar una experiencia de rebelión y compromiso dentro del contexto político y social de aquel momento. De un año más tarde, 1978, son sus primeros dibujos que redireccionarán y amplifcarán este gesto poético inicial.

Fue la suya una vida restituida y sustentada entre la poesía, el dibujo y la pintura. Una vida vivida intensamente, comprometida y que oscilaba entre un deseo exultante y un soterrado desasosiego, con un inesperado formato que eligió y que finalizó cuando en 1990 fue hallado muerto en su pequeña casa del barrio de Ca n’Oriac en Sabadell. Tenía apenas cuarenta años.

Toda la obra de Jesús Llamas, tanto la poética como la pictórica, tiene su origen en un gesto vital, una pulsión como una necesidad de apoderarse del lenguaje como forma posible de confrontación que da sentido al vivir, una urgencia vital que en su caso no pasa por formas y aprendizajes normativos. Y cuando esto sucede, se hace visible una extrema y necesaria irreverencia para tomar la palabra y hacer oír la propia voz como una posibilidad de inserir el propio relato en el mundo.
En toda la obra de Llamas late esta fuerza vital como un acto de resistencia a la propia fnitud, pero también como una forma de resistencia contra la injusticia social y todas las formas políticas que generan desigualdad y privación de libertad. Es en este sentido que hay que situar su trabajo, en esta raíz de rebelión y transgresión, y alejarse de cualquier aproximación naif y ornamental que desactive su lenguaje en una mirada complaciente e inocua. Se hace necesario también situar su discurso fuera de cualquier forma de marginalidad periférica; sus dibujos son herramientas para la transformación social y emocional en un sentido amplio y no centrado en contextos específcos.

La interpelación que nos propone Llamas en todo su trabajo se ve permeada por una conciencia de clase, de lucha y de transformación política. Su trabajo es político en la medida en que su voz se constituye y toma sentido en una comunidad, con una fuerte voluntad de modifcarla fuera de cualquier actitud alienante. También hay que leer la sexualidad y el erotismo, tan presentes en su trabajo, como una forma política de disidencia y transgresión, de emancipación y libertad frente a cualquier forma de moralismo, pero sobre todo entendidos como metáfora de resistencia a toda clase de orden y constricción que cualquier forma represiva de estado representa. Así pues, será habitual en este sentido la constante y obsesiva representación en su obra de cuerpos sexuados que se abren y se disgregan, ingrávidos, en un espacio de juegos voluptuosos que también posibilitan una forma de vivir la propia libertad individual.


DIBUJAR: DEFINIR UN ESPACIO DE INTENSIFICACIÓN 
Y CONSTRICCIÓN

La recopilación de dibujos que conforma esta exposición en sis galeria, un espacio con el que Jesús Llamas ya mantuvo unos vínculos de proximidad en su práctica artística, se enmarcan en ocho años de trabajo (1978–1986), y coinciden con las de sus primeras obras fechadas. Estos primeros dibujos contrastarán con sus últimos trabajos (1987–1990), defnidos por gestos y formatos más amplios y con una clara vocación más pictórica.

Estos dibujos contenidos en pequeños formatos describen en esencia un estado singular de concentración. Más allá de su evocación narrativa, el dibujo evidencia la posibilidad de construir en sí mismo un espacio de intensifcación de experiencia.

Los dibujos de Llamas no reproducen nada visible sino que ellos mismos se constituyen como posibilidad y forma de visión.

La imagen surge sin especulaciones ni proyecciones predeterminadas, todo parece producirse a partir de un impulso irracional, sin arrepentimientos ni correcciones, similar a las formas orgánicas que como en la naturaleza nacen y se desarrollan sin un plan predeterminado, iniciando recorridos inciertos, describiendo un tiempo que parece replegarse en sí mismo.

Como aquellos autores del siglo X que en el silencio y la concentración de su práctica iluminaban maravillosas miniaturas en los manuscritos de la Edad Media, Llamas, dibujante nocturno, recluido en su pequeña habitación-taller, se sumerge en reducidas superfcies de papel que con gestos contenidos, casi imperceptibles, llena de signos capaces de generar microconstelaciones en un intenso y singular espacio simbólico. Una suerte de iluminación profana que Llamas ilumina en pequeños trozos de papel, haciendo visible una forma de sacralizar un deseo de experiencia en el vivir. Su práctica se puede interpretar, como el mismo Jesús Llamas manifestaba, simplemente como un gesto para sentirse vivo, pero también como una manera de trascender una vida que quiere ser restituida por una forma imposible de felicidad.

— Oriol Vilapuig


BREVE SÍNTESIS BIOGRÁFICA DE JESÚS LLAMAS (1950-1990)

1950 — Jesús Muñoz Llamas nace en Villanueva de Algaida provincia de Málaga, es el cuarto de seis hermanos.

Sus padres Cipriano Muñoz Morente y Valeria Llamas Porras son campesinos.

En 1936 su padre es nombrado Sargento de la República, finalizada la guerra es detenido tres meses en un campo de concentración.

1963 — Su familia emigra a Catalunya y se instalan en Sabadell. Los padres y los seis hermanos acceden a una pequeña vivienda de dos habitaciones en la Plana del pintor hasta que fnalmente en 1971 la familia se traslada a un piso en el barrio de Ca n’Oriach.

1970 — En estos primeros años en Catalunya Jesús accede a varios trabajos esporádicos.

1971 — Realiza el servicio militar en Sant Climent Sescebes donde conoce al pintor José Carmona que lo introduce en el dibujo y la pintura.

1973 — Participa activamente en actividades culturales y sociales del barrio de Ca n’Oriach.

Escribe algunas obras teatrales para asociaciones del barrio de la Planada del pintor.

Su anterior fliación a la CNT y su activismo tendrán consecuencias políticas hasta el punto de ser detenido e internado unos días en la cárcel modelo de Barcelona.

1974 — Se intensifcan los escritos y aparecen los primeros poemas bajo la infuencia del poeta republicano Miguel Hernández.

1978 — Primeros dibujos fechados que redimensionarán y amplifcarán la primera vocación poética.

1979 — Primeras exposiciones donde muestra sus dibujos en diferentes espacios de Sabadell. La singularidad e intensidad de sus trabajos le dan un lugar en el contexto artístico local participando y compartiendo proyectos expositivos y editoriales.

1981 — La amistad con Manuel Duque le anima a continuar con el dibujo y la pintura.

Gracias a este será invitado a participar en la exposición Le Dessin en la Galería Breteau de París junto a autores como Picasso, Miró o Warhol, entre otros.

Entre los años 1982 y 1989 participa en diversas exposiciones locales en galerías y bares de la ciudad de Sabadell y Barcelona. Las escasas ventas de sus trabajos no disipan las difcultades económicas.

1990 — Realiza su última exposición en la Academia de Bellas Artes de Sabadell mostrando pinturas de gran formato y de una clara factura más pictórica.

1990 — Es encontrado muerto en su casa de Ca n’Oriac de Sabadell.

Organizada por amigos y admiradores de su trabajo, su barrio de adopción, Ca n’Oriac, acoge una exposición homenaje.

2001 — La Aliança Francesa de Sabadell realiza una muestra con una selección de dibujos y pinturas de Jesús Llamas.

2016 — Veintiséis años después de su muerte, SIS galeria revisa la obra sobre papel realizada entre 1978 a 1986.





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